sábado, 27 de diciembre de 2014

"QUIERES", Mayte Dalianegra

Quieres que mis letras
sean dádivas de oro
que te recuerden el brillo del sol,
o que te traigan a la memoria
la alegría indolente e ingenua
de esas margaritas
que se prestan a ser deshojadas
buscando aserción o refutación.

Quieres que te hablen
de esos pequeños cupidos
que aparecen en los cuadros antiguos,
y que a menudo son confundidos con ángeles,
aun cuando su existencia se deba
al amor por la carne y no
al amor por el alma.

Quieres leer
la belleza en mis versos,
una belleza
hermana de una felicidad aparente,
aun cuando la verdad
rara vez sea su hermana.

Te daré, pues, mi pluma,
para que sean tus manos
las que dibujen ese cascarón hueco,
porque yo, no quiero.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Cupido y Psique infantes" (1890), William Adolphe Bouguereau


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"REPARAR EL MURO", Robert Frost

Algo hay que no es amigo de los muros,
Que hincha la tierra helada a sus cimientos,
Que arroja al sol las piedras desde el borde
Y abre brechas por donde caben dos.
Lo que hace el cazador es otra cosa:
Lo he reparado tras seguirlo a donde
No ha dejado ni piedra sobre piedra
Persiguiendo al conejo a su guarida
Para animar al perro. Éstas son brechas
Que nadie ve formarse —no hay ni pista—
Pero en la primavera hay que enmendar.
Se lo anuncio al vecino tras la cuesta;
Luego, un día, en la línea divisoria,
Nos encontramos a rehacer el muro.
El muro nos separa mientras vamos.
A cada cual las piedras que le tocan.
Unas, óvalos, otras, casi esferas,
Las hechizamos para balancearlas:
“¡Quédense ahí hasta que nos demos vuelta!"
Nuestros dedos se agrietan al asirlas.
Cierto, es juego campestre, como tantos,
Uno contra otro. Para más no da:
Donde vivimos no hace falta muro:
Él es de pinos, yo de manzanares.
Mis manzanos no van a ir a comerse
Las piñas de tus pinos, le señalo.
Él responde, “Buen muro, buen vecino".
La primavera es travesura, y pienso
Que podría meterle en la cabeza:
"¿Por qué «buen muro, buen vecino»? ¿No es
Eso una pauta para donde hay vacas?
Pero aquí no tenemos ni una vaca.
Antes de repararlo hay que plantearse
A quién uno va a incluir, a quién excluir,
Y quién puede acabar con un disgusto.
Algo hay que no es amigo de los muros,
Que los derriba. Quiero decir “duendes”
Pero no son exactamente duendes,
Y prefiero que él sea quien lo diga.
Lo veo con una piedra en cada mano,
Como un salvaje troglodita armado.
La sombra en que se mueve me parece
Más que sombra de ramas o de selva.
No indaga el estribillo de su padre
Y tanto le complace recordarlo
Que repite, “Buen muro, buen vecino”.

Robert Frost

(Versión del inglés de Pedro Poitevin a partir de una versión de Rhina Espaillat)

Pintura:"El muro", Elisa Andrés

"EL PELIGRO DE LA ESPERANZA", Robert Frost

Es justo allí
a mitad de camino entre
el huerto desnudo
y el huerto verde,
cuando las ramas están a punto
de estallar en flor,
en rosa y blanco,
que tememos lo peor.

Pues no hay región
que a cualquier precio
no elija ese tiempo
para una noche de escarcha.

Robert Frost

(Versión de Carlos López Narváez)

Pintura: "Almendro en flor" (2010), Ribes Coll

"EL CAMINO NO ELEGIDO", Robert Frost

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Robert Frost

(Versión de Agustí Bartra)

Pintura de John Atkinson Grimshaw

"ALTO EN EL BOSQUE EN UNA NOCHE DE INVIERNO", Robert Frost

Me imagino de quién son estos bosques.
Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.

Mi pequeño caballo encuentra insólito
parar aquí, sin ninguna alquería
entre el helado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.

Las campanillas del arnés sacude
Como si presintiera que ocurre algo...
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.

¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!
Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.

Robert Frost
(Versión de Agustí Bartra)

Pintura: "Bosque en invierno", Peder Mork Monsted

Mis poetas favoritos: ROBERT FROST

Robert Frost (Robert Lee Frost; San Francisco, 1874 - Boston, 1963) Poeta estadounidense. La inspiración en argumentos de la vida cotidiana, la sencillez estructural en la que subyace una notable pericia compositiva y el uso de un léxico simple y una expresión coloquial fueron las grandes premisas estéticas de la lírica de Robert Frost, sin duda uno de los más significativos exponentes de la poesía estadounidense del siglo XX.

Vivió durante su juventud en la región de Nueva Inglaterra, en el nordeste de los Estados Unidos, área cuyo paisaje influiría poderosamente en su estilo. Su primer poema fue aceptado por un editor cuando Frost contaba sólo catorce años, pero luego sus versos no alcanzaron éxito en los Estados Unidos. Después de probar sus fuerzas en el periodismo, en la enseñanza y aun en el modesto oficio de zapatero, en 1912 Robert Lee Frost decidió emigrar a Inglaterra, En 1912 se trasladó al Reino Unido, donde se publicó su primera colección poética, A Boy’s Will (1913; La voluntad de un joven). A continuación realizó North of Boston (1914; Al norte de Boston), con la que conseguiría un resonante éxito en los ambientes literarios de su país.

