jueves, 19 de mayo de 2016

"EUROPA", Mayte Dalianegra

En una de las márgenes del Bósforo  
germinó la semilla de su nombre; 
se sembró al escupirla alguna boca 
desde la orilla opuesta, mientras el discurrir 
serpentino del agua la humectaba.

¿Qué se sabía entonces de occidente 
y oriente? Los humanos trasegaban sus rumbos 
persiguiendo la luz de las estrellas.

Nadie profetizaba su destino, 
no la consideraban más que un trozo de tierra, 
una insignificante región que las sibilas 
despreciaban altivas, sumidas en las sombras 
oscuras que provee la ignorancia. 

Todo nace minúsculo, creciendo 
con el soplo del tiempo, y así llegó a titán 
el embrión de esa tierra y de ese nombre. 

Sabemos que nació, sabemos que está aquí, 
y debemos saber que todo cuanto existe 
—incluso el brillo ardiente de las constelaciones— 
permutará colores y figuras
como pasan del blanco al gris las nubes, 
como cambia el vapor de forma al incidir 
el viento con su fuero.

(Mayte Dalianegra)

Ilustración: "El rapto de Europa", Alexander Nedzvetskaya  



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"OLIVO", Paloma Palao


Mansedumbre crecida
que su fruto confiere
al impulso
fugaz que se acerca
y demanda, insaciable añoranza
de paciencia
y esfuerzo, vano intento de ser
que insistente reclama
del vano oficio
su mesura alada
y ofreciendo
cruel
ensalmo en su luz vencida
hiere del tiempo
su esbeltez negada, quimera altiva
que afligido acata. 

(Paloma Palao)

Pintura: "Tronco de olivo", Marina Caycedo

"SON IMPORTANTES TANTAS COSAS...", Paloma Palao

Son importantes tantas cosas
—madre—. El olor
de naftalina, los baúles
en los que vamos destripando
sueños, años pasados
bajo la misma sombra. Sin embargo,
preparo con prisa mis maletas, vacío
los cajones rencorosa
de una alegría que no pudiste
darme, y es todo tuyo
—madre—. Las maderas
que rechinan vengativas, los cuadros
de dudosa
firma, las bandejas de plata que transportaron
turrones navidades
pasadas y nunca perseguidas.
Hago el inventario
—cruel siempre— que me anuncia
tu presente
concepción de silencios. Hago
y olvido, varias
docenas
de bordadas enaguas y colchas
con mi nombre. Las mantas
—madre— quedan con su olor a naftalina
enmohecida, quedan
dos pares de zapatos viejos, mi primer
par de medias, el bolso
que estrené una mañana, cuando tuve
que esconder mi pañuelo
demasiado grande para una sola
lágrima. Mi estatura
se parte —frente a ti— y sólo
queda un murmullo
de alas vencidas por la vida. Me olvido
de las cosas importantes. Del vaso
de mis fiebres, de las horas
pasadas sobre mí como en la muerte. Me llevo
todo —madre—. Hasta esa lágrima
dormida entre mis ojos. Dejo
a cambio el inventario —firmado y rubricado—
de mis sueños. Abres la puerta, salgo
cierras. Vuelves
por el largo pasillo de la casa. Enderezas
ese cuadro
torcido, que yo moví al pasar y quizá
pienses en pintar las paredes
de mi cuarto, en cambiar las cortinas,
en recoger pisadas que aún
nos viven,
que nos pueblan de adioses
presurosos, como alargados trenes
que no paran. Que no te importe
nada, madre, madre. Que no te importe
la sangre —madre mía— que en río
de silencios nos separa. Que no te importen
las llaves que perdiste
para impedir mi marcha.

(Paloma Palao)

Pintura: "New York", Eduardo Úrculo



"VIVIR EN TU VOZ", Paloma Palao

Vivir en tu voz,
doblarme
bajo tu párpado, sería necesario
para compensar
el beso
de nieve, la luciérnaga
de esta resurrección imposible. Pero nada
han hueco como el agua,
donde el pozo
no es medida, sino acumulación
culpable del vacío, inexistencia
proclamada,
fondo desposeído por su transparencia,
recompensa de mirar
hacia la oscuridad
y hacia dentro.

