sábado, 30 de julio de 2011

"¡CUÁNTO TE QUIERO!", Mayte Dalianegra


Si las arenas del desierto,
hijas del cuarzo, la dorada mica 
y el plomizo feldespato,
pudieran escuchar,
si estuvieran dotadas
de diminutos oídos
o de pequeñas caracolas de retumbar marino,
mi voz te llevarían con el viento,
mi voz que te diría ¡cuánto te quiero!

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "La excursión del harem" (1869), Jean León Gérôme
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"LA PRIMERA ASCENSIÓN DE MARUJA MALLO AL SUBSUELO", Rafael Alberti


Tú,
tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños
y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas
para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado,
dime por qué las lluvias pudren las horas y las maderas.
Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes.
Despiértame.
Hace ya 100.000 siglos que pienso en que tú eres más tú cuando te acuerdas del barro
y una teja aturdida se deshace contra tus pies para predecir otra muerte.
El espanto que suben esos ojos deformados por las aguas que envenenan al ciervo fugitivo
es la única razón que expone mi esqueleto para pulverizarse junto al tuyo.
Una luz corrompida te ayudará a sentir los más bellos excrementos del mundo.
Periódicos estampados de manos que perdieron su nitidez en el aceite desgarran hoy el viento
y los charcos de grasa solicitan tus ojos desde los asfaltos reblandecidos.
Aceras espolvoreadas de azufre aclaman por el alivio de una huella
para que se agiten de envidia esos vidrios helados que se abandonan a los terrenos intransitables.
Emplearé todo el resto de mi vida en contemplar el suelo seriamente
ahora que ya nos importan cada vez menos las hadas,
ahora que ya las luces más complacientes estrangulan de un golpe las primeras sonrisas de los niños
y exaltan a puntapiés el arrullo de las palomas
y abofetean el árbol que se cree imprescindible para el
embellecimiento de un idilio o de una finca.
Mira siempre hacia abajo.
Nada se te ha perdido en el cielo.
El último ruiseñor es el muelle mohoso de un sofá muerto.
Desde los pantanos, ¿quién no te ve ascender sobre un fijo oleaje de escorias,
contra un viso de tablones pelados y boñigas de toros,
hacia un sueño fecal de golondrina?

(Rafael Alberti)

Pintura: "Cabeza de mujer" (1941), Maruja Mallo

"POEMA 15 (EL RAYO QUE NO CESA)", Miguel Hernández

(Poema muy probablemente dedicado a la pintora Maruja Mallo)

Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.

Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.

Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.

Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.

Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.

Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.

Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.

Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.

Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.

Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.

Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.

Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.

Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.

 Miguel Hernández

Pintura: "Cabeza de mujer", 1941, Maruja Mallo

"UVAS, GRANADAS, DÁTILES", Miguel Hernández.

Uvas, granadas, dátiles,
doradas, rojas, rojos,
hierbabuena del alma,
azafrán de los poros.

Uvas como tu frente,
uvas como tus ojos.
Granadas con la herida
de tu florido asombro,
dátiles con tu esbelta
ternura sin retorno,
azafrán, hierbabuena
llueve a grandes chorros
sobre la mesa pobre,
gastada, del otoño,
muerto que te derramas
muerto que yo conozco,
muerto frutal, caído
con octubre en los hombros.

Miguel Hernández.

Pintura: "Frutas con copa de champán", Johann Wilhelm Preyer (Düsseldorf 1803-
1889).

"LA PALOMA", Rafael Alberti


Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo,
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama).

(Rafael Alberti)

Pintura de Nancy A. Nöel

viernes, 29 de julio de 2011

"TU PERMANENCIA", Mayte Dalianegra


Soy tu permanencia,
el relleno de ese sofá donde te acomodas,
la calada de humo de tu cigarro,
el sorbo azucarado de ese café que despeja tu mente
mientras tus pasiones te adormecen,
indolente ante ellas,
dejándote llevar, arrastrar por ese cauce sinuoso
de río que vierte a un mar de aguas procelosas.

Soy de ti tu calma y también tu furia,
y amo lo que ven tus ojos
y lo que dejan de ver
hundidos en la distancia.

