jueves, 28 de febrero de 2013

"NACÍ PARA AMARTE", Mayte Dalianegra


Nací para ti,
para arroparte de estrellas cuando te sientas triste,
para que halles la alegría
en su plateado fulgor.

Nací para ser plena contigo,
para sentirme ola de tu mar, hierba de tu prado, nube de tu cielo.
Nací para ser tuya,
para servirte de dádiva,
para crecer con tus besos y respirar con tu aliento.

Nací para ti,
nací para amarte.

(Mayte Dalianegra)

Pintura de Yvonne Jeanette Karlsen
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Mis poetas favoritos: CARLOS BOUSOÑO

Carlos Bousoño Prieto (Boal, 9 de mayo de 1923) es un poeta y crítico literario español.Nació en Boal, Asturias, en 1923. A los dos años sus padres se trasladaron a Oviedo, donde transcurrieron su niñez y adolescencia. Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y se trasladó a Madrid a los diecinueve años. En 1946 se licenció en la Universidad Central (hoy Complutense) con Premio Extraordinario. Se doctoró en Filosofía y Letras en 1949 en esa misma universidad, con una tesis doctoral (la primera sobre un escritor vivo en España) sobre la poesía de Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27 y galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977. Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor.

Fue profesor de Literatura española en varias universidades norteamericanas [Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New York University, entre otras], y profesor de Estilística en la Universidad Complutense de Madrid, de la cual es hoy Profesor Emérito. Es miembro de Número de la Real Academia Española desde 1980 y doctor honoris causa por la Universidad de Turín [Italia].

En 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es «Honorary Fellow de la Hispanic Society of America». Fue votado durante muchos años el mejor profesor de la Universidad Complutense. Ha sido un deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Su fama como profesor llevó a sus aulas a los más destacados poetas y escritores que estudiaron en la Universidad Complutense, entre los que cabe destacar a Claudio Rodríguez, Mario Vargas Llosa, Francisco Brines y José Olivio Jiménez, entre otros.

miércoles, 27 de febrero de 2013

"ALHAMBRA", Mayte Dalianegra

La brisa atrae allí el frescor del aire,
la brisa languidece, el aire sana,
el cielo de cristal allí muestra maravillas
que en la página de la belleza escritas quedan.

(Poema epigráfico labrado en los estucos de la Alhambra)

De atalaya en atalaya te diviso,
alcazaba roja,
encumbrada medina
cortesana, yeserías que el viento labra
en filigrana con su soplo.

De atalaya en atalaya te diviso,
majestuosa Alhambra.

Una acequia sinuosa riega
la fecunda almunia,
los fragantes jazmines abrazan
los troncos de los granados persas.

Torre de la Vela, defiéndeme
de la belleza extrema.
Torre de Comares, hiéreme con la simetría
de tu patio de verdes arrayanes.

Jardín nazarí,
jardín velado
en polígono de fauces leoninas,
custodias de poder salomónico.

La sangre abencerraje
tiñe de  rubíes deslumbrantes
la modesta taza 
de un surtidor marmóreo,
y un eco plañidero
pende del nido de golondrina 
de un mocárabe.

Ay, Torre de las Damas, que te miras
en el espejo
de una alberca sosegada,
tú, que domeñaste las aguas
de una alfaguara insolente,
no permitas que olvide
tus aromas de azahares,
de melisa,
menta y cantueso,
ni las glicinias que cuelgan, voluptuosas,
de tus recios muros de almagre.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Patio de los arrayanes de la Alhambra de Granada”, Joaquín Sorolla
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jueves, 21 de febrero de 2013

"AUDREY TAUTOU", Mayte Dalianegra

Audrey Tautou
—nuestra “Amélie”—
se parece a Nefertiti,
con su estilizada pose y con su figura exigua.

Audrey Tautou
se parece a Nefertiti,
aunque ella sea francesa,
y lejos quede ya el tiempo de aquella princesa hurrita
que fuera reina de Egipto.

Audrey Tautou
me la recuerda,
me trae a la memoria el polícromo
yeso de la gran señora hija del disco solar,
con esos pómulos altos,
orgullosos
de un relieve de exotismo delicado,
y esos labios
dibujados
—roja pulpa de fragaria y de cereza—,
que quisiera cincelarlos el escoplo de un Rodin.

