martes, 29 de junio de 2010

"ROBADME EL ALMA", Mayte Dalianegra

Llevaos ya todos estos versos,
como quien expolia la labrada
piedra de un sagrado panteón,

que moran en ellos universos,
y no quedará más que la nada
cuando la luz haga su apagón.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Arched doorway” (Arqueada en la entrada), Mara Light

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"DESHOJACIÓN SAGRADA". César Vallejo.

¡Luna! ¡Corona de una testa inmensa,
que te vas deshojando en sombras gualdas!
¡Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!

¡Luna! Alocado corazón celeste
¿por qué bogas así, dentro de copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?

¡Luna! Y a fuerza de volar en vano,
te holocaustas en ópalos dispersos:
¡tú eres tal vez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...

César Vallejo.

Pintura: "Phoenix Moon", (Luna Fénix), 2009, Colette Calascione.

lunes, 28 de junio de 2010

"ORILLA", Pedro Salinas.

Si no fuera por la rosa
frágil, de espuma, blanquísima,
que él, a lo lejos se inventa,
¿quién me iba a decir a mí
que se le movía el pecho
de respirar, que está vivo,
que tiene un ímpetu dentro,
que quiere la tierra entera,
azul, quieto, mar de julio?

Pedro Salinas.

Pintura: "Actaea, the nymph of the shore", (Actaea, la ninfa de la orilla), 1868, Lord Frederic Leighton, National Gallery of Canada.

domingo, 27 de junio de 2010

"CÍÑETE A MÍ", Walt Whitman

Cíñete a mí, noche del seno desnudo; ¡cíñete a mí,
noche ardiente y nutricia!
Noche de vientos del Sur, noche de grandes y pocos luceros,
tú, que en la paz cabeceas, loca, desnuda noche de estío.
Voluptuosa sonríe, ¡oh, tierra de fresco aliento !
Tierra de árboles adormilados y líquidos,
tierra ya sin luz del ocaso, tierra de montes con cumbre de niebla,
tierra donde derrama cristales el plenilunio azulado,
tierra con manchas de luz y de sombra en las aguas del río,
tierra de límpido gris y de nubes que para mí son
más vivas y claras,
tierra de abrazo anchuroso, tierra ataviada con flor de manzano
sonríe ya, que tu amante se acerca.

(Walt Whitman)

Traducción de Màrie Manent

Pintura: "La noche estrellada", 1889, Vincent Willem van Gogh. Museo de Arte Moderno de Nueva York

"ODA A AFRODITA", Safo de Lesbos


¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
   inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
   augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
   perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
   dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
   a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
   preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
   qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
   y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
   Si te rehúye, pronto te ha de buscar;
   si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.
¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
   ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.

(Safo de Lesbos)

Pintura: "Venus y Adonis" (1590), Paolo Cagliari, il Veronese, Museo del Prado, Madrid

sábado, 26 de junio de 2010

"NO VENDRÁ OCTUBRE", Mayte Dalianegra


No vendrá octubre,
con el oro bruñido de su hojarasca seca,
a almibarar nuestras bocas
sedientas de pasión y de azucenas.

No vendrá con sus alas de paloma torcaz
trayéndome tu presencia,
ni el veintiuno de septiembre
me dejará otro regalo
que no sea el de tu ausencia.

No habrá más abriles,
ni  floridos mayos,
ni primaveras ni veranos
caldeados con tu existencia.

No volarán las tórtolas en los campos
ni las cigüeñas anidarán en los tejados.

Tan sólo un frío gris,
oscuro y sucio,
se instalará a ultranza
en ese hueco infinito
que me dejas.
Un invierno inhóspito,
habitado solo
por el amargo hielo de la desesperanza.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Hommage a Nepharene" (Homenaje a Nepharene),  1993, Etienne  Sándorfi (Sándorfi Itsván)
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"MUJER Y GATA", Paul Verlaine.

La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.

¡Cómo supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,
un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón… y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!

Paul Verlaine.

Traducción de Guillermo Valencia.

Pintura: "Sleeper", (Durmiente), Colette Calascione.

jueves, 24 de junio de 2010

"TIEMPO DEL AMOR", José Luis Cano.