Y así permanezco, inamovible, disfrazada de piedra
o de marisma salvaje,
tal vez de crisálida a punto de reventar el capullo
y escindirlo en mil pedazos
para salir de él airosa, glamurosa incluso,
ya no como horripilante oruga,
sino como multicolor mariposa
que se mimetiza con un ámbito que no es el suyo,
como un menesteroso camaleón falto de valor
para admitir su deuda con la verdad,
para aceptar la ignominia de ser sólo una sombra,
permanente sombra de tu figura,
pues allá adonde vas soy la sombra de tus tobillos,
de tu cintura, de tu cuello.
Soy tu permanencia y adonde tú vas, yo voy.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Block island harbor" ("Bloque del puerto de la isla"), Daniel Pollera
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"EN LA ISLA A VECES HABITADA", José Saramago.

En la isla a veces habitada de lo que
somos, hay noches, mañanas y
madrugadas en que no necesitamos
morir.
En ese momento sabemos todo lo que
fue y será.
El mundo se nos aparece explicado
definitivamente y entra en nosotros
una gran serenidad, y se dicen las
palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra y la
apretamos en las manos. Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable: el
contorno, la voluntad y los límites.
Podemos en ese momento decir que
somos libres, con la paz y con la
sonrisa de quien se reconoce y viajó
alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus
huesos.
Liberemos sin apuro la tierra donde
ocurren milagros como el agua, la
piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este
momento la vida.
Que eso nos baste.

EN EL ORIGINAL EN PORTUGUÉS:

"NHA ILHA POR VEZES HABITADA"

Na ilha por vezes habitada do que
somos, há noites, manhãs e
madrugadas em que não precisamos
de morrer.
Então sabemos tudo do que foi e será.
O mundo aparece explicado
definitivamente e entra em nós
uma grande serenidade, e dizem-se as
palavras que a significam.
Levantamos um punhado de terra e
apertamo-la nas mãos. Com doçura.
Aí se contém toda a verdade
suportável: o contorno, a vontade e os
limites.
Podemos então dizer que somos livres,
com a paz e o sorriso de quem se
reconhece e viajou à roda do mundo
infatigável, porque mordeu a alma até
aos ossos dela.
Libertemos devagar a terra onde
acontecem milagres como a água, a
pedra e a raiz.
Cada um de nós é por enquanto a vida.
Isso nos baste.

José Saramago.(Probablemente alegria, 1985).

Pintura: "Die toteninsel", ("La isla de la muerte"), 1880, Arnold Böcklin.

jueves, 28 de julio de 2011

"A REMBRANDT", Rafael Alberti


A la luz se le abrió, se le dio entrada
en los más hondos sótanos.
Y allí una misteriosa
voz le ordenó de súbito: ¡Combate,
batalla hombro con hombro, aliento con aliento,
contra el bostezo helado de las sombras!

Un latido, un murmullo,
un quejido creciente
de color subterráneo que se expande,
invasor ciego, a tientas.
Tierras que van a arder,
negros que van a hablar
con vagido helado, verdes tristes,
temblorosos de miedo en los rincones.

¡Oh fúlgido espadazo repentino!
Noche rasgada, impunemente herida,
noche vivificada por la sangre
transpirante y umbrosa de las cuevas.
El mundo se ilumina solitario,
sin sonrisa, en un punto.
Lívida humanidad que surge, insomne,
asombrada, fijada en el abrirse
y cerrarse de ojos de un relámpago.

Sabe Dios lo que pasa por sus cuencas,
su deslumbrado, su asustado rostro
donde arranca el cabello que ya llora,
grita pugnando, sufre debatiéndose
entre las absorbentes uñas frías
difusas en lo oscuro.

¡Oh pintor empapado de espectros, oh dolido
pincel, oh dolorida mano extraña
rompiendo los tabiques de las sombras,
nimbada para siempre
por la brecha de luz del infinito!

(Rafael Alberti)

Pintura: "Autorretrato a los 22 años", Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669)

"EL INFANTE", Fernando Pessoa.

Dios quiere, el hombre sueña, la obra nace.
Dios quiso que la tierra fuese toda una,
que el mar uniese, ya no separase.
Consagrote, y fuiste desvelando la espuma,

y la orla blanca fue de isla en continente,
clareó, corriendo, hasta el fin del mundo,
y vióse la tierra entera, de repente,
surgir, redonda, del azul profundo.

Quien te consagró te creó portugués.
Del mar y de nosotros en ti nos dio señal.
Cumplióse el Mar, y el Imperio se deshizo.
¿Señor, falta por cumplirse Portugal!