En 1915, tras el inicio de la I Guerra Mundial, Frost regresó a los Estados Unidos y trabajó a partir de entonces como profesor de literatura en el Amherst College, gozando ya de una reconocida reputación. Inspirada por la poesía pastoril y los poemas clásicos de Horacio y Virgilio, su poesía oculta tras su aparente simplicidad algunas inquietudes de carácter filosófico. Entre sus principales trabajos, por los que obtendría en cuatro ocasiones el Premio Pulitzer de literatura, se encuentran Mountain Interval (1916; Valle de montaña), un enfrentamiento entre el progreso tecnológico y la naturaleza; New Hampshire (1923), que supone su plena madurez artística; West-Running Brook (1928; Un arroyo que corre hacia el oeste); y dos dramas de inspiración religiosa compuestos en verso libre: A Masque of Reason (1945; Disfraz de razón) y A Masque of Mercy (1947; Disfraz de compasión). Fue galardonado con numerosos premios y distinciones honoríficas y, modernamente, continúa considerado como uno de los más importantes poetas estadounidenses del siglo XX.

La obra de Robert Frost se sitúa en la corriente renovadora que se produjo en Estados Unidos hacia 1912 y cuyo órgano fue la revista Poetry. Este movimiento juvenil puede considerarse como un nuevo romanticismo, tendente a volver a encauzar la poesía hacia la observación de la realidad y a abolir el uso del tradicional lenguaje poético. Se fija su nacimiento a raíz de la publicación de algunas colecciones de versos aparecidas casi simultáneamente, entre las que figuró La voluntad de un joven (A Boy's Will), de Frost (1913). La primera y más importante fuente inspiradora de Frost es la vida rural de Nueva Inglaterra, donde residió largo tiempo.

La simplicidad de su vocabulario, que a menudo cobra un carácter coloquial, y su puesto a la vanguardia de un movimiento reformista, le relacionan en cierto modo con el poeta inglés William Wordsworth. Pero en Frost, la ternura a veces dulzarrona de Wordsworth queda sustituida por una fuerza refrenada, donde el subjetivismo apenas goza de libertad. En esto precisamente difiere Frost de la mayoría de los restantes poetas del grupo "Nueva Poesía" ("New Poetry"). Algo muy genuino hay en su inspiración que nos capta inmediatamente.

Entre sus poemas más conocidos es preciso citar el diálogo "Entierro familiar" ("Home Burial"), que describe en un centenar de versos libres, con pinceladas amplias y seguras, la incomprensión que separa a un matrimonio de labradores después de la muerte del primer hijo que les nace. La madre no puede apartar la mirada de la tumba que divisa desde su ventana, como tampoco puede acercarse al marido después de haberle visto cavar con sus propias manos la pequeña fosa. El hombre es un ser bueno y sencillo; sufre, pero no sabe expresar su dolor y su cariño sino con frases rudas y cortantes, que a nada conducen, sino a herir cruelmente la exasperada sensibilidad de su mujer, que le juzga incapaz de sentir y comprender. La penetrante emoción que se desprende de esta situación está lograda con los medios más simples y por esto mismo los más eficaces.

En otras poesías, como "El miedo de la tempestad" ("Storm Fear") y "El árbol junto a mi ventana" ("Tree at my Window"), el poeta evoca los fenómenos naturales (una tormenta, un árbol, su jardín) como si se tratase de criaturas humanas. Nada puede ilustrar mejor el credo estético de Frost que sus propias palabras: "Una poesía comienza con un nudo en la garganta, un sentimiento de nostalgia, o una pena de amor. Consiste en una tentativa para encontrar una expresión y un esfuerzo para encontrar un apaciguamiento. Una poesía está acabada y completa cuando una emoción ha encontrado un pensamiento que la expresa, y el pensamiento una palabra".

Sus poemas reflejan la naturaleza ligada a las emociones de los hombres que la habitan, con un lenguaje sencillo que va tejiendo no obstante máximas o moralejas complejas. Su mundo es trágico pero a la vez, por efecto de una filosofía de la resignación o de una sabiduría elemental.Otra parte de su poesía es más personal e introspectiva, y en ella su mente se convierte en escenario de grandes batallas psicológicas, como si sus demonios lucharan contra el caos. También innovó en la métrica y los recursos prosódicos y melódicos, encontrando rimas tan sencillas como vigorosas: con un metro sencillo podía realizar variaciones infinitas.

En este sentido se distinguió de muchos de sus contemporáneos de principios del siglo XX, que utilizaban la experimentación indiscriminadamente. Innovó, además, en los diálogos dramáticos, unificando las formas poéticas con el habla coloquial. Recibió cuatro veces el premio Pulitzer y ha sido reconocido como uno de los poetas nacionales, además de gozar de una amplia popularidad en varias generaciones de lectores. Junto con Walt Whitman y Emily Dickinson, está considerado el mayor poeta de Estados Unidos.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

"EN UNA NOCHE COMO ÉSTA", Mayte Dalianegra

Da igual quién
haya nacido
en una noche como ésta,
porque en noches como ésta
eclosionaron desde la humilde violeta
al orgulloso narciso.