En el amor el tiempo es como un pájaro
aleteante, estremecido, trágico.

Parece detenerse en nuestros brazos,
jadear dulcemente en nuestros labios.

Y fluye tierno como el valle verde
por un secreto afán de vida breve.

Su vuelo cesa bajo el beso largo,
tensas las alas, dulce y hechizado.

Y cuando el beso acaba hay en su luz
un brillo de asombrada juventud.

Ahora acecha cautivo de los labios
el lento desunirse, desmayados.

Ahora yace, quemadas ya las alas,
mientras ávidamente se desangre.

En el amor el tiempo es como un pájaro
aleteante, estremecido, trágico.

José Luis Cano.

Ilustración: Vincent Bakkum.

"TIEMPO DE TERNURA", José Luis Cano.

Como la playa en soledad, más pura
luce su desnudez, y como el pájaro
más melodioso vuela si más solo,
así este paraíso de ternura
no pide verso para ser cantado.

Su alentar, en su mundo de penumbra
-tibio interior en soledad amante-
deja su llama, y extasiado sueña
su luz, su vuelo entre caricias quietas.

Aquí halla el alma su razón de vida,
su lentísimo éxtasis la carne,
y el incorpóreo tacto besa mudo
la rosa inmóvil de la piel tranquila.

Ignorada ternura. A los amantes
hace más puros, casi transparentes.
¿Son el sueño de un Dios? Son melodía
callada del amor. Son quieta lumbre.

José Luis Cano.

Ilustración: Vincent Bakkum.

sábado, 19 de junio de 2010

"POEMA XX", Pablo Neruda


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

Pintura de Aaron Nagel

viernes, 18 de junio de 2010

"ELEGÍA", Rafael Alberti


Las cochinillas de humedad,
las mariquitas de San Antón,
también vagaba la lombriz
y patinaba el caracol.

Infancia mía en el jardín;

¡Reina de la jardinería!
El garbanzo asomaba su nariz
y el alpiste en la jaula se moría.

Infancia mía en el jardín:

La planta de los suspiros
el aire la deshacía.

(Rafael Alberti)

Pintura: "El mago", Joanna Sierko Filipowska

MIS POETAS FAVORITOS... José Saramago.

José Saramago, (Azinhaga, Portugal, 1922, Lanzarote, 2010). Antes de responder a la llamada de la literatura trabajó en diversos oficios, desde cerrajero o mecánico, hasta editor. En 1947 publicó su primera novela, "Tierra de pecado", reeditada en Portugal, coincidiendo con los cincuenta años de su aparición. Pese a las críticas estimulantes que entonces recibió, el autor decidió permanecer sin publicar más de veinte años porque, como más tarde afirmó «quizá no tenía nada que decir». Sin embargo, a finales de los sesenta se presentó con dos libros de poemas: "Os poemas possiveis" y "Provavelmente alegría" (parte de un ciclo que completaría en 1975 con "O ano de 1993"). 

Puede que la demorada publicación de sus textos sea el motivo por el que numerosos críticos lo consideran un «autor tardío». Y quizá sea cierto, aunque ello en modo alguno vaya en contra de una cuestión mucho más importante: Saramago era dueño de un mundo propio, minuciosamente creado, libro a  libro, y su obra lleva muchos años situándolo en el primer plano literario de su país. Ya sus primeras publicaciones en prosa -"Manual de pintura y caligrafía" (1977) y "Alzado del suelo" (1980),- lo acreditan como un autor de indiscutible originalidad, por su controvertida visión de la historia y de la cultura. 

 No obstante, la celebridad y el reconocimiento a escala internacional le llegan con la aparición en 1982 de su ya legendaria novela "Memorial del convento", a la que siguió "El año de la muerte de Ricardo Reis". En esta última, su precisa y sentimental indagación del universo de Fernando Pessoa -a través de uno de sus heterónimos- se convierte casi de inmediato en una obra «de culto», que cruza todas las fronteras. El trabajo narrativo de José Saramago goza desde entonces de una admiración sin límites, que cada nuevo título va confirmando: "La balsa de piedra" (1986), "Historia del cerco de Lisboa" (1989), "El evangelio según Jesucristo" (1991), "Casi un objeto" (1994), "Viaje a Portugal" (1995) o "Ensayo sobre la ceguera" (1996). Todos estos textos -que suscitan tantos elogios como reñidos debates- consagran a José Saramago como una de las principales figuras de la literatura de este siglo. 