EN EL ORIGINAL, EN PORTUGUÉS:

Deus quer, o homen sonha, a obra nasce.
Deus quis que a terra fosse toda uma,
Que o mar unisse, já não separasse.
Sagrou-te, e foste deventando a espuma,

E a orla branca foi de ilha em continente,
Clareou, correndo, até ao fim do mundo,
E viu-se a terra inteira, de repente,
Surgir, redonda, do azul profundo.

Quem te sagrou criou-te português
Do mar e nós em ti nos deu sinal.
Cumpriu-se o Mar, e o Império se desfez.
Senhor, falta cumprir-se Portugal!

Fernando Pessoa.

Pintura: "Britomart", (1900), Walter Crane.

"MAR PORTUGUÉS", Fernando Pessoa.

Oh mar salada, cuánta de tu sal
son lágrimas de Portugal!
¡Por cruzarte, cuántas madres lloraron,
cuántos hijos en vano rezaron!
¡Cuántas novias quedaron por casar
para que fueses nuestra, oh mar!

¿Valió la pena? Todo vale la pena
si el alma no es pequeña
Quien quiere pasar allende el Bojador
tiene que pasar allende el dolor.
Dios al mar el peligro y el abismo dio,
mas fue en él donde el cielo se miró.


EN EL ORIGINAL EN PORTUGUÉS:

O mar salgado, quanto do teu sal
São lágrimas de Portugal!
Por te cruzarmos,quantas mães choraram,
Quantos filhos em vão rezaram!
Quantas noivas ficaram por casar
Para que fosses nosso, ó mar!

Valeu a pena? Tudo vale a pena
Se a alma não é pequena.
Quem quer passar além do Bojador.
Tem que passar além da dor.
Deus ao mar o perigo e o abismo deu,
Mas nele é que espelhou o céu.

Fernando Pessoa.

Pintura:"Sir Tristam", John Everett Millais.

domingo, 24 de julio de 2011

"TE RECUERDO COMO ERAS", Pablo Neruda

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Pablo Neruda

Pintura: "With the wind" ("Con el viento"), Edward Robert Hughes (1851 - 1914)

"POBRE BARQUILLA MÍA", Lope de Vega.

¡Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvela,
y entre las olas sola!

¿Adónde vas perdida?
¿Adónde, di, te engolfas?
Que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas.

Como las altas naves,
te apartas animosa
de la vecina tierra,
y al fiero mar te arrojas.

Igual en las fortunas,
mayor en las congojas,
pequeña en la defensas,
incitas a las ondas.

Advierte que te llevan
a dar entre las rocas
de la soberbia envidia,
naufragio de las honras.

Cuando por las riberas
andabas costa a costa,
nunca del mar temiste
las ira procelosas.

Segura navegabas,
que por la tierra propia
nunca el peligro es mucho
adonde el agua es poca.

Verdad es que en la patria
no es la virtud dichosa,
ni se estima la perla
hasta dejar la concha.

Dirás que muchas barcas
con el favor en popa,
saliendo desdichadas,
volvieron venturosas.

No mires los ejemplos
de las que van y tornan,
que a muchas ha perdido
la dicha de las otras.

Para los altos mares
no llevas, cautelosa,
ni velas de mentiras,
ni remos de lisonjas.

¿Quién te engañó, barquilla?
Vuelve, vuelve la proa:
que presumir de nave
fortunas ocasiona.

¿Qué jarcias te entretejen?
¿Qué ricas banderolas
azote son del viento
y de las aguas sombra?

¿ en qué gavia descubres,
del árbol alta copa,
la tierra en perspectiva,
del mar incultas orlas?

¿En qué celajes fundas
que es bien echar la sonda,
cuando, perdido el rumbo,
erraste la derrota?

Si te sepulta arena,
¿qué sirve fama heroica?
Que nunca desdichados
sus pensamientos logran.

¿Qué importa que te ciñan
ramas verde o rojas,
que en selvas de corales
salados césped brota?

Laureles de la orilla
solamente coronan
navíos de alto bordo
que jarcias de oro adornan.

No quieras que yo sea,
por tu soberbia pompa,
Faetonte de barqueros
que los laureles lloran.

Pasaron ya los tiempos
cuando, lamiendo rosas,
el céfiro bullía
y suspiraba aromas.