No importa su naturaleza,
ni importa tampoco
si en verdad fue eso o aquello,
si en verdad existió,
o si fue mito engendrado
de leyenda;
si nació tal día,
o si fue cualquier otro,
si nació en tal o cual paraje,
o si su progenie fue esa o aquella.

Da igual quién fuese,
o cómo fuese,
lo que importa
—lo que de verdad importa—
es que en una noche como ésta
—aunque sólo sea un breve intervalo—
se olvidan rencores
y mezquindades cotidianas,
nos reunimos en torno al hogar,
y entonces recuperamos el fuego.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Alleluia” (1896), Thomas Cooper Gotch

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Música: "Aleluya" (El Mesías), George Frideric Händel

sábado, 6 de diciembre de 2014

"AMOR", Mayte Dalianegra


Amor.
Esa palabra dormía
entre las paredes de mi corazón
como duerme el fruto 
en el cáliz de la flor.

Una mañana abrí los párpados
y pude dibujar sus sílabas 
en el horizonte.

Me pareció conocerla
desde mucho tiempo atrás,
me pareció que no me era ajena ni extraña,
me pareció que se pronunciaba
permitiendo que entrase una bocanada de aire
y consintiendo que saliese el mismo aire 
—vibrante y caliente—
a través del anillo de mis labios.

Me atreví a intentar articularla
con la voz madura del azúcar:
vocalizándola pausadamente, deteniéndome 
en su inicio y en su culmen,
acariciando la liviandad de sus alas.
Después lloré.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura de Yoel Díaz Gálvez

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"CARTA", Miquel Martí i Pol

Ahora que estoy muy solo y es de noche afuera
te escribo apenas para decirte que las cosas
nada han cambiado desde que nos dejamos,
que los árboles mueren lentamente, como siempre,
y el río sigue su curso de cada día.
Te escribo en el pueblo y me crecen líquenes
en las manos, las palabras me resuenan
silencio adentro, entre libros y sueños.
Estoy tan solo que ni oso moverme.
El tiempo se me va entre el estorbo
que soy, si miro hacia atrás,
y el horizonte de ti que se me aleja.
Todo ahora es reposado, tal vez
porque el riesgo es mayor y me maravilla
saber que me lo juego a una palabra.
Siempre hay un gesto profundo que no se mide
ni con las manos ni con la voz, un gesto que nos deja
tan enfrente de nosotros que se diría
que hemos vuelto a nacer. Podría yo
llenar de presencias este silencio enorme
y, poco a poco, hacerlo el centro;
podría decirte cosas más concretas
para convertir en arena la soledad
y arraigarme en ella, pero entonces
un viento salado me heriría los labios
y amo más el ocio de hablarte.
He aquí pues: te escribo y es de noche afuera.
¿Qué más podría hacer por retenerte
si el tiempo nada puede ya contra la espera
que me he impuesto de ti, si no me llega
rumor alguno de la noche y estoy inmóvil
porque el silencio eres tú y temo perderte?
Cada palabra es una mano que se abre
para acoger a otra mano. Soy todo palabras
y me entrego entero porque crecer
no mancha ya mi piel ni me desconcierta.

Sé esto desde que cada cosa
se me hace presente, insólita y precisa,
al cerrar los ojos, desde que me golpea
la nostalgia como una pesadilla y vivo siempre
hacia mí mismo. Hay días —créeme—
en que me niego a pensar en ti. No quisiera
separarte del silencio ni someterte
a la medida del deseo, y en cambio
te me muestras tan clara que parece
que tengo la sangre llena de vidrios.

Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia.

 Miquel Martí i Pol

(Traducción de Adolfo García Ortega)

Pintura: "Mujer joven leyendo una carta" (1719), Jean Raoux, Museo del Louvre. París

"AHORA MISMO", Miquel Martí i Pol

Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos apenas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
territorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se sienta
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.

Miquel Martí i Pol

Pintura de Eduardo Úrculo

"DESCUBRISTEIS QUE EN SÓLO UN INSTANTE", Miquel Martí i Pol

Descubristeis que en sólo un instante
puede amarse como en toda una vida.
Descubristeis el gozo como una isla
desconocida que puede aparecer
ante la proa de la nave que os lleva,
una mañana ignorada,
por una ruta antigua.
Lanzaos ardientemente entonces
a la locura de amaros, ahora
que vuestro cuerpo es ágil, y haced trizas
el ánfora que conservaba el viejo perfume,
para aspirar de un solo golpe
toda su intensidad dominadora,
y quién sabe si morir después de la prueba.

Miquel Martí i Pol

Pintura de Renso Castaneda Zevallos

"COSAS", Miquel Martí i Pol

Sólo quiero recordar de este verano
la mirada cómplice
de una vecina que tomaba el sol
desnuda y sonrió complacida
al darse cuenta de que la contemplaba,
y aquel instante fugaz, irrepetible,
de total quietud, en que el mundo quedó
desierto de sí mismo y era un cristal
transparente y de nuevo compacto.
El verano no será otra cosa,
este verano, quiero decir, y si alguien me habla
de aquellas mil bagatelas inefables
que componen los días y las noches,
diré tranquilamente: —No me acuerdo.