Distinguido por su labor con numerosos galardones y doctorados honoris causa (por las Universidades de Turín, Sevilla, Manchester, Castilla-La Mancha y Brasilia), José Saramago logró compaginar sus viajes y su labor literaria con su amor a Lisboa y sus estancias en Lanzarote, lugares en los que residió alternativamente y donde llevó adelante su búsqueda artística de todo aquello que la historia no recoge, sustrayéndolo al conocimiento del hombre. Algo que señaló con justificada reiteración en "Cuadernos de Lanzarote", verdadera autobiografía espiritual donde Saramago subrayó las líneas maestras que guíaban su escritura.  

Ha recibido el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de lengua portuguesa.  

Una de sus novelas, "Todos los nombres", ha figurado en las listas de los libros más vendidos desde su publicación en enero de 1998. Tras ella vendrían "El viaje del elefante", (2008)  y "Caín", (2009).

El gran literato luso falleció en su casa de Lanzarote, a los 87 años de edad, el 18 de junio del 2010. Sus restos descansan ahora en Lisboa, pero su  legado literario evocará su memoria a través del tiempo.

miércoles, 16 de junio de 2010

"EN EL MAR DE AFRODITA", Mayte Dalianegra


Cae la noche
en el mar de Afrodita.
Ares desea.

(Mayte Llera, Dalianegra)


Pintura: “Reina rosa”, Soledad Fernández

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martes, 15 de junio de 2010

"AMOR ETERNO", Gustavo Adolfo Becquer.

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

Gustavo Adolfo Becquer.

Pintura:"Le Billet", (La tarjeta), 1883, Auguste Toulmouche.

"TEMA DE ELVIRA MADIGAN", Wolfgang Amadeus Mozart.

El "Concierto para piano Nº 21 en Do Mayor, K 467", compuesto por el músico más prolífico y genial de la historia, Wolfgang Amadeus Mozart, en 1785, se compone de tres movimientos; el segundo de ellos, un "Andante en Fa Mayor", se divide, a su vez, en otras tres partes, comenzando en clave de Fa menor mayor, continuando en Fa mayor y concluyendo, sucesivamente, en La bemol mayor y Fa menor y mayor. 

Este "Andante" fue, anacrónicamente, retitulado como el "Tema de Elvira Madigan", debido a que fue utilizado como tema central de la banda sonora de una película sueca del año 1967 titulada "Elvira Madigan", del director Bo Widerberg y donde se narra una trágica historia de amor.

Os dejo con esta melodía arrebatadoramente romántica que no podrá jamás sucumbir al paso del tiempo...

lunes, 14 de junio de 2010

"ROMANCE SONÁMBULO", Federico García Lorca.

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.


Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser, con
las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna por
donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde cama, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Federico García Lorca.

Pintura: "Mina", 2009, Kiéra Malone.

"ROMANCE SONÁMBULO", Ana Belén y Manzanita.

El poema más célebre del "Romancero Gitano" de Federico García Lorca, el "Romance sonámbulo", fue musicalizado e interpretado por multitud de cantantes, desde el dúo "Lole y Manuel", allá en los años 70 del pasado siglo, hasta el "triunfito" Manuel Carrasco, pasando por Ana Belén y Manzanita, versión que ofrece el vídeo que se adjunta.

domingo, 13 de junio de 2010

"POEMA XVII - ES RUBIA: EL CABELLO SUELTO", José Martí


Es rubia: el cabello suelto
da más luz al ojo moro:
voy, desde entonces, envuelto
en un torbellino de oro.

La abeja estival que zumba
más ágil por la flor nueva,
no dice, como antes, «tumba»:
«Eva» dice: todo es «Eva».

Bajo, en lo oscuro, al temido
raudal de la catarata:
¡y brilla el iris, tendido
sobre las hojas de plata!

Miro, ceñudo, la agreste
pompa del monte irritado:
¡y en el alma azul celeste
brota un jacinto rosado!

Voy, por el bosque, a paseo
a la laguna vecina:
y entre las ramas la veo,
y por el agua camina.