Ya fieros huracanes
tan arrogantes soplan
que, salpicando estrellas,
del sol la frente mojan.

Ya los valientes rayos
de la vulcana forja,
en vez de torres altas,
abrasan pobres chozas.

Contenta con tus redes,
a la playa arenosa
mojado me sacabas;
pero vivo,¿qué importa?

Cuando de rojo nácar
se afeitaba la aurora,
más peces te llenaban
que ella lloraba aljófar.

Al bello sol que adoro
enjuta ya la ropa,
nos daba una cabaña
la cama de sus hojas.

Esposo me llamaba,
yo la llamaba esposa,
parándose de envidia
la celestial antorcha.

Sin pleito, sin disgusto,
la muerte nos divorcia;
¡ay de la pobre barca
que en lágrima se ahoga!

Quedad sobre la arena,
inútiles escotas,
que no ha menester velas
quien a su bien torna.

Si con eternas plantas
las fijas luces doras,
¡oh dueño de mi barca!,
y en dulce paz reposas.

Merezca que le pidas
al bien que eterno gozas
que adonde estás me lleve,
más pura y más hermosa.

Mi honesto amor te obligue,
que no es digna victoria
para quejas humanas
ser las deidades sordas.

Mas, ¡ay!, que no me escuchas.
pero la vida es corta:
viviendo, todo falta;
muriendo, todo sobra.

Lope de Vega.

Pintura: "Batalla de Trafalgar", (1806), J. M. William Turner, National Gallery, Londres.

"REHAB", Amy Winehouse.

La cantante y compositora británica Amy Winehouse, que fue hallada muerta en su domicilio londinense el pasado 23 de julio, por causas hasta el momento no esclarecidas, si bien se supone puedan tener relación con su abuso habitual de drogas, obtuvo con este tema, "Rehab", varios galardones Grammys, Brit Awards, World Music y MTV Europe Music Awards, entre otros.

"Rehab" constituye el primer corte y también primer single de su premiadísimo álbum "Back to black".

Ahora nos queda para el recuerdo su potente voz de contralto y esa fama de leyenda por haber entrado, como señalaban todos los medios de comunicación, en el fatídico "Club de los 27", compuesto por celebridades del mundo musical contemporáneo cuyas vidas se extinguieron a la temprana edad de 27 años, entre ellos figuran monstruos del pop como Janis Joplin, Jimy Hendrix, Jim Morrison o Kurt Cobain.

viernes, 22 de julio de 2011

"AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE", Francisco de Quevedo.

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa;

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo.

Pintura: "Malvina muriendo en los brazos de Fingal", Anne-Louis Girodet de Roussy (Girodet-Trioson), (1767-1824). Museo Varzy.

"ROMANCE SATÍRICO", Francisco de Quevedo.

 Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo,
las grandezas y el valor.
Él es un médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio, y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
Dios perdone al que murió.
Y con ser todos mortales
los médicos, pienso yo
que son todos venïales
comparados al doctor.
Al caminante en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a peste,
de si le conoce, o no.
De médicos semejantes
hace el rey, nuestro señor,
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta,
escribe: "ante mí pasó".
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia de los verdugos
maldice al corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.
Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.
Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciélagos viven
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte,
que le viene a ser peor.
En que se ve tan famoso,
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.
No pide le deis más dote
de ver que matéis de amor,
que en matando de algún modo,
para en uno sois los dos.
Casaos con él, y jamás
de viuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al doctor.

Francisco de Quevedo.

Pintura: "Piedra de la Locura", (1475-1480), Hieronymus Bosch, "El Bosco", Museo del Prado, Madrid.

"HALLA EN LA CAUSA DE SU AMOR TODOS LOS BIENES", Francisco de Quevedo.