(Paloma Palao)

Pintura: "La playa de los deseos", Alberto Pancorbo

"ESA PUERTA DE MÁRMOL", Paloma Palao


Esa puerta de mármol, esa losa
que cae sobre mi alma
si ando, donde me voy dejando
nudillos, nudos, manos...
He de tirarla abajo.
Esa madera joven, en la que me he
clavado, con ranuras
estrechas, con bisagras gigantes,
que envuelta de recuerdos
me sale siempre al paso...
He de tirarla abajo.
Esa puerta que llama cuando sigo
adelante, esa puerta que avanza
cuando yo me he parado. Esa puerta
que escucha cuando yo estoy
llamando...
Esa puerta —que es mía—
he de tirarla abajo.

(Paloma Palao)

Pintura: "La puerta", Alberto Pancorbo

Mis poetas favoritos: PALOMA PALAO

Paloma Palao Herrero (Madrid 1944 - Palma de Mallorca 1986). Nacida en Madrid en 1944, en el seno de una familia de clase alta, se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid, abandonando después la abogacía para dedicarse únicamente a la poesía.

Fue profesora de Lengua Española en el Instituto de Cultura y colaboró con sus escritos en medios periodísticos y revistas tales como La Estafeta Literaria, Litoral, Mundo Hispánico, Bellas Artes e Ínsula.

Su obra está contenida en los siguientes títulos: "El gato junto al agua", 1971 (Accésit al Premio Adonais 1970); Resurrección de la memoria", 1978 (finalista del Premio Boscán en el año 1977);  "Contemplación del destierro", 1982; "Retablo profano", 1985; "Hortus conclusus", 1986, y "Música o nieve", 1986. "Hiel", 1997, fue publicado póstumamente.

Ganó el accésit del Premio Adonáis en el año 1970, con el libro “El gato junto al agua”.

Falleció en Mallorca en 1986, en un accidente de tráfico.

martes, 17 de mayo de 2016

"MUNDO ANTIGUO", Mayte Dalianegra


Ánfora, hidria,
olpe, crátera,
enócoe, kílix…

cuando el tiempo pesa más que el polvo
de los huesos,
los objetos son la voz de la memoria.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Adriano visitando una alfarería británico romana" (1884), Lawrence Alma-Tadema

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sábado, 7 de mayo de 2016

"BIENVENIDA, DALIA", Mayte Dalianegra


Bienvenida, 
Perséfone vegetal que resurges 
bajo la urdimbre dorada
cuando la primavera 
tarda y llega en la canícula.

De entre hojas y tallos ajenos
emerge el recordatorio estacional
de los tuyos,
y cuando riego el jardín
veo tu mata
semejando grutescos caprichosos
de acanto corintio,
pero no, tu reino
no fue de este mundo,
sagrada xicaxochitl.

Bienvenida, 
dalia de pétalos afilados 
como lanzas ensangrentadas 
de verano.
Llevas en tu corola estrellada
la sonrisa rubicunda de un aleluya,
la misma alegría 
que enmaraña 
las leoninas melenas
de los cometas.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Dalias", Pío Collivadino (1869 – 1945)


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La "musa" inspiradora de este poema, en mi jardín

"FINAL", Álvaro Cunqueiro

Era era.

Sus manos nacían al lado de cada cosa
y de cada flor.

Temíase siempre su rotura
y a ella parecían converger los números y las estrellas.

El amanecer encontraba sus cabellos perdidos
y sus ojos depositados en sus propias orillas.

La noche la sorprendía siempre entregada a
sus oficios más antiguos
acompasándose de un corazón nuevo y silencioso.

Era solícita y tempestuosa
y no se parecía en nada a la luna.

(Álvaro Cunqueiro)

Ilustración de Vincent Bakkum

"RETORNO DE ULISES", Álvaro Cunqueiro


Pendiente y pensativa Penélope
pierdo ovillo nueve nuevamente canto.

Ese rostro que a las aguas envidiando
cómo sonríe tejiendo cuando el viento:
a las aguas cómo sonríe envidia que tejiendo
ese rostro en que pende que amanezca.
Cuando el viento el ovillo ovilloviento lleva,
—los largos dedos que nacieron flautas
en la boca de Ulises, cuando estaba enamorado.
Digo que los largos dedos no resisten
el polvo del viento que en los olivares,
los largos dedos que sorprendidos dicen
ovillo viento, ovillo nueve pido,
mi corazón tejiendo mar y sueño
bajo ese puente de ríos ignorados.