La serpiente del jardín
silba, escupe, y se resbala
por su agujero: el clarín
me tiende, trinando, el ala.

¡Arpa soy, salterio soy
donde vibra el Universo:
vengo del sol, y al sol voy:
soy el amor: soy el verso!

(José Martí) 

Pintura: "Take the fair face of woman" (Toma el hermoso rostro de mujer), Sophie Anderson (1823 - 1903)

"ES RUBIA, EL CABELLO SUELTO", Pablo Milanés

En 1973, Pablo Milanés, uno de los fundadores de la Nueva Trova Cubana, grabó este tema con letra del poeta decimonónico, también cubano, José Martí. "Es rubia, el cabello suelto", fue uno de los sencillos de su primer álbum, "Versos Sencillos de José Martí", y una de las canciones que le hicieran famoso a nivel internacional. 

Desde aquí deseo rendir un humilde homenaje a tan insigne cantautor y a tan insigne poeta. Ambos trabajaron firmemente en el intento de conseguir un mundo mejor.

sábado, 12 de junio de 2010

"SU NOMBRE", Mayte Dalianegra

A mi amado Rafael

Su nombre dormía
entre las paredes de su corazón
como duerme el fruto
en el cáliz de la flor.

Una mañana abrió los párpados
y pudo dibujar sus sílabas
en el horizonte.

Le pareció conocer ese nombre
desde mucho tiempo atrás,
le pareció que no le era ajeno ni extraño,
le pareció que se pronunciaba
permitiendo que entrase una bocanada de aire
y consintiendo que saliese el mismo aire,
vibrante y caliente,
a través del anillo de sus labios.

Se atrevió a intentar articularlo
con la voz madura del azúcar.
Lo vocalizó pausadamente, deteniéndose
en su inicio y en su culmen,
acariciando la liviandad de sus alas.
Después lloró.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Crisálidas", Ricardo Celma

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viernes, 11 de junio de 2010

"SONETO PARA UN AMANTE", Mayte Dalianegra

Tu nombre, como el de un dios poderoso,
alzo a lo celestial de las estrellas,
que atraviesan veloces, cual centellas,
un firmamento de orden riguroso.

Tu efigie, de contorno voluptuoso,
que exhibes sin dejar apenas huellas,
es adorada por cuantas doncellas
se acercan  con afán  libidinoso.

Te amaré, lujuriosa, con deseo,
mientras sean eternos los eones,
llevando esta pasión al apogeo

Te colmaré de cuantas atenciones
anheles para ser, sin parpadeo,
mi empeño les pondré, mis ilusiones.

Mayte Dalianegra.

Dibujo: “Desnudo masculino”, 2001, Elia Verano.
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lunes, 7 de junio de 2010

"ME DIJO UN ALBA DE LA PRIMAVERA", Antonio Machado.

Me dijo un alba de la primavera:
—Yo florecí en tu corazón sombrío
ha muchos años, caminante viejo
que no cortas las flores del camino.

Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda
el viejo aroma de mis viejos lirios?
¿Perfuman aún mis rosas la alba frente
del hada de tu sueño adamantino?

Respondí a la mañana:
—Sólo tienen cristal los sueños míos.
Yo no conozco el hada de mis sueños,
ni sé si está mi corazón florido.

Pero si aguardas la mañana pura
que ha de romper el vaso cristalino,
quizás el hada te dará tus rosas;
mí corazòn, tus lirios.

Antonio Machado.

Pintura: "Valley of flowers", (Valle de flores), 1897, Arthur Herbert Buckland.

domingo, 6 de junio de 2010

"VIVIR SIN AIRE", Maná.

La banda mexicana de pop rock latino "Maná", que en lengua polinesia significa "energía positiva", liderada por Fher (José Fernando) Olvera como vocalista, con Juan Diego Calleros como bajista, Sergio Vallín como guitarrista y el batería Álex González, grabaron en 1992 este single, "Vivir sin Aire", que fue el corte número cuatro de su álbum de estudio "Dónde jugarán los niños". Hace unos días me regalaron esta canción y ahora deseo compartirla con todos vosotros, para traeros a la memoria un buen tema de los que siempre agrada recordar.

sábado, 5 de junio de 2010

"A SANGRE Y FUEGO", Mayte Dalianegra




A sangre y fuego tatuadas
llevo en este corazón,
como espinas ensartadas,
vibrantes a la sazón,
las seis letras de tu nombre,
esculpidas con tesón.