Después que te conocí,
todas las cosas me sobran:
el sol para tener día,
abril para tener rosas.
Por mi bien pueden tomar
otro oficio las auroras,
que yo conozco una luz
que sabe amanecer sombras.
Bien puede buscar la noche
quien sus estrellas conozca,
que para mi astrología
ya son oscuras y pocas.
Gaste el Oriente sus minas
con quien avaro las rompa,
que yo enriquezco la vista
con más oro a menos costa.
Bien puede la margarita
guardar sus perlas en conchas,
que buzano de una risa
las pesco yo en una boca.
Contra el tiempo y la fortuna
ya tengo una inhibitoria,
ni ella me puede hacer triste,
ni él puede mudarme un hora,
El oficio le ha vacado
a la muerte tu persona:
basquiñas y más basquiñas,
carne poca y muchas faldas.
Don Melón, que es el retrato
de todos los que se casan:
Dios te la depare buena,
que la vista al gusto engaña.
La Berenjena, mostrando
su calavera morada,
porque no llegó en el tiempo
del socorro de las calvas.
Don Cohombro desvaído,
largo de verde esperanza,
muy puesto en ser gentilhombre,
siendo cargado de espaldas.
Don Pepino, muy picado
de amor de doña Ensalada,
gran compadre de doctores,
pensando en unas tercianas.
Don Durazno, a lo envidioso,
mostrando agradable cara,
descubriendo con el trato
malas y duras entrañas.
Persona de muy buen gusto,
don Limón, de quien espanta
lo sazonado y panzudo,
que no hay discreto con panza.
De blanco, morado y verde,
corta crin y cola larga,
don Rábano, pareciendo
moro de juego de canas.
Todo fanfarrones bríos,
todo picantes bravatas,
llegó el señor don Pimiento,
vestidito de botarga.
Don Nabo, que viento en popa
navega con tal bonanza,
que viene a mandar el mundo
de gorrón de Salamanca.
Mas baste, por si el lector
objeciones desenvaina,
que no hay boda sin malicias,
ni desposados sin tachas.

Francisco de Quevedo.

Pintura: "Bodegón de calabazas y granadas", Carlos Guzmán Capel.

"SONETO A LUIS DE GÓNGORA", Francisco de Quevedo.

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;

apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin cristus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y en la Corte bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía.

Francisco de Quevedo.

Pintura: "Retrato de Luis de Góngora y Argote", (1622), Diego de Silva Velázquez. Museo de Bellas Artes de Boston, Estados Unidos.

Mis poetas favoritos: FRANCISCO DE QUEVEDO.

Francisco de Quevedo, (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645). Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora.

Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español.

martes, 19 de julio de 2011

"AGUA DULCE", Mayte Dalianegra

Agua dulce eres
para mi boca hambrienta
de la mies de la ternura.
Agua dulce 
en la inmensidad 
de ese desierto ardiente que son mis labios.

Agua indómita 
que me entrega sus aromas montaraces
de lavanda, romero y espliego,
también del laurel de la esquiva Dafne.

Agua tras el arcoíris de tus pupilas
—gotas diamantinas
bajo la opulencia del sol estival—.
Agua precipitada en el vacío
de unas cuencas azuladas como el cielo.
Agua límpida, diáfana, pura
—blanca novicia desnuda—.

Agua que sacia mi sed voraz
de tenerte,
de ser la consorte
de tus ensoñaciones,
de disfrutar de los placeres de tu carne.
Agua que alcanza su pleamar de saliva
y aplaca apetitos recónditos.
Agua obscena y lúbrica como el pecado.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Cristal y agua", Miguel Avataneo
Safe Creative #1107199704098

"AGUA DEL RECUERDO", Nicolás Guillén.

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.

Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.

Caña
¡febril la dije en mí mismo!
caña
temblando sobre el abismo,
¿quién te empujará?
¿Qué cortador con su mocha
te cortará?
¿Qué ingenio con su trapiche
te molerá?

El tiempo corrió después,
corrió el tiempo sin cesar,
yo para allá, para aquí,
yo para aquí, para allá,
para allá, para aquí,
para aquí, para allá. .

Nada sé, nada se sabe,
ni nada sabré jamás,
nada han dicho los periódicos,
nada pude averiguar,
de aquella mulata de oro
que una vez miré al pasar,
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.

Nicolás Guillén.

Pintura: "The fairest of the not so fair", ("El derecho de no ser tan blanco"), 2008, Amy Sherald.

"BURGUESES", Nicolás Guillén.

No me dan pena los burgueses vencidos.
Y cuando pienso que van a dar me pena,
aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y

No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.

Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.

Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin Y

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.

Nicolás Guillén.

Pintura: "The political lady", ("La mujer del político"), 1885, James Jacques-Joseph Tissot.

"CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO", Nicolás Guillén.

Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

Nicolás Guillén.

Pintura de Amy Sherald.

"GUITARRA", Nicolás Guillén.

