miércoles, 23 de septiembre de 2015

"SI SIENTES QUE EL CORAZÓN TE APRIETA...", Mayte Dalianegra

Si sientes que el corazón
te aprieta los poros,
despégate del suelo,
deja que levanten vuelo tus alas,
las de liviana pluma,
las de blanca pluma
de garza,
las que no permiten
que la boca de la tormenta
alcance los innúmeros paraísos.

Deja que una brisa azulada temple tu frente,
tu frente poderosa de basalto,
y cierra los ojos,
divisa el paisaje de tus párpados,
el riego reticular de los capilares
que fertilizan tus retinas
y las transforman
en exuberantes vergeles,
en jardines de mandrágoras.

Si todavía así
sientes que crepita la llama
del desamparo,
penetra en tus abismos,
los que conducen a tu núcleo de fulgores
sin sombras,
ese cuyas membranas
aún conservan huellas de manos infantiles,
aún conservan sonrisas inocentes.

No te detengas, prosigue
tu incursión y evita las marejadas,
la conspiración de las centellas,
la palabra mercenaria que se adosa al oído,
los demonios coronados de pétalos,
los amuletos y los escapularios.

Evita todo eso y más que encuentres
allá donde tus pies hallen senderos.
Evita la maldición de la memoria
cuando te abra en llagas,
y evita la soledad de la muchedumbre.

Camina sobre la hierba dócil
y llega,
aunque tengas que hacer uso del atajo,
aunque tengas que emboscarte
entre las rosas.

Arriba a la costa que lleva por nombre
tu mismo nombre
y, cuando lo hagas, fondea.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La partida de los argonautas de Yolcos" (1487), atribuido a Pietro del Donzello

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"CARPE NOCTEM"

Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo
ciego como adivino,
los racimos del pubis y las constelaciones,
el romper y romper
de besos con dibujos de olas y espirales.
Miles de arterias fluyen
mecidas como algas. Carpe mare.
Seducción de la luz,
de los sexos abiertos como tersas actinias,
de la espuma en las ingles y las olas
y el vello en las orillas, salpicado de sed.

Desear es llevar
el destino del mar dentro del cuerpo.

(Aurora Luque)

Pintura: "Afrodita", Robert Fowler

"ANUNCIACIÓN DEL VERANO", Aurora Luque

Una avioneta blanca sobrevuela la costa
con su estela de lona casi en blanco.
"Anúnciese en el aire". Desde el apartamento
los parasoles verdes, naranjas, morados

hacen que el mar se vista a estas alturas
una túnica pop. Se hunde aquel barco
centímetro a centímetro, sus tribales quehaceres
de antigua pesquería. Este verano

nos deslumbra el blanquísimo poliéster
de un yate sobre el puzzle inacabado
de un movedizo mar turquesa, malva.
Descienden las gaviotas. ¿No está la vida acaso

bajo un inmenso toldo de luz que la protege
del ardor del vacío, de su abrazo
de las ondas violetas de la muerte,
de su quehacer tribal, del viejo pacto?

(Aurora Luque)

Pintura: "Salvavidas", Kenton Nelson

"ACUARELA", Aurora Luque

Hay viajes que se suman al antiguo color de las pupilas.
Después de ver la isla de Calipso ¿es que acaso Odiseo
volvió a mirar igual? ¿No se fijó un color
como un extraño cúmulo de algas
en sus pupilas viejas? Lo mismo que en los pliegues
mínimos de la piel
se fosilizan besos y desdenes, así los ojos filtran
esa franja turquesa del mar que acuna islas,
medusas de amatista, blancura de navíos.
La piel es vertedero de memoria
lo mismo que el poema. Pero acaso unos ojos
extrañamente verdes de repente dibujen
empapados de luz
un boscoso archipiélago perdido.

(Aurora Luque)

Pintura: "Calypso" (1906), George Hitchcock