(Mayte Dalianegra)

Pintura de Bart  Rouwenhorst

viernes, 4 de junio de 2010

"VIVO", Mayte Dalianegra


Vivo en la cavidad acuosa de tu boca
—en esa vega fértil donde cultivas besos 
con sabor a vino tinto y cerezas—,
en el tono de tu voz y
en el acento grave y especiado de tus susurros.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Draped back”, 2005, Mara Light
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jueves, 3 de junio de 2010

"MIS OJOS Y MIS LABIOS", Mayte Dalianegra


Qué ceguera enturbió mis ojos
hasta quemarlos, 
hasta dejarlos rebosantes tras su deshielo;
pero esa agua no rebajará el recio sabor de tu vino,
que guía mis labios como las estrellas guían, 
año tras año, el reencuentro con la primavera.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Ask me no more” (No me preguntes más), 1906, Lawrence Alma -Tadema

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"DESAMOR", Mayte Dalianegra

Llegas 
con la mirada despojada de brillo,
con la mortaja muda de tu miseria,
a quemar la cosecha  
que sembraron mis manos.

(Mayte Dalianegra)

Dibujo: “Desnudo de hombre”, 2003, Elia Verano
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MIS POETAS FAVORITOS... Walt Whitman

Walt Whitman, (West Hills, EE UU, 1819 - Camden, id., 1892). Poeta estadounidense. Hijo de madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve vástagos de una familia con escasos recursos económicos. Pasó sólo ocasionalmente por la escuela y pronto tuvo que empezar a trabajar, primero, y a pesar de su escasa formación académica, como maestro itinerante, y más tarde en una imprenta.

Allí se despertó su afición por el periodismo, interés que le llevó a trabajar en varios diarios y revistas neoyorquinos. Nombrado director del Brooklyn Eagle en 1846, permaneció en el cargo sólo dos años debido a su disconformidad con la línea abiertamente proesclavista defendida por el periódico. Su afición por la ópera (género que influyó enormemente en su obra poética) le permitió coincidir en una noche de estreno con un dirigente del periódico de Nueva Orleans Crescent, quien lo convenció para que dejara Nueva York y aceptase una oferta para trabajar en el diario.

Durante el viaje hacia al Sur, que emprendió en 1848, tuvo la oportunidad de contemplar una realidad, la de provincias, para él totalmente desconocida y que, en definitiva, sería decisiva para su carrera futura. Por todo este conjunto de experiencias, cuando regresó a Nueva York, unos meses después, abandonó el periodismo y se entregó por completo a la escritura.

La primera edición de su gran obra, sin embargo, no vio la luz hasta 1855. Esta primera edición de Hojas de hierba (Leaves of grass) (habría otras ocho en vida del poeta) constaba de doce poemas, todos ellos sin título, y fue el propio Whitman quien se encargó de editarla y de llevarla a la imprenta. De los mil ejemplares de la tirada, Whitman vendió pocos y regaló la mayoría, uno de ellos a Ralph Waldo Emerson, importante figura de la escena literaria estadounidense y su primer admirador. Su crítica, muy positiva, motivó a Whitman para seguir escribiendo, a pesar de su ruinosa situación económica y de la nula repercusión que, en general, habían tenido sus poemas.

 Al año siguiente apareció la segunda edición y, cuatro años más tarde, la tercera, que amplió con un poema de presentación y otro de despedida. La noticia de que su hermano George había sido herido, al comienzo de la Guerra Civil, le impulsó a abandonar Nueva York para ir a verle a Fredericksburg. Más tarde se trasladó a Washington D.C. donde, apesadumbrado por el sufrimiento de los soldados heridos, trabajó voluntariamente como ayudante de enfermería. Tras el fin de la contienda, se estableció en Washington, donde trabajó para la Administración. Allí publicó varios ensayos de contenido político, en los cuales defendía los ideales democráticos, pero rechazaba el materialismo que, a su juicio, impregnaba la vida y las aspiraciones de la sociedad estadounidense.