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

 Nicolás Guillén.

Pintura: "Alma de guitarra", George Apperley, (1884 - 1960).

Mis poetas favoritos: NICOLÁS GUILLÉN.

Nicolás Guillén, (Camagüey, 1902 - La Habana, 1989). Poeta cubano, considerado el máximo representante de la llamada poesía negra centroamericana, y poeta nacional de la isla por su obra ligada a la cultura afrocubana. Nicolas Guillén cursó un año de derecho en La Habana, antes de abandonar la universidad y volver a su ciudad donde trabajó como tipógrafo y se dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició también su actividad literaria.

A partir de 1925 Nicolas Guillén se instaló en la capital donde participó activamente en la vida cultural y política de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también poeta R. Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil española, donde conoció a P. Neruda, R. Alberti, F. García Lorca y O. Paz, y su obra alcanzó difusión europea.

domingo, 17 de julio de 2011

"RAÍLES DIVERGENTES", Mayte Dalianegra


Él, maquinista de un viejo tren
alimentado por lumbre,
maniobra entre raíles
las trabas de un futuro
labrado con desmanes.
No tiemblan ya sus manos
cuando enarbola en ellas
la enseña del engaño,
ni los labios tremolan
con el fluir viscoso de falacias y ardides.

Ella, anónima pasajera
del vagón de cola,
un último vagón
carente de destino y nombre,
se monta y apea sin voluntad propia,
acaso el albedrío apropiado
por voluntad ajena.

Acelerados, corren los chopos
en carrera veloz,
y los abedules, robles y hayas,
todos, salvo aquellos álamos, que aguantan,
impertérritos, hasta que el tren pasa.

Y llegan los túneles,
los de madrugadas feroces
tintadas de ansias,
oscuros boquetes apostados
en la encrucijada.

Laxo aún espera el cambio de vías
en una alborada que apremia los tiempos,
hostiga los ritmos y oxida anaqueles,
y llegan los trueques,
de espacios y edades,
y sus dos caminos se ven separados
por una distancia,
obstáculo insalvable de ángulo obtuso.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Tren en la nieve, la locomotora” (1875), Claude Monet. Musée Marmottan, París
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"LOS CISNES" (a Juan Ramón Jiménez), Rubén Darío

¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez....

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni han Alfonsos ni Nuños.

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.

La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león...

...Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "¡La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal !" ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora!

Rubén Darío.

Pintura: "Dancing swan" ("La danza del cisne"), Bill Barnes.

"LOS MOTIVOS DEL LOBO", Rubén Darío.

El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermano
lobo!" El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangare que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"

Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"

Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"

"Esta bien, hermano Francisco de AsIs."
"Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata."
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: "He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriente.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.

Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dió treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.

Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.

Francisco de Asís se puso severo.
Se fué a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.

"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho."

Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:

"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fué como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."

El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."

Rubén Darío.

Pintura: "Lobo", Valeria Kulikova Vladimirovna, Moscú.

domingo, 10 de julio de 2011

"A LA CATRINA O A LA ÚLTIMA TARDE", Mayte Llera (Dalianegra)


Ella estaba allí,
en esa alameda,
rodeada de hombres,
mujeres y niños.
Tarde de domingo,
ella me miraba
como sólo mira 
el sediento al vino.
Tarde de domingo,
esa última tarde
que pasé contigo.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: detalle de “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1948), Diego Rivera. Museo Mural o Pabellón Diego Rivera en la Alameda Central. México D. F.

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 Nota: “La Catrina” es un personaje, ya mítico, creado por el ilustrador decimonónico mexicano José Guadalupe Posada, denominado originalmente como “Calavera garbancera”, en alusión al término “garbancero”, utilizado para designar a los indígenas y mestizos mexicanos que renegaban de sus orígenes para aparentar ser descendientes de europeos. Fue creada como caricatura de la clase social alta del México prerrevolucionario, pero también como una sátira a aquellos que, sin tener nada, querían aparentarlo todo, motivo por el cual se la representaba ataviada con sombrero de plumas, pero desnuda, como su propio autor la describe: "...en los huesos, pero con sombrero francés con sus plumas de avestruz".

Tiempo más tarde, el genial muralista mexicano Diego Rivera, admirador incondicional y, en cierto modo, heredero de José Guadalupe Posada, quiso rendir al mismo un homenaje, incluyendo, como motivo central, al personaje de la Calavera garbancera en el enorme mural, (15 metros de longitud),  que pintara, en 1948, para el comedor del Hotel el Prado.