Miquel Martí i Pol

Pintura: "Ninfa Loira", Paul Emile Chabas

Mis poetas favoritos: MIQUEL MARTÍ I POL

Miquel Martí i Pol (Roda de Ter, 19 de marzo de 1929 - Vich, 11 de noviembre de 2003), fue un poeta, escritor y traductor español.

A los catorce años empezó a trabajar en las oficinas de la fábrica textil Tecla Sala, donde ya trabajaba su madre. A los diecinueve años cae enfermo de tuberculosis pulmonar, lo que le obliga a pasar un año en la cama, periodo en el que empezó a leer muchísimo.

En 1954 gana el premio Óssa Menor con Paraules al vent, su primera obra. En 1956 se casa con Dolors Feixas, con quien tendrá una hija y un hijo. Empieza a traducir e inicia una serie de actividades públicas: da conferencias, canta junto a miembros de la Nova Cançó, colabora en revistas... A finales de esta década también se implica en las actividades políticas del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).

A partir de 1968, empieza a manifestarse en el poeta una esclerosis múltiple que le llevó a abandonar la fábrica textil en 1973. Paulatinamente se convirtió en uno de los poetas catalanes más leídos. Su libro, Estimada Marta, superó los 100.000 ejemplares vendidos, en varias ediciones, y también se vendieron miles de ejemplares de L'àmbit de tots els àmbits o Llibre d'absències.

En 1978 recibió un homenaje en la Setmana Popular de Osona, organizada por la comisión de cultura del PSUC, con la asistencia de poetas como Vicent Andrés Estellés, Pere Quart, Joan Brossa, Joan Vinyoli, ,Frances Gisbert, Ramon Pinyol y Xavier Bru de Sala, entre otros. En Cataluña más de ochenta pueblos y ciudades tienen nombres de plazas y calles o monumentos dedicados a su memoria.

Tradujo al catalán Antoine de Saint-Exupéry (Ciutadella, en colaboración con Jordi Sarsanedas, 1965), Georges Arnaud (El salari de la por, 1968) Simone de Beauvoir (La mesura de l'home, 1969), Claude Lévi-Strauss (Tristos tròpics, 1969, El pensament salvatge, 1971), Apollinaire, Flaubert, Zola, Racine, Huysmans y Roland Barthes, entre otros.

Su obra ha sido traducida al castellano, asturiano, portugués, alemán, inglés, italiano, holandés, hebreo, esloveno, búlgaro, ruso y japonés.

lunes, 17 de noviembre de 2014

"ALFA Y OMEGA", Mayte Dalianegra


Soy mi génesis y mi amén,
mi pequeño universo,
el único realmente mío,
el único existente para mí.

El Big Bang comenzó conmigo,
no con mi primera llantina,
sino en el mismo instante de mi concepción.
Ahí los astros centelleaban con el brillo
elemental del relámpago,
iracundos de volcanes:
el sol, la luna,
toda una constelación de estrellas,
una nebulosa  rutilante y rubicunda como la sangre
que ya recorría mis dos células primarias.

Tan pequeña yo,
tan humilde yo,
tan poca cosa yo,
soy todo, mi todo,
soy todo lo que alcanzan mis sentidos:
los prados feraces, los árboles
esbeltos y rozagantes,
las flores y las frutas que en su abundancia
de colorido y aromas
avivan la sana alegría.
El arroyo que le canta a la tierra,
la piedra que recibe su caricia,
el beso que corona los labios amados
y cincela la piel con el mar de su espuma.

Todo eso que soy
me colma y me ancla,
me ata al regalo de la vida,
me desborda el corazón enternecido,
me muerde las aristas del misterio
y disuelve mi temor al infortunio.

Todo eso que soy,
todo eso,
esa llamarada que me tiñe
de plasma estelar,
se extinguirá en cenizas
tras un día que será una hilacha de luz,
cuando mis pupilas se opaquen de negrura,
cuando el fin del mundo me alcance,
así, quizás hasta de improviso.
El fin del mundo,
el único fin,
el de mi mundo,
el mío.

(Mayte Llera,  Dalianegra)

Pintura de Mara Lorenzini

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Música:"Uprising", Muse

"DINERO", Philip Larkin

Es así: periódicamente el dinero me reprocha
por qué lo dejo aquí sin utilizar.
Soy lo que nunca tuviste,
el sexo y las cosas buenas.
Tú puedes conseguirlas firmando unos cuantos cheques.
Entonces miro qué hacen los demás con el suyo:
seguramente no lo dejan debajo del colchón.
Ellos ya tienen una casa en la playa, un coche y  una mujer:
está claro que el dinero alguna relación guarda  con la vida
—en efecto, tiene mucho que ver si lo averiguas—:
no puedes postergar la juventud hasta que te jubiles
y por más que deposites tu sueldo, al final
tus ahorros apenas te permitirán pagar una afeitada.
Escucho el canto del dinero.
Es como mirar desde lo alto de un ventanal
una ciudad de provincia,
sus barrios, el canal, las iglesias
adornadas y  locas
bajo el sol de la tarde.
Es intensamente triste.