¡Oh Venus! ¿Adónde va el hilo revoloteando
que mis blancas piernas amorosas,
adónde los molinos, donde el viento gira,
cauces por donde el viento pasa, pisa?
¡Te digo Venus por arbustos, vallados,
rocas, caminos, puentes, silbidos,
ese hilo es un rostro que sonríe tejido:
acordándome ahora estoy que en el ovillo
nueve los labios cuando se pliegan habla.
¡Solamente dicen cuándo llega la sed
por los celestes puentes de esas islas?

(Álvaro Cunqueiro)

Pintura: "Ulises y Penélope" (1545) Francesco Primaticcio, The Toledo Museum of Art. Toledo. Ohio

"YO SOY DÁNAE", Álvaro Cunqueiro


Yo soy Dánae. Desnuda caía en el lecho come
bianca neve scende senza vento.
Y llegó secreto con el fulgor
convertido en monedas de oro que cayeron
sobre mí, alrededor, en el suelo.
Díjose a sí mismo una voz y aquel oro de ceca
se arremolinó en un amén y se hizo el varón.
Me encontró virgen, me surcó y me sembró.
Me bebió, como quien se echa con sed sobre un río.
Pero lo pasado pasado está.
Ahora soy vieja, y en un reino de columnas derrumbadas
voy y vengo por entre los cipreses y las palomas.
Me tienen por loca, y piensan que miento
cuando digo que fui desvirgada por Zeus.
Para burlarse de mí baten una moneda en el mármol
y yo pienso que él vuelve, y me quito la ropa
y me dejo caer desnuda en la hierba come
bianca neve scende senza vento.
Ni escucho sus risas. Ya soy vieja
pero nunca pude salir de aquel sueño de antaño.

(Álvaro Cunqueiro)

Pintura: "Dánae" (1527) Jan Gossaert 

"ELEGÍA", Álvaro Cunqueiro


Yo temía por su sonrisa.
Ella era aquella profundamente meditativa
a la que todo le nacía de los ojos
a la que nada le nacía de los ojos.

Sabía su sino por experiencia
y esto le había dado una melancolía graciosa de
ángel herido.

Ella era aquella que quería que yo le guardase
el secreto
de como todo le nacía de los ojos
de como nada le nacía de los ojos.

(Álvaro Cunqueiro)

Traducción de Vicente Araguas

Pintura de Rolf Armstrong

Mis poetas favoritos: ÁLVARO CUNQUEIRO

Álvaro Cunqueiro Mora. (Mondoñedo, Galicia, 22 de diciembre de 1911- Vigo, 28 de febrero de 1981). Escritor y cronista, gran conocedor de la gastronomía española.

Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela entre 1927 y 1934. En 1929 colabora en varias revistas, como Vallibria y Galiza. Publica su primer libro de poemas, Mar ao Norde, en 1932, seguido por Poemas do sí e non en 1933. Compagina esta actividad con sus colaboraciones (poemas y artículos) en otras revistas y diarios como Céltiga, Descobrimento, y El Compostelano.

Durante la Guerra Civil, y vinculado al nacionalismo conservador del Partido Galeguista, se refugia en Ortigueira, donde trabaja como profesor en el colegio Santa Marta y colabora asiduamente en el semanario de la institución. En 1938 se da de alta en el Registro General de Periodistas y comienza a ser conocido por su trabajo en castellano en las publicaciones Pueblo gallego de Vigo, La voz de España de San Sebastián, y el ABC de Madrid.

Esta actividad como periodista no supone un abandono de la poesía, ya que publica Elegías y canciones en 1940 y también sus conocidas obras de teatro Rogelia en Finisterre (1941), El caballero, la muerte y el diablo y otras dos o tres historias (1945), La balada de las damas del tiempo pasado (1945), y San Gonzalo (1945).

Desde Madrid colabora esporádicamente en revistas literarias como Finisterre y Posío y finalmente decide volver en 1946 a Galicia, donde continúa su labor intelectual y su colaboración con los principales periódicos gallegos.

En 1964 ingresa en la Real Academia Gallega con su discurso Tesouros novos e vellos, una pieza clásica de la literatura gallega contemporánea.

Como escritor gana numerosos premios, entre los que destacan el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nadal, y como periodista, el afamado Premio Conde de Godó.

El día 17 de mayo de 1991 tiene lugar la celebración en su honor de las Letras Galegas. En la actualidad varios premios llevan su nombre, como el Premio Nacional de Periodismo Gastronómico y el Premio Álvaro Cunqueiro para Textos Teatrais.

(Extraído de la página del Instituto Cervantes).