Audrey
es una Nefertiti
de vivaces ojos negros,
que no le falta una niña,
como al regio y bello busto
de la reina destronada.
Unos ojos penetrantes, son estrellas rutilantes,
alumbrando un firmamento
de otras estrellas
fugaces,
tan fugaces como el tiempo
en que los sueños se hacen.

Mayte Dalianegra

Pintura: "Retrato de Audrey Tautou", Moni Carrica
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"LA PALABRA", Sara de Ibáñez

De pronto el viento que movía
las vestiduras y las almas
borra en un sueño de ala inmóvil
su rumorosa torre de alas.

Cada mujer y cada hombre
sólo en su sola huella marcha,
y se ignoran secretamente
en el desnudo de la plaza.

Todos esperan, convocados
por un silencio de campanas;
todos esperan, sombra a sombra,
que por sus ojos hable el alba.

En cada gota de la sangre
preludia un mar de lenta escama,
y el peso antiguo de la nieve
las vigilantes lenguas cuaja.

Todos tiemblan y nada saben:
algo se triza, algo se alza.
Todos escuchan ateridos,
un rumor de médulas blancas.

¿Quién se detiene y es cruzado
por mil heridas destelladas?
¿Quién ha medido ya su muerte
sobre las losas de la plaza?

Bajo las piedras cristalinas
bellos demonios verdes braman,
y entre los árboles de humo
gemas agónicas estallan.

Las soledades se han quebrado:
Se llena el aire de ventanas.
Rechinan dientes en lo oscuro.
La miel de llanto se dispara.

Corren venenos amarillos
por las venas de los fantasmas.
Fuentes suicidas se clausuran,
y desiertos su arena mascan.

Se arrodillan vivos y muertos
en sus túnicas solidarias,
porque hay uno, entre todos uno,
que fue mordido de la llama.

Los dulces pies del alcanzado
lumbre en la tierra azul derraman.
La ciudad hunde sus raíces
en la tersa furia del alba.

Hasta esa boca mensajera
sube una flor desesperada.
Todo el jardín de Dios se encoge
tironeado por las entrañas.

Porque hay uno, entre todos uno,
glorioso pasto de la llaga.
Rey sin ventura. El inocente:
el que ha traído la palabra.

Sara de Ibáñez.

Pintura: "Piazza Souvenir d'Italie" (1925), Giorgio De Chirico.

"LA PÁGINA VACÍA", Sara de Ibáñez

A Stéphane Mallarmé
Cómo atrever esta impura
cerrazón de sangre y fuego,
esta urgencia de astro ciego
contra tu feroz blancura.
Ausencia de la criatura
que su nacimiento espera,
de tu nieve prisionera
y de mis venas deudora,
en el revés de la aurora
y el no de la primavera.

Sara de Ibáñez.

Pintura: "Una joven niña escribiendo una carta", Etienne Adolphe Piot.

"ISLA EN LA LUZ", Sara de Ibáñez

Se abrasó la paloma en su blancura.
Murió la corza entre la hierba fría.
Murió la flor sin nombre todavía
y el fino lobo de inocencia oscura.

Murió el ojo del pez en la onda dura.
Murió el agua acosada por el día.
Murió la perla en su lujosa umbría.
Cayó el olivo y la manzana pura.

De azúcares de ala y blancas piedras
suben los arrecifes cegadores
en invasión de lujuriosas hiedras.

Cementerio de angélicos desiertos:
guarda entre tus dormidos pobladores
sitio también para mis ojos muertos.

Sara de Ibáñez.

Pintura: "Isla de la muerte", Arnold Boecklin.

"ATALAYA (LA BATALLA)", Sara de Ibáñez

Sobre este muro frío me han dejado
con la sombra ceñida a la garganta
donde oprime sus brotes de tormenta
un canto vivo hasta quebrarse en ascuas.
Yo aquí mientras el sueño los despoja
y en sueños comen su mentida baya
para erguirse en las venas de la aurora
pábulo gris de su sonrisa vana;
yo aquí mientras los sabios inocentes
y los tranquilos de crujiente casa
durmiendo abajo, y aprendiendo el frío
de sus angostos mármoles descansan;
yo aquí volteado por el viento negro
que el olor de la noche desampara,
los cabellos fundidos en raíces
que van abriendo turbulentas lamas;
yo solo entre planetas condenados
que en busca de sus huesos se desmandan
-la edad del mundo en esta pobre sangre
que entre las quiebras de su historia clama-
yo aquí turbado por la paz bravía
que con sagaces témpanos me aplaca,
sintiendo entre las médulas ausentes
el duro frenesí de las espadas;
yo aquí velando, los desiertos ojos
quemado por el soplo de la nada,
las negras naves y los negros campos
vacíos de sus oros y sus lacras.
Yo aquí temblando en la vigilia ciega
rodeado por un sueño de cien alas,
vestido por mi llanto me arrodillo
mientras vuela mi sangre en nieve airada.