Aquejado de varias enfermedades, en 1873 se vio obligado a abandonar Washington y trasladarse a Camden, en Nueva Jersey, donde permaneció hasta su muerte. Dedicó los últimos años de su vida a revisar su obra poética, y a escribir nuevos poemas que fue incluyendo en las sucesivas ediciones de Hojas de hierba.

Whitman fue el primer poeta que experimentó las posibilidades del verso libre, sirviéndose para ello de un lenguaje sencillo y cercano a la prosa, a la vez que creaba una nueva mitología para la joven nación estadounidense, según los postulados del americanismo emergente. El individualismo, los relatos de sus propias experiencias, un tratamiento revolucionario del impulso erótico y la creencia en los valores universales de la democracia son los rasgos novedosos de su poética; en línea con el romanticismo del momento, propuso en su poesía una comunión entre los hombres y la naturaleza de signo cercano al panteísmo. Tanto por sus temas como por la forma, la poesía de Whitman se alejaba de todo cuanto se entendía habitualmente por poético, aunque supo crear con los nuevos materiales momentos de hondo lirismo.

miércoles, 2 de junio de 2010

"FIGULINAS", Manuel Machado.

¡Qué bonita es la princesa!
¡qué traviesa!
¡qué bonita
la princesa pequeñita
de los cuadros de Watteau!
Yo la miro, ¡yo la admiro,
yo la adoro!
Si suspira, yo suspiro;
si ella llora, también lloro;
si ella ríe, río yo.
Cuando alegre la contemplo,
como ahora, me sonríe,
...y otras veces su mirada
en los aires se deslíe
pensativa.
¡Si parece que está viva
la princesa de Watteau!
Al pasar la vista, hiere,
elegante,
y ha de amarla quien la viere.
...Yo adivino en su semblante
que ella goza, goza y quiere,
vive y ama, sufre y muere...
como yo.

Manuel Machado.

Pintura: "Ophelia", (Ofelia), Jules Joseph Lefebvre, (1836-1911).

"ROMANCE DE AQUEL HIJO QUE NO TUVE CONTIGO", Rafael de León

Hubiera podido ser
hermoso como un jacinto
con tus ojos y tu boca
y tu piel color de trigo,
pero con un corazón
grande y loco como el mío.
Hubiera podido ir,
las tardes de los domingos,
de mi mano y de la tuya,
con su traje de marino,
luciendo un ancla en el brazo
y en la gorra un nombre antiguo.
Hubiera salido a ti
en lo dulce y en lo vivo,
en lo abierto de la risa
y en lo claro del instinto,
y a mí... tal vez que saliera
en lo triste y en lo lírico,
y en esta torpe manera
de verlo todo distinto.
¡Ay, qué cuarto con juguetes,
amor, hubiera tenido!
Tres caballos, dos espadas,
un carro verde de pino,
un tren con cuatro estaciones,
un barco, un pájaro, un nido,
y cien soldados de plomo,
de plata y oro vestidos.
¡Ay, qué cuarto con juguetes,
amor, hubiera tenido!
¿Te acuerdas de aquella tarde,
bajo el verde de los pinos,
que me dijiste: -- ¡Qué gloria
cuando tengamos un hijo! ?
Y temblaba tu cintura
como un palomo cautivo,
y nueve lunas de sombra
brillaban en tu delirio.
Yo te escuchaba, distante,
entre mis versos perdido,
pero sentí por la espalda
correr un escalofrío...
Y repetí como un eco:
"¡Cuando tengamos un hijo!..."
Tú, entre sueños, ya cantabas
nanas de sierra y tomillo,
e ibas lavando pañales
por las orillas de un río.
Yo, arquitecto de ilusiones
levantaba un equilibrio
una torre de esperanzas
con un balcón de suspiros.
¡Ay, qué gloria, amor, qué gloria
cuando tengamos un hijo!
En tu cómoda de cedro
nuestro ajuar se quedó frío,
entre azucena y manzana,
entre romero y membrillo.
¡Qué pálidos los encajes,
qué sin gracia los vestidos,
qué sin olor los pañuelos
y qué sin sangre el cariño!
Tu velo blanco de novia,
por tu olvido y por mi olvido,
fue un camino de Santiago,
doloroso y amarillo.
Tú te has casado con otro,
yo con otra hice lo mismo;
juramentos y palabras
están secos y marchitos
en un antiguo almanaque
sin sábados ni domingos.
Ahora bajas al paseo,
rodeada de tus hijos,
dando el brazo a... la levita
que se pone tu marido.
Te llaman doña Manuela,
llevas guantes y abanico,
y tres papadas te cortan
en la garganta el suspiro.
Nos saludamos de lejos,
como dos desconocidos;
tu marido sube y baja
la chistera; yo me inclino,
y tú sonríes sin gana,
de un modo triste y ridículo.
Pero yo no me doy cuenta
de que hemos envejecido,
porque te sigo queriendo
igual o más que al principio.
Y te veo como entonces,
con tu cintura de lirio,
un jazmín entre los dientes,
de color como el del trigo
y aquella voz que decía:
"¡Cuando tengamos un hijo!..."
Y en esas tardes de lluvia,
cuando mueves los bolillos,
y yo paso por tu calle
con mi pena y con mi libro
dices, temblando, entre dientes,
arropada en los visillos:
"¡Ay, si yo con ese hombre
hubiera tenido un hijo!..."