Philip Larkin

Pintura: "La maldición de la libertad", Patrick Pierson

"VENTANAS ALTAS", Philip Larkin

Cuando veo a una pareja de jóvenes
y adivino que él se la tira y que ella
usa un dispositivo o toma pastillas,
sé que ése es el paraíso

que todo viejo ha soñado a lo largo de su vida.
Gesticulaciones y ataduras dejadas a un lado
como una anticuada segadora,
y cada joven deslizándose por una larga pendiente,

hacia la felicidad. Dudo que si alguien
me hubiese visto hace cuarenta años
habría pensado: esto debe ser la vida;
ya no hay Dios, ni exudaciones en la oscuridad

por el infierno y todo eso, o la necesidad de ocultar
lo que piensas sobre el cura. Él y los suyos
se deslizarán por la pendiente como libres
pájaros miserables. Y de inmediato, aún sin palabras,

llega el pensamiento de las ventanas altas:
el sol retenido en los vidrios, y más allá
el aire profundo y azul, que nada muestra
y que no tiene término ni lugar.

Philip Larkin.

Pintura: "La casta Susana" (1914), Gonzalo Bilbao.

"AL MAR", Philip Larkin

Pisar el muro bajo que divide
La calle de la acera de concreto en la costa,
Recuerda bruscamente algo ya conocido
La alegre miniatura ribereña.
Todo va y se amontona bajo el leve horizonte:
Playa empinada, agua azul, toallas, gorros de baño rojos,
El quiebre fresco y repetido de las pequeñas y calladas olas
Sobre la arena cálida, amarilla
Y a lo lejos un barco a vapor blanco, estancado en la tarde.

¡Sigue pasando todo esto, sigue pasando!
El echarse y comer, dormirse oyendo espuma
(La oreja es un parlante y suena bastante manso
Bajo el cielo), o llevar a niños inseguros
De arriba abajo suavemente, de punta en blanco
Y asiendo el aire enorme, o girar a los viejos
Tiesos para que aprecien un último verano,
Sigue ocurriendo simplemente
A medias goce anual, a medias rito,

Como cuando, contento de estar solo,
Busqué en la arena a los Famosos Jugadores de Críquet,
O antes, cuando mis padres, oyentes
De ese mismo graznido de la costa, se conocieron.
Como un extraño ahora, veo la escena despejada:
La misma agua clara sobre las piedras ya pulidas,
El débil tiple de protesta en los lejanos bañistas
A sus afueras, y después los cigarros baratos,
Papel de chocolate, hojas de té, y al medio

Las rocas, latas de sopa oxidándose, hasta que las primeras
Pocas familias vuelven a sus coches.
El barco a vapor blanco se ha marchado. Como respiración dentro
De un vidrio
La luz del sol se ha vuelto lechosa. Si quedarnos
Cortos es lo peor de los climas perfectos,
Puede que por costumbre éstos la hagan mejor,
Viniendo al agua cada año tan torpemente desvestidos;
Como payasos enseñando a niños;
Ayudando a los viejos también, como se debe.

Philip Larkin.

Pintura de Kenton Nelson.

domingo, 16 de noviembre de 2014

"CURACIÓN POR LA FE", Philip Larkin

Lentamente las mujeres se ponen en fila donde él está
erguido con sus anteojos sin marco, cabellera plateada,
traje oscuro, cuello blanco. Los ordenanzas incansablemente
las persuaden hacia su voz y sus manos,
dentro de cuya primaveral agua tibia de lluvia de cuidado amoroso
cada una permanece unos veinte segundos. Y bien, hija querida,
qué te anda mal, pregunta la profunda voz nortemericana
y casi sin pausa, pasa a una oración dirigiendo a Dios sobre este ojo, aquella rodilla.
Las cabezas soportan las manos abruptas; luego, exiladas

como pensamientos que se pierden, se van en silencio; algunas
se pierden como ovejas, no vuelven a sus vidas otra vez
de inmediato; otras se quedan duras, estremeciéndose y con fuertes
y profundas lágrimas roncas, como si un chico mudo
e idiota todavía viviera dentro de ellas
para volver a despertar ante la bondad, pensando que una voz
finalmente las llama a ellas solas, que las manos han venido
para alzar y aligerar; y llega un gozo tal
que sus gruesas lenguas se desbocan, sus ojos derraman pena, un gentío
de grandes respuestas inaudibles empuja y se regocija…
¡Qué está mal! Bigotudos se sacuden en etiqueta florida:
ahora todo anda mal. En todos los de allí duerme
un sentido de la vida vivida según el amor.
Para algunos significa la diferencia que podrían hacer
amando a otros, pero en la mayoría ronda
todo lo que podrían haber hecho si los hubieran amado.
Eso nada cura. Un inmenso dolor que debilita,
como cuando, derritiéndose, el rígido paisaje solloza,
se despliega lentamente a través de ellos… eso, y la voz arriba
diciendo Hija mía, y todo lo que el tiempo ha refutado.

Philip Larkin.

Pintura: "La reina Clothilde", Thomas Cooper Gotch.