Sobre este muro frío me recobran.
Oigo el rumor de los medidos pasos.
Canta la noche en fuga por mi muerte,
y el alma sale de mi rostro blanco.

Sara de Ibáñez.

Pintura: "Road to Eternity" ("Camino a la Eternidad"), Voytek Nowakowski.

Mis poetas favoritos: SARA DE IBÁÑEZ

Sara Iglesias Casadel, artísticamente conocida como Sara de Ibáñez, cuyo apellido tomó de su marido, fue una poeta uruguaya (Chamberlain, Tacuarembó, 10 de enero de 1909 - Montevideo, 3 de abril de 1971), conocida cariñosamente como Gran Sara por escritores como Octavio Paz.Fue reconocida entre otros premios por el Premio de la Academia Nacional de Letras y por el Premio Nacional de Literatura en 1972.

Vivió de niña en Chamberlain, departamento de Tacuarembó, hasta que su familia se mudó a Montevideo. Fue profesora de enseñanza secundaria desde 1945.

Se casó con el también poeta Roberto Ibáñez. La pareja tuvo tres hijas, Ulalume, Suleika y Solveig, que también se convirtieron en escritoras. Ulalume se trasladó a México donde, bajo el nombre de Ulalume González de León, desarrolló una brillante carrera como poeta, traductora, ensayista y editora.

Sara de Ibáñez se destacó por tener una vida recogida y privada. Comenzó a escribir de niña, aunque no publicó un libro hasta cumplidos 30 años. Todos sus libros recibieron premios en Uruguay, además de dos póstumos. Sara tenía por costumbre escribir dos libros a la vez, al igual que hacía su marido; cada uno era diferente en tema y estructura.

lunes, 18 de febrero de 2013

"SOBRE LA DIVULGACIÓN DEL SECRETO" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm

Los asuntos graves no los trates en chanza;
pero, si quieres algo fácil, no malgastes energías.
Cuando te asalten las vicisitudes del Destino
-y las acometidas de la fortuna son frecuentes-,
opón con prudencia el esfuerzo adecuado:
poco te bastará frente a poco; mucho frente a mucho.
¿No ves la candela? Recién encendida,
cuando empieza a lucir, la apaga un soplo.
Pero, cuando prenden en ella llama y fuego,
tu mismo soplo la aviva y la propaga.

Ibn Hazm.

Pintura: "Belleza del harén", Francisco Masrieva y Manovens (1842-1902).

"SOBRE QUIEN SE ENAMORA POR UNA SOLA MIRADA" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm

Pecaron mis ojos moviendo esta angustia de amor en mi corazón,
y mi corazón envió las lágrimas para vengarse de los ojos.
¿Cómo encontrar justas estas represalias del llanto,
cuando anegan las pupilas con sus fluidos torrentes?
Antes que la viese nunca la encontré para conocerla,
y el momento en que la vi fue nuestro último encuentro.

Ibn Hazm.

Pintura: "La portadora de café", John Frederick Lewis.

"SOBRE LA SUMISIÓN" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm


¿Volverán para nosotros los tiempos de la unión?
¿Tendrán un límite las vueltas de esta Suerte?
La espada se ha hecho sierva del palo.
La cautiva gacela se ha tornado león.

* * *

Cuando haces reproches, soy el más vil de los condenados a muerte.
La  falsa monedilla que rechaza la mano del cambista.
Pero, además, hallo placer en morir por tu amor.
¡Qué maravilla la de un condenado a muerte que se alegra!

* * *

Si los Persas hubieran visto el fuego de tus mejillas,
se habrían pasado sin emperadores ni magos.