(Rafael de León)

Pintura: "Family from antiquity" (Familia de la Antigüedad), 1860, William Adolphe Bouguereau

martes, 1 de junio de 2010

MIS POETAS FAVORITOS... Manuel Machado.

Manuel Machado, (1874 - 1947), nació en Sevilla, el 29 de agosto de 1874. Era hijo del folclorista sevillano Antonio Machado Álvarez y de Ana Ruiz. Su hermano, Antonio, también se destacaría en el mundo literario.

De su padre heredó el amor a lo auténtico del carácter popular andaluz. También su infancia debió transcurrir, como versa su hermano Antonio, en un patio de Sevilla, en donde habría un alegre huerto con, al menos, un limonero, en el seno del Palacio de las Dueñas, en donde su padre trabajaba como administrador de la ilustre casa ducal de Alba.

Cuando Manuel tenía 9 años, su familia se trasladó a Madrid, donde cursó sus estudios y obtuvo el título de Licenciado en Filosofía y Letras.

A partir de esos años, la familia Machado volvería a Sevilla en muy escasas ocasiones pero lo sevillano y lo andaluz siempre fue para él una referencia viva, aunque distante, por la nostalgia y el amor que derramaban sus padres hacia la tierra que les vio nacer.

En Madrid, el joven Manuel empieza a dar a conocer sus primeras poesías.

Fue Director de la Hemeroteca y del Museo Municipal. Como periodista fundó varias revistas literarias y colaboró en diarios de la época, de América y Europa. Fue traductor en París a partir de 1899. Se casó en 1910.

En 1938, se lo designó miembro de la Real Academia Española, luego de dedicarle poemas al General Franco, como “Al sable del caudillo”. Esto le valió a Manuel el reconocimiento y el salvoconducto para poder vivir dentro de un régimen que exterminó y arrojó al exilio a tantos poetas, literatos e intelectuales de mucha valía, entre ellos su propio hermano. Cuentan sus biógrafos, que poco tiempo después de publicada, sintió Manuel un gran arrepentimiento por escribir y publicar la fatal poesía, máxime cuando se enteró de la muerte de su madre y hermano, en el obligado exilio francés.

"Un buen poeta menor" decía la crítica de Manuel Machado. Aunque Borges contestó así, con exquisita vehemencia, a un crítico español en Madrid: “¿Dice usted Antonio Machado? ¡No sabía que Manuel tenía un hermano!».