En dicho mural, Diego Rivera intentaba representar la azarosa historia de México desde su conquista hasta los inicios del siglo XX, incluyendo a Hernán Cortés y a tres de sus más destacados mandatarios: Benito Juárez, Porfirio Díaz y Francisco Madero. Él mismo se representaba como adolescente al lado de su segunda esposa, la afamada pintora Frida Kahlo, ambos flanqueando a la “Calavera garbancera”, que el mismo Diego bautizó como “la Catrina”, pasando a ser éste un ser mítico, entroncado con las tradiciones nahuas del culto a los muertos y al inframundo y siendo la representación de la propia muerte, muy venerada el 2 de noviembre, día de difuntos, donde una nueva tradición establece que la Catrina visita, uno por uno, todos los cementerios y comparte ofrendas y alimentos con los muertos y sus familiares.

En 1985 el Hotel el Prado sufrió graves daños a consecuencia del gran terremoto que asoló el Distrito Federal, y un año más tarde, en 1986, se creó el Museo Mural Diego Rivera, un pabellón creado para albergar tan extenso mural en medio de la Alameda Central, el lugar donde el pintor había situado la escena del fresco, un hermoso parque del siglo XIX que se ubica en el centro histórico del D. F. al término del Paseo de la Reforma y a escasos metros de la célebre Plaza del Zócalo. 

Yo misma pude ver el mural in situ, en el año 2008, y su huella ha inspirado este humilde pero emotivo poema, homenaje a José Guadalupe Posada, a mi muy admirado Diego Rivera y al entrañable, (quizá porque la muerte para los mexicanos, dada su influencia indígena, se tiña de esperanza, casi de júbilo  y no de pesimismo), personaje de la Catrina.

Pintura: “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1948), Diego Rivera. Museo Mural o Pabellón Diego Rivera en la Alameda Central. México D. F.

"LA LETANÍA DEL DOMINGO", Horacio Rega Molina.

Como es día domingo, por la ciudad me pierdo.
Busco una calle muerta para mi poca fe.
La calle tiene un nombre que ahora no recuerdo
porque en un mismo sueño lo supe y lo olvidé.

La calle es como un niño que por la vez primera
busca sin esperanza un juguete perdido.
Su manera de hablar fue antaño mi manera
y su cabeza rubia, yo también la he tenido.

Tristeza del domingo. La soledad me agobia
y de improviso siento la pena singular
de que, sin conocerla, yo he tenido una novia
que en este mismo instante me ha dejado de amar.

La calle se ha llenado de parejas furtivas...
Un ómnibus vacío compendia mis dolores,
y siento que las únicas manos caritativas
son las manos de bronce que hay en los llamadores.

El domingo es el drama del hastío y del ocio,
es un palo vestido con cintas y sonajas.
Deseo madrileño de poner un negocio
con un billar de lance y un mazo de barajas.

Es como esos jardines que hay en los hospitales.
Es la vulgar cadencia de una música en boga.
Tiene las etiquetas y los sellos usuales
de un frasco destapado que contuvo una droga.

Es, en cualquier esquina, el bastón y el sombrero
de un burgués que se mira los botines lustrados,
y la satisfacción de un sobrio jardinero
que anda por una calle con árboles podados.

Aparece, indeciso, al fin de la semana,
cual de una bocamanga la mano de un enfermo.
Y es también un hortera con alma veneciana
que va a remar, de tarde, al lago de Palermo.

Si adquiriera, de pronto, contornos personales,
con la necesidad de ganar su peculio,
sería un vendedor de tarjeta a postales
en un librería del Paseo de Julio.

Es uno de los días más trágicos y crueles.
Triste como un desfile de Ejército y Armada.
(Hay también otro ejército con muchos coroneles,
y es el de Salvación, que no ha salvado nada.)

Domingo, el almanaque te anuncia al rojo vivo
pero tú necesitas un color con sordina,
como un farol chinesco, será decorativo,
pero la luz que arroja no viene de la China.

Yo lo suprimiría, sin cargo de conciencia,
suprimiría el día y el hombre endomingado.
Pero es fatal, como esa ridícula frecuencia
con que se da un tropiezo en un patio alfombrado.