* * *

Has venido a mí con una cara a la que agrada acercarse
y de cuyo lado enoja irse.
Mi condición no repugna que me hagas unos pocos reproches,
aunque se censuren las canas en el pelo.
El hombre, en sus adentros, a veces se reprocha a sí mismo,
y los puntos negros y los lunares agracian el rostro.
Pero es si son pocos, porque cuando son demasiados
lo estropean. ¿Quién alabará la demasía?

* * *

Ayúdale, porque de apenado que está,
llora, siendo a la vez papel, tinta y escrito.

* * *

No es reprobable rebajarse ante quien amamos,
pues en amor el más orgulloso se humilla.
No os maravilléis de que me someta en mi situación,
pues antes que yo se sometió al-Mustansir.
El amado no es nuestro parigual
para que, cuando le aguantes, tu aguante sea vil.
Si una manzana te cae en la cabeza y te hace daño,
el que después la despedaces, ¿será una venganza digna de fama?

* * *

Aprovecha la ocasión, porque has de saber
que las ocasiones pasan más deprisa que el relámpago.
¡Cuántas cosas que eran hacederas dejé para más tarde,
y luego, una vez idas, se hicieron nudos en mi garganta!
Date prisa a coger el tesoro que hallaste;
Arrebata la presa como el halcón en acecho.

Ibn Hazm

Pintura: "La muchacha persa" (1901), William Clarke Wontner.

"ESENCIA DEL AMOR" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm

Mi amor por ti, que es eterno por su propia esencia,
ha llegado a su apogeo, y no puede ni menguar ni crecer.
No tiene más causa ni motivo que la voluntad de amar.
¡Dios me libre de que nadie le conozca otro!
Cuando vemos que una cosa tiene su causa en sí misma,
goza de una existencia que no se extingue jamás;
pero si la tiene en algo distinto,
cesará cuando cese la causa de que depende.

* * *

No hay otra causa -¿lo sabes ?- de la victoria sobre los enemigos
ni otro motivo de que huyamos, si nos hacen huir,
que la tendencia de las almas de los hombres todos
hacia ti, ¡oh perla escondida entre las gentes!
Aquellos que te siguen no se perderán jamás,
pues avanzan todos, como viajeros nocturnos, hacia tu excelsa luz,
y aquellos que te preceden sienten que sus almas les hacen torcer el rumbo
hacia ti dócilmente, y todos vuelven sobre sus pasos.

* * *

¿Perteneces al mundo de los ángeles o al de los hombres?
Dímelo, Porque la confusión se burla de mi entendimiento.
Veo una figura humana; pero, si uso de mi razón,
hallo que es tu cuerpo un cuerpo celeste.
¡Bendito sea El que contrapesó el modo de ser de sus criaturas
e hizo que, por naturaleza, fueses maravillosa luz!
No puedo dudar que eres un puro espíritu atraído a nosotros
por una semejanza que enlaza a las almas.
No hay más prueba que atestigüe tu encarnación corporal,
ni otro argumento que el de que eres visible.
Si nuestros ojos no contemplaran tu ser, diríamos
que eras la Sublime Razón Verdadera.

* * *

En él verás subsistentes todos los opuestos.
Y así ¿cómo podrás definir los conceptos contradictorios?
¡Oh cuerpo desprovisto de dimensiones!
¡Oh accidente perdurable y que no cesa!
Derribaste para nosotros los fundamentos de la teología,
que, desde que apareciste, ha dejado de ser clara.

* * *

¡Oh esperanza mía! Me deleito en el tormento que por ti sufro.
Mientras viva, no me apartaré de ti.
Si alguien me dice: "Ya te olvidarás de su amor",
no le contesto más que con la ene y la o.

Ibn Hazm

Pintura: "Joven bereber", Josep Tapiró i Baró.

"TE AMO CON UN AMOR INALTERABLE" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm

Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.

Ibn Hazm, 

Pintura: "Una belleza velada", Frederick Arthur Bridgman.

"POR TI TENGO CELOS" (EL COLLAR DE LA PALOMA), Ibn Hazm

Por ti tengo celos hasta de que te alcance mi mirada,
y temo que hasta el tacto de mi mano te disuelva.
Por guardarme de esto, evito encontrarme y
me propongo unirme contigo mientras duermo.
Así, mi espíritu, si sueño, está contigo,
separado de los miembros corporales,
escondido y oculto, pues para unirse contigo,
la unión de las almas es mejor mil veces
que la unión de los cuerpos.