Mis poetas favoritos: PHILIP LARKIN

Philip Arthur Larkin (9 de agosto de 1922-2 de diciembre de 1985) fue un poeta, bibliotecario, novelista y crítico de jazz británico. En 1945 publicó su primer libro de poesía, El barco del norte, al que le siguieron dos novelas, Jill (1946) y Una chica en invierno (1947), pero adquirió notabilidad en 1955 con la publicación de su segunda colección de poemas, Un engaño menor, seguido por Las bodas de Pentecostés (1964) y Ventanas altas (1974). Entre 1961 y 1971, trabajó en el periódico The Daily Telegraph como su crítico de jazz (sus artículos fueron compilados posteriormente en All What Jazz: Escritos sobre jazz 1961–71, de 1985), y editó The Oxford Book of Twentieth-Century English Verse (1973).

Recibió varios honores, incluyendo la Queen's Gold Medal for Poetry. En 1984, después de la muerte de John Betjeman, le fue ofrecida la posición de poeta laureado del Reino Unido, la cual rechazó. Es considerado por la crítica como uno de los poetas ingleses más aclamados de la segunda mitad del siglo XX.

martes, 21 de octubre de 2014

"COMPAÑÍA", Mayte Dalianegra

El sol, 
la luna,
las estrellas que cautivan
con su brillo desmedido,
las flores que se abren al día, 
la carne que se abre al deseo…

Todo aquello que amamos
ya nunca 
nos abandona, 
aunque le demos la espalda,
aunque cerremos los ojos,
aunque desangremos los recuerdos.

Siempre queda la marca 
de una gota
esperando a que nuestras yemas
despierten el calor
que duerme en su cerco seco.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Tulipán rojo y blanco con Venus" (2010), Sherrie Wolf

Música: Suite bergamasque, Claro de luna, de Claude Debussy, interpretada por Daniel Barenboim

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"BENARÉS", Goya Gutiérrez

Aunque penetres lentamente,
Al principio no sabes
Si estás en un infierno,
Pero el olor a polvo
De ruedas, pies desnudos,
Pezuñas y pedales
Es terroso y terreno.
Y el flujo inagotable,
De embarrancado río
De gentes y animales
Sacrílego, en las calles
Del elegido puerto
Y Útero de la muerte.

Bajo nubes de incienso
Llama el fuego a los muertos
Engalanados y dispuestos
Hacia el altar, lugar de inicio
Que no cambia.

No hay luto en esta noche
Candente de sus carnes
Crepitando en el viento.

En la quietud del cielo
Desnudo que amanece,
Devolverá el aire
Al agua su principio.

Navegará,
Entre ceniza y lodo.
Alboreará,
El mundo liberado
Del perpetuo regreso

Goya Gutiérrez.

Pintura: "Benarés, en el río", Edwin Lord Weeks (1849 - 1903).

"ESCRIBIENDO LO QUE HUYE", Goya Gutiérrez

Tengo un rostro lacerado por arrugas secas.
Marguerite Duras.

El amante de rasgos afilados
y manos de marfil
tiene una cueva en el pecho
atravesada por hielos milenarios

El amante de la China del Norte
sostiene siglos en los hombros
a cambio de un oro viejo
que hunde también sus manos
en lo obsceno
Semejante a la miseria
de los que nada poseen

Leo los brazos de los tilos abriéndose
Cubriendo el verdepálido
de la noche Indochina
Reconozco a la niña de piel blanca
resucitada de millares de muertes
Dolor de desterrada
más anciana que el tiempo
Sabia como el oído y el ojo
que hacia dentro atesoran
filtrando un elixir:

(latido universal)
Con que una mano pueda los metales fundidos
al calor desnombrar

Escribiendo lo que huye

Goya Gutiérrez.

Pintura de Xiao Peng.

"DAR VIDA CANTAR SU MUERTE", Goya Gutiérrez

Tú sabes que no es fácil
que vuelvan a brotar esos gladiolos
Decir que en otro orden la luna el mar existen
Que grullas cenicientas transporten en su pico
la tormenta que sus sílabas puedan
relampaguear en tu poema

No es fácil que no te tiemble el pulso
ante el recuerdo de tantos amasijos de hierro
enmudecidos o de quien rehaciéndolos
quiso darles su voz sobre los campos
de pétalos cruzados en tallos de agonía

Que después de la noche cavada
ya ninguna palabra pueda ser pronunciada
ni escrita con su traje indigente
Y el peso de su color raído
Ha minado las capas muchos de sus tejidos:
belleza vaciada
en un negro agujero de polilla
¿Pero acaso no es ésta
la artífice de esa perforación?

Las palabras son panes que se amasan de nuevo
con esa levadura del día
Para mostrar las cosas los seres sus carencias
de mí a tu otro tacto
Transformándolas al calor que las dore
Y las haga olvidar en su corteza formada
los rumores los gestos todas las manos
que tú sabes en su interior habitan
Para poder vivir:

Dar vida cantar su muerte

Goya Gutiérrez.

Pintura: "Naturaleza muerta con Escarabajo" (1635), George Flegel.