También suprimiría la calle, en la que exponen
los árboles urbanos su edilicio follaje.
¿Qué será de la calle cuando ellos la abandonen
para formar, más lejos, otro nuevo paisaje?

Guiñándome su ojo de vidrio en la capota
pasa un coche vacío, reumático, terroso,
la luna, sobre el cable de una esquina remota,
ha colgado su antiguo letrero luminoso.

Y el domingo es como una lata de caramelos
que en el atardecer ha sido terminada.
La calle se proyecta, entre los rascacielos,
como una galería de ciudad sepultada.

Entonces interpreto, bajo la trapisonda
de las calles lascivas y la innúmera gente,
los ojos enlutados de la mujer que ronda
y atisba, tras los vidrios del cafetín, un cliente.

El domingo, en estado comatoso y de fiebre
me ve, sin domicilio, caminar con desgaire;
he sido mi arquitecto, mi albañil y mi orfebre
mas la ciudad no admite castillos en el aire.

Pero qué importa, en medio de gritos y de fugas,
Ya la edificación, sin ruido, se desploma,
y en un encogimiento de pliegues y de arrugas
la ciudad se desinfla como un globo de goma.

Horacio Rega Molina.

Pintura: "In lettura sul mare", (" En la lectura sobre el mar"), 1910, Vittorio Mateo Corcos.

viernes, 8 de julio de 2011

"TODOS Y CADA UNO DE MIS DÍAS", Mayte Dalianegra


Todos y cada uno de mis días
quisiera abrazarte como abraza la hiedra a una ceiba sagrada,
y beber de tu savia el tiempo antiguo
donde el hombre y la quimera se fundieron.

Todos y cada uno de mis días
quisiera despertar al nacimiento de la noche,
y ante el fragor de un mar rompiendo en el abismo,
pronunciar tu nombre con un eco infinito.

Todos y cada uno de mis días
quisiera ser fiel al claro pigmento de tus iris,
y ampararme en el ardor de tu boca,
y en el cuero de tus palmas encontrarme.

Todos y cada uno de mis días
quisiera ser tuya; de tu pecho, su sierva,
y de tu orgullo, su dueña.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Vague et la perle” (“La ola y la perla”), 1862, Paul Jacques Aimé Baudry. Museo del Prado, Madrid
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"MORTALIDAD", Horacio Rega Molina.

En esta urbana reclusión avara
en que me desconsuela estar conmigo
no quisiera que el campo me tomara
ni ocupar el lugar donde está el trigo.

No quisiera ser agua, turbia o clara,
pájaro que a su canto busca abrigo
como si fuese amor lo que cantara
como es indiferencia lo que digo.

Todo es mortal y se me va muriendo.
¿Cómo escucharme yo? ¿Cómo escucharte
si no comprendes y si nada entiendo?

Ni siquiera a la voz desconocida
que me dice, desde ninguna parte:
acércate que el cielo está con vida.

Horacio Rega Molina.

Pintura: "Oh What's That in the Hollow", Edward Robert Hughes.

"MEDIODÍA", Horacio Rega Molina.

Bañado en luz bosteza el toro,
y con primor que el gesto amengua
le tiembla el sol sobre la lengua
como una píldora de oro.

Horacio Rega Molina.

Pintura: "El rapto de Europa", Alexander Nedzvetskaya.

"LA CASA DEL ACUERDO", Horacio Rega Molina.

He aquí que, como  hace tantos años,la calle
se llena de galeras de rancia y alta caja.
Se abre una portezuela, crepuscular. ¿Quién baja?
¿De quién es ese rostro, ese pecho,  ese talle?

Caballeros que llegan a la ciudad, del valle,
de la montaña. Polvo con agua y nieve cuaja
cada  rueda de cada vehículo en que viaja
la  patria misma, para que la guerra no estalle.   
                
Un farol plañe luces. Las sanguíneas baldosas
reverberan. La hierba nace entre sus junturas.
El aire acuña voces. ¿Quién olvida  estas  cosas?
     
¿Pedestal de que heroica  figura es el aljibe?   
De pronto hay un silencio preñado de futuras
grandezas.  Alguien llora. Y el Acuerdo se  escribe.

Horacio Rega Molina.

Pintura: "la rendición de Breda" o "Las lanzas", (1634-35),  Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Museo del Prado, Madrid.