Quisiera rajar mi corazón con un cuchillo,
meterme dentro de él y
luego volver a cerrar mi pecho,
para que estuvieras en él y
no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.

Me concediste un amor que antes me negabas,
y me lo diste a manos llenas.
Pero en ese instante ya no tenía necesidad de él,
cuando, de dármelo antes,
hubiera llegado a las entretelas del corazón.
De nada sirve la medicina
cuando se está a la muerte,
y, en cambio, es útil
quien da un remedio antes de la agonía.

Si mira, el que está vivo muere por su mirada.
si habla, dirías que se ablandan las piedras.
Es el amor como un huésped
que hizo alto en mi espíritu:
mi carne es su alimento;
mi sangre, su bebida.

Ibn Hazm. 

 Pintura: Belleza circasiana velada" (1876), Jean Léone Gérôme.


Mis poetas favoritos: IBN HAZM

Abu Muhammad `Ali ibn Ahmad ibn Sa`id ibn Hazm (Árabe: أبو محمد علي بن احمد بن سعيد بن حزم), más conocido como Ibn Hazm (Córdoba, 7 de noviembre de 994 - Montíjar (Huelva), 15 de agosto de 1064 ), fue un filósofo, teólogo, historiador, narrador y poeta hispanoárabe.

Realizó una intensa actividad política. Fue visir del califa Abderramán V, y a consecuencia de intrigas palaciegas estuvo en la cárcel en varias ocasiones y sufrió un breve destierro. Abandonó la actividad política para dedicarse a sus estudios de teología y derecho. Debió exiliarse en diferentes taifas de al-Ándalus tras la crisis del califato, exilio que le llevó a recorrer varias taifas: Sevilla, invitado por al-Mutadid o la taifa de Mallorca.

Fue un ingente polígrafo, cuyas miles de páginas no pueden reducirse a una breve explicación. Escribió obras históricas, como Risāla fī fadl al-Andalus (Epístola en elogio de Al-Andalus) o Naqt al-arus (Bordado de la novia), Yamharat ansāb al-arab (Linajes árabes), Al-fisal fī-l-milal wa-l-ahwā' wa-l-nihal (Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas). Estas obras solo fueron superadas en occidente en el siglo XIX.

viernes, 15 de febrero de 2013

"LA ELECCIÓN EQUIVOCADA", Mayte Dalianegra

A veces, a menudo,
con demasiada frecuencia,
el candor de nuestras pupilas
se arrebata ante el destello metálico
de las plumas del pavo real.
Entonces no duda
en su elección, como no duda
en que ésta le proveerá
de dicha sinfín.

Mas luego, más tarde,
después de un tiempo,
descubre lo que todo cuanto existe
cobija en el envés de su sombra,
y comienza a germinar
la decepción,
y empieza a gestarse la guerra.


Mayte Dalianegra.

Pintura: “El juicio de Paris” (1904), Enrique Simonet.
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miércoles, 13 de febrero de 2013

"ESPEJO ROTO", Mayte Dalianegra

Una sombra gélida, una esquirla acerada
se retuerce entre las fibras
de la atmósfera.

Se ha roto el espejo
donde tu reflejo se me idealizaba. Se han ido
los sueños —como tantos otros—,
se han ido con ellos la ilusión
y el vértigo
que de agua y fuego colmaban mi esencia.

Queda ya el vacío, quedo, silente,
y el juego insincero.

Mayte Dalianegra

Pintura: "No ser reproducido" (1937), René Magritte
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viernes, 8 de febrero de 2013

"VOY A EMPEZAR A CUIDARME", Mayte Dalianegra

Voy a empezar a cuidarme,
a yacer en lecho blando
no bien la negrura
de la sombras me ciegue,
a cerrar mis cancelas,
empeñada en eludir la visita
de alimañas hambrientas
de mi voz y de mis goces.

Voy a discernir entre la soga
y la liana de hiedra
enamorada de savia ajena,
y amarrarme con fuerza
al árbol recio, al mástil robusto,
palo mayor de navío guerrero.
Atada a su enhiesta madera,
resistiré el agudo canto de sirena
que me empuja a zozobrar
con insistencia
y a encallar en la arista afilada.

Resistiré también
el albor traicionero de la luna
y el fiero aullido del lobo
reclamando el vigor de mi sangre,
pues voy a empezar a cuidarme,
a sentirme independiente, segura,
yo misma, mía.