Manuel y Antonio, dos poetas hermanos que despuntaban en aquel Madrid de principios del siglo XX, ambos llegaron a colaborar en la creación teatral, siempre impregnada de situaciones que recordaban al típico ambiente andaluz. La obra cumbre de la creación teatral de los hermanos Machado, es sin duda, «La Lola se va a los Puertos» de la cual se han hecho un par de versiones cinematográficas. Otras obras teatrales en cooperación fraternal fueron «La duquesa de Benamejí» ; «La prima Fernanda» ; «Juan de Mañara»; «Las adelfas»; «El hombre que murió en la guerra»; «Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel». Después los dos hermanos poetas se encaminan por senderos separados que les conducen, hacia el final de sus vidas, a abrazar los dos diferentes bandos en los que desembocó España por culpa de la guerra civil. Manuel y Antonio, a pesar de recorrer caminos separados en la creación poética, siempre conservaron un paralelismo en sus obras, que cualquiera que las observe con algún detenimiento, descubrirá en cada una de ellas, algunos retazos o matices que delatan la fuente común de la que bebieron y vivieron.

Tiene Manuel Machado una poesía titulada «Adelfos» que bien pudiera llevar el subtítulo de "Autobiografía". Se trata de una de las más bellas autobiografías poéticas de la literatura española; en ella, el poeta describe con bellos florilegios, una argumentación muy paralela a la contenida en la poesía «Retrato» de su hermano Antonio. Ambas poesías están construidas de versos alejandrinos; ambas poesías se componen de serventesios, -nueve serventesios la de Antonio, uno menos la de Manuel; y ambas poesías describen con maestría inigualable, las autobiografías poéticas respectivas.

También tiene Manuel otro paralelismo asombroso, en relación con una bella poesía titulada «La saeta». Quizá, «La saeta» más conocida, la que puso música el cantautor J.M: Serrat, es la poesía de Antonio Machado. Pero no menos bella, aunque sí menos difundida es «La saeta» de Manuel Machado. Estos asombrosos paralelismos que se pueden detectar en los dos hermanos Machado, no desmerecen en nada, la calidad poética de cada uno. De todo ello hay que desterrar toda vaga sospecha de plagio y centrarnos en la idea de unos orígenes, vivencias y estilos, lógicamente muy comunes. Después, la vida, con sus avatares, hizo que quedaran sus destinos muy separados, por culpa de las ideologías o del simple azar. De toda guerra civil, siempre se dice que es una lucha entre hermanos, y en el caso de estos dos poetas, no puede ser la frase de mayor literalidad.

La abulia entra en el cuadro de sus rasgos espirituales: ese “Hubiera podido ser”…tan fluctuante, es una expresión muy real de su personalidad. Lo torero, a lo que los críticos llaman “andalucismo”, llega en sus composiciones a una perfección espontánea, musical y realista.

Llegó a ser un magnífico retratista. Con insuperada plasticidad, logró en el verso pinturas y retratos de mano maestra.

Sus raíces modernistas, expuestas en “Alma” (1900), comienzan a desvirtuarse en su obra “ Alma, museo y cantares” publicada en 1907, donde utiliza un lenguaje coloquial, que profundizó en sus obras posteriores. “El mal poema” de 1909, “Cante hondo” (1912) “Canciones dedicatorias (1915), “Caprichos”, “Trofeos”, “Phoenix” (1936), “Museo” y “El amor y la muerte”.

El 19 de enero de 1947, falleció en Madrid, arrepentido de las convicciones políticas franquistas que había exteriorizado.

Con el aperturismo español de los años 60 y 70 en donde ya se vislumbraba (o más bien se anhelaba) el final de la opresora dictadura franquista. Aquella juventud que militaba en el antifranquismo, dio de lado a todo poeta amparado por la dictadura, La obra de Manuel Machado fue dada de lado, y su vacío se llenó con la obra poética de su hermano Antonio. No se trata aquí de comparar cuál de los hermanos dispone de una mayor profundidad poética, más completa, de mayor calidad. Esto, como otras muchas cosas, queda para ser escogido por el gusto de cada cual. Pero nuestro poeta es el gran conocedor y divulgador de letras de los cantes flamencos, que a decir con el gracejo típico andaluz, ha quedado bajo el conocido nombre de "cante jondo". No es nada raro que parte de su inspiración la hubiera tomado de la enorme colección de letras de cantes flamencos, que su padre fue recopilando a lo largo de muchos años, tomadas directamente de los anónimos cantaores andaluces y que publicó en un libro titulado «Cantes flamencos».Manuel Machado fue un gran estudioso de todos los estilos del cante flamenco y escribió poesías idóneas, que bien pudieran ser adaptadas para la música de una garganta y una guitarra española.