"DE PARADA Y DESTINO IMPREVISIBLE", Goya Gutiérrez

Hay trenes como flechas traspasando mi ensueño
Oigo en la lejanía su aullido dilatado en el aire
en medio de la noche
Y todos sus vagones semejan componentes
de esa vieja manada de los antiguos lobos
Atravesando el furor de los hombres
Viajando así en su huida
hacia estepas que quieran albergarlos

Son trenes que no paran ni detienen su curso
en nuestras estaciones de paso cotidianas
Temen perder el rumbo y la velocidad
de su galope al ritmo de una brújula
dirigiendo sus pies fijando su destino
Veo el rumor de su despedida expandirse
Alejarse de la inmediatez de este silencio
de sonido vacío
como el foso que vela ésa tu otra existencia

Hay trenes alados que circundan mi calle
Aves de vuelo gris amaneciendo
que esperan arrancar como ayer
la noche de tus ojos
Su graznido ya no parece huir
Ves cómo se detiene y se aposenta
en raíles de un hierro
que si escuchas en él oirás aún las grietas
y el sabor residual de viajes oxidados

Sobre ellos ha crecido este ofidio
de nuestras cercanías
que pretende engullir tantas manos y pies
ovillados aún bajo su manta en sus asientos:
Hacia el aire expoliado de alas de la gran urbe
Hacia el nido gigante donde reina
un grito más duro y compacto que la roca:
cemento armado gris llenando la calvicie del día
al olvidar la oscuridad que acoge resonancias

De voces y de espacios
O raíles uniendo los fragmentos de túneles
que en mi insomnio estacionan
para que te alces al vagón de otro vuelo

De parada y destino imprevisibles

Goya Gutiérrez.

Pintura: "La durée poignardée" (1913), René Magritte.

lunes, 20 de octubre de 2014

Mis poetas favoritos: GOYA GUTIÉRREZ

Goya Gutiérrez es una poeta española que nació el 17 de noviembre 1954 en Cabolafunte, Zaragoza. De 1968 a 1999 vivió en Barcelona, en cuya Universidad se licenció en Filología Hispánica.

Ha estado durante años dedicada profesionalmente a la enseñanza pública en el nivel de secundaria, impartiendo la asignatura de Lengua y Literatura castellana.

Actualmente reside en Castelldefels, donde es  coeditora y directora de la revista literaria Alga, en versión bilingüe -castellano-catalán-.

Formó parte del grupo de poetas editores de "Bauma Cuadernos de Poesía", y participa activamente en el grupo de poesía "Alga".

Sus actividades culturales giran en torno a la literatura, y más específicamente la poesía, tanto en el campo de la creación como en el de la crítica.

Su obra poética está contenida en las siguientes publicaciones: "Regresar", en 1995, "De yeguas y espumas", en 2001,"La mirada y el viaje", en 2004, "El cantar de las amantes", en 2006 y "Ánforas", en 2009.

domingo, 28 de septiembre de 2014

"COSTUMBRE", Mayte Dalianegra


El polvo del camino 
está acostumbrado
a los perros flacos que vagabundean,
a los niños huérfanos  —de todo— que regresan 
a la humildad de sus hogares 
abrazados 
a pequeños tesoros,
a juguetes rotos e inservibles
hallados con tesón en los vertederos.

El polvo del camino 
está acostumbrado 
a las huellas 
que graban en su árida piel 
los tacos
de botas militares y las orugas 
de tanquetas y carros de combate.

El polvo del camino 
—impasible y estéril—
está acostumbrado
también a otras huellas,
las de pies mal calzados 
arrastrándose, pesarosos, 
hacia el exilio
impuesto por la voz del fusil.

El polvo del camino,
que todo lo sabe y todo lo calla,
fiel a su costumbre,
rehúsa hablar del humo de las bombas
y de los niños rotos como sus juguetes.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Lorenza II, retrato de una niña palestina", Sandra València


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"JUVENTUD, YO TE CONSUMO", Philippe Jaccottet

Juventud, yo te consumo
con esta madera que fue verde
en el humo más claro
que haya llevado nunca el aire.

Alma que por nada te asustas,
la tierra del fin del invierno
es sólo una tumba de abejas.

Philippe Jaccottet.

(Versión de Rafael-José Díaz).

Pintura de Martinho Isidro Correia.

"MIENTRAS TE ESCUCHO", Philippe Jaccottet

Mientras te escucho,
el reflejo de una vela
tiembla en el espejo
como una llama trenzada
en agua.

Esta voz, también, ¿no es el eco
de otra, más real?

¿ Va él a escucharla, él que se debate
entre las manos siempre demasiado lentas
del verdugo?
¿La oiré yo?

Si alguna vez hablan por encima de nosotros
entre los árboles constelados de su abril.

Philippe Jaccottet.

(Versión de Rafael-José Díaz).

Pintura de Vladimir Ekimov.

"HABRÁ EN MI OJO...", Philippe Jaccottet

Habrá en mi ojo siempre sin embargo
una invisible rosa de nostalgia
como esas veces en que sobre un lago
ha pasado la sombra de un pájaro

Philippe Jaccottet. 

(Versión de Rafael-José Díaz).

Pintura: "El falso espejo" (1935), René Magritte.

"ESCUCHA, MIRA...", Philippe Jaccottet

Escucha, mira: ¿no hay algo que sube
de la tierra, de mucho más abajo,
como una luz, en oleadas, como un Lázaro
herido, absorto, en lento batir de alas
blancas -mientras que por un instante todo calla,
y es en verdad aquí donde estamos, asustados,
y no descienden así de más allá del cielo,
a su encuentro, otros vuelos, más blancos
-por no haber discurrido entre raíces de barro-,
y no corren ahora unos contra otros
cada vez más deprisa, a la manera
de los encuentros amorosos?