Mayte Dalianegra

Pintura: "Mirándose al espejo", Albert Henry Collings (1868-1947)

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"GOTA PEQUEÑA, MI DOLOR", Dámaso Alonso

Gota pequeña, mi dolor.
La tiré al mar.
Al hondo mar.
Luego me dije: ¡A tu sabor
ya puedes navegar!

Más me perdió la poca fe...
La poca fe
de mi cantar.
Entre onda y cielo naufragué.

Y era un dolor inmenso el mar.

Dámaso Alonso.

Pintura: "Marina", Ricardo Verdugo Landi.

"CALLE DEL ARRABAL", Dámaso Alonso

Se me quedó en lo hondo
una visión tan clara,
que tengo que entornar los ojos cuando
pretendo recordarla.

A un lado, hay un calvero de solares;
enfrente, están las casas alineadas,
porque esperan que de un momento a otro
la Primavera pasará.
Las sábanas,
aún goteantes, penden de todas las ventanas.
El viento juega con el sol en ellas
y ellas ríen del juego y de la gracia.
Y hay las niñas bonitas
que se peinan al aire libre.
Cantan
los chicos de una escuela la lección.
Las once dan.
Por el arroyo pasa
un viejo cojitranco
que empuja su carrito de naranjas.
 
Dámaso Alonso.

Pintura: "Muchacha trenzándose el cabello" (Suzanne Valadon), Pierre Auguste Reonir (1885).

"ROSALÍA TIENE QUINCE AÑOS", Dámaso Alonso

 
Quince almendros en flor, tus quince años.
¡Qué blancura el paisaje de tu alma!
Blanca como la nieve, cual la hoja
de papel en que escribo: toda blanca.

Todo es blanco: año nuevo y álbum nuevo;
yo escribo para ti blancas palabras.
Me rodea lo blanco, todo en blanco
como si fuera en una gran nevada.

¡Quince arbolillos tienes, Rosalía!
Y el viento viene, y los acariciaba...
Ya nieva el mundo flores, flores, flores;
ya nieva flores, blancas, blancas, blancas.

Dámaso Alonso.

Pintura: "Summer" ("Verano"), Walter Crane.

"EL NIÑO Y LA COMETA", Dámaso Alonso

El niño se sonreía
-mano inhábil, ojo atento­
y la cometa en el viento
(su corazón) se cernía.
Ave, cometa, de un día
su corazón soñoliento.
Pues el corazón quería
huir -pero no podía,
pero no sabía­ al viento.

Dámaso Alonso.

Pintura de Richard Baxter.


Mis poetas favoritos: DÁMASO ALONSO

Dámaso Alonso, cuyo nombre completo era Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas (Madrid, 1898-1990). Poeta y filólogo español, miembro de la Real Academia de la Historia y reconocido poeta de la llamada Generación del 27. Destacó, además, como eminente crítico de fama mundial, por sus estudios estilísticos.

Fue alumno de Ramón Menéndez Pidal en el Centro de Estudios Históricos, lugar que desempeñó una función básica en su vasta y profunda formación intelectual. En la Residencia de Estudiantes, en Madrid, conectó con los que serían sus compañeros de generación: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Manuel Altolaguirre. Enseñó lengua y literatura españolas, tanto en universidades extranjeras como nacionales: Berlín, Cambridge, Valencia (1933-1939) y Madrid (1939-1968). Asimismo, fue director de la Revista de Filología Española y de la Real Academia Española.

jueves, 7 de febrero de 2013

"PASARÁ", Mayte Dalianegra


Pasará el calor canicular,
las vistas del mar
y los cuerpos semidesnudos
postrados ante la contundencia
del verano.

Pasará este tiempo de silencio
entre tú y yo,
y otro silencio aún mayor
se instalará en tu vida
solitaria y vacía de afectos.

Notarás cómo pasan los días
sin que nadie te envíe
el eco de un beso,
y cerrarás los puños
sin que puedan aprehender
más que un inhóspito desierto.

Pasará la vida a tu lado
sin que veas más que seres
desprovistos de rostro,
y aunque ahora no lo creas,
me echarás a faltar
como la tierra reseca añora
el beso libidinoso de la lluvia,
pero entonces, solo seré un recuerdo
prendido en un tiempo pasado.

(Mayte Dalianegra)

Pintura de Robles Muñoz
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