jueves, 3 de diciembre de 2009

MIS POETAS FAVORITOS... Amado Nervo


Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, conocido como Amado Nervo, nace en Tepic, Nayarit (México), el 27 de agosto de 1870. Su vida estuvo signada por la tragedia. Su padre muere en 1879, posteriormente se suicida su hermano Luis, y también desaparece Ana Cecilia, su gran amor, en 1912.
Estudia Ciencias, Filosofía y Teología. En México, donde reside a partir de 1894, funda una revista de renovación artística, “Revista azul”, junto a Manuel Gutiérrez Nájera.
En 1896, aparece su primera obra, “El bachiller”, con rasgos naturalistas. En 1898, aparece la “Revista moderna”, en colaboración con Jesús Valenzuela. El mismo año se conocen “Perlas negras” y “Místicas”, poemas modernistas. Este último estilo se refuerza con el contacto con Rubén Darío y Leopoldo Lugones, con quienes inicia una estrecha vinculación, durante su viaje a París, realizado como corresponsal del diario “El Mundo”, a la Exposición Universal. Publica en esa época un libro de poesías: “El éxodo y las flores del camino” (1902). Allí conoce a quien sería la musa de los poemas contenidos en “La amada inmóvil”, publicados en 1922, luego de su muerte. Esa mujer a la que ama para siempre es Ana Cecilia Luisa Daillez. Al volver a México trabaja como docente de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria. Ingresa en 1905, en el mundo diplomático, como Secretario de la Embajada de México en Madrid. Su carrera se suspende entre 1914 y 1918, a causa de la revolución, para retomar en ese último año, como Ministro Plenipotenciario en Argentina y Uruguay, cargo que ocupa hasta su muerte, acaecida en Montevideo, el 24 de mayo de 1919. Posteriormente, sus restos son trasladados a México, donde descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
Trata en sus obras de Dios, al que busca con desesperación obsesiva, estableciendo con la naturaleza una relación mística. Sus obras de neto tinte religioso son: “Los jardines interiores” (1905), “En voz baja” (1909), “Serenidad” (1914), “Elevación” (1917) y “Plenitud” (1918). Publica también ensayos, como “Juana de Asbaje” (1910), en homenaje a la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, y “Mil filosofías” (1912). Entre sus prosas figuran “Almas que pasan” (1906) y “Ellos”.