Ah, piénsalo, dilo, sea lo que sea,
di que algo así puede ser visto,
que sabréis aún correr así,
pero dentro del áspero manto de la noche.

Philippe Jaccottet.

(Versión de Rafael-José Díaz).

Pintura: "La masía", Joan Miró.

"LA LECHUZA", Philippe Jaccottet

La noche es una gran ciudad dormida
donde sopla el viento... Llegó de lejos hasta
el asilo de este lecho. Es junio, y medianoche.
Tú duermes, me han llevado a estos bordes infinitos,
el viento mueve el avellano. Esta llamada
se acerca y se retira, diríamos que es
un destello huyendo entre los bosques, o bien
las sombras que giran, se dice, en los infiernos.
(De esta llamada, cuántas cosas podría decir
en la noche de estío, y de tus ojos...) Pero no es
sino la lechuza, ese pájaro, llamándonos desde el fondo
de estos bosques de suburbio. Y ya nuestro olor
es el de la podredumbre al alba,
ya bajo nuestra cálida piel apunta el hueso,
mientras se apagan los astros en todas las esquinas.

Philippe Jaccottet.

(Versión de Rafael-José Díaz).

Pintura: "Juego de lechuza", Alberto Garo.

Mis poetas favoritos: PHILIPPE JACCOTTET

Philippe Jaccottet (nacido en Moudon, Suiza, el 30 de junio de 1925) es un poeta y traductor de varios idiomas, afincado en Francia desde 1953.

Nacido en Moudon, Jaccottet estudió Letras en Lausana, si bien pronto se trasladó a París, donde trabajó para la editorial Mermod durante varios años. Muy joven, conoció al poeta Gustave Roud, con el que mantuvo una importante y larga Correspondencia, 1942-1976.

Finalmente se instaló, al casarse en 1953 con la pintora Anne-Marie Haesler, en una pequeña población, Grignan, de la comarca de Drôme, en la Provenza, para vivir toda la vida allí dedicado a la literatura y a la traducción. En ese mismo año, Jaccottet publicó su primer libro de poesía. Y ha seguido escribiendo —ensayos, críticas, prosas, poemas— hasta la actualidad. Hoy se le considera uno de los más grandes poetas vivos de lengua francesa.

Se han traducido al castellano varios de sus libros. Su ensayo Rilke por sí mismo; una bella y extraña narración en primera persona, con un trasfondo existencial y ontológica, La oscuridad; y varios libros de poesía, como Cantos de abajo, A la luz del invierno, Pensamientos bajo las nubes, El ignorante, A través de un vergel, Cuaderno de verdor, Y, sin embargo y Aires, además del ensayo El paseo bajo los árboles. La mayoría de estas versiones se deben al poeta y traductor Rafael-José Díaz. El también poeta Fernando Romera tradujo al castellano una selección de sus poemas bajo el título de "24 poemas".

Por otro lado, Jaccottet ha hecho traducciones al francés muy reconocidas, sobre todo del alemán, pero también del italiano, español, ruso y griego. Efectivamente, tradujo a clásicos alemanes como Goethe o Friedrich Hölderlin, y a escritores del siglo XX como Mann, Rilke, así como la obra completa de Musil, de quien es gran especialista.

Pero asimismo ha traducido obras de Leopardi, y de Ungaretti o Carlo Cassola. A ello se añade una versión del poeta ruso Mandelstam, otra de Góngora, y un magnífico Homero: la Odisea.

Jean Starobinski ha señalado la confianza que los poemas de Philippe Jaccottet suscitan en el lector; su escritura sería una voz leal que habita el sentido, que encaja en la melodía: ante él pensamos que aún el discurso poético es posible, fuera de la solemnidad y de la grandilocuencia. El autor evita la gratuidad y la brillantez de las imágenes, pero también elude excluirse; Jaccottet no se ausenta, pero si no renuncia a la función expresiva, propia de la lírica, sin embargo su voz es la de alguien discreto en un grado máximo.Es uno de los pocos escritores que han sido recopilados en vida por La Pléiade: OEuvres, 2014.

martes, 9 de septiembre de 2014

"VOLVER A TI", Mayte Dalianegra


Volver a ti
como vuelve la lluvia al río
después de renunciar al estado gaseoso,
después de haber dejado atrás la sal del mar.

Volver y licuarme,
abrirme paso —con la determinación del rayo—
a través
del páramo yermo,
del sólido corazón de las rocas;
filtrarme en tus simas,
filtrarme en tus  cavernas
y circular por tus corrientes tibias
y subterráneas.

Ser el manantial que baile
sus aguas transparentes
en torno a lotos y nenúfares,
en torno a lirios y azucenas.

Ser la fuente que aplaque tu sed
en un cáliz nuevo,
beber también de tu caudal
y olvidar las arenas rizadas de dunas
con sus ilusorios espejismos de oasis.

(Mayte Dalianegra)



Pintura: “Ninfa de agua” (1923), John Collier


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Música: "Snap out of it", Arctic Monkeys