Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte; ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir, y rota
calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre; los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
pálida quedo cual marchita yerba;
y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
muerta parezco.
A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte; ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir, y rota
calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre; los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
pálida quedo cual marchita yerba;
y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
muerta parezco.
(Safo de Lesbos)
Pintura: "Sappho and Alcaeus" (Safo y Alceo), 1881, Lawrence Alma Tadema