Bésame en la boca,
en el tiempo y en la distancia,
bajo el verdor de una isla tropical
que se engasta en la mirada, “nha cretcheu”.
Bésame con rumor
de caracola marina,
de venera de Venus africana;
bésame con labios de madrépora, “nha cretcheu”.
Bésame con embate de ola atlántica,
con titánica fuerza de gigante oceánico.
Bésame con tus ojos clavados,
como tachuelas, en los míos anhelantes;
bésame siempre bajo el persistente flujo de las estrellas,
con el calor de tu aliento licuando mi “saudade”.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “El beso” (1859), Francesco Hayez, Pinacoteca di Brera, Milán, Italia