martes, 27 de diciembre de 2022

"TIEMPO DE MAR", Ernestina de Champurcín


EL mar me pertenece
lo hago pasar entero
entre mis manos ávidas.
Lo acaricio le doy
la única mirada
sencilla que me queda
la que aún no han manchado
ni el miedo ni la muerte.

Mar limpio entre mis dedos
goteando esperanzas
porque sostiene aún
un velamen con brisa.

Mar de todos los mares
hoy contemplo en su espuma
otros mares antiguos:
aquel de mi primer
contacto con las playas
y el de aquellas lecturas
codiciosas e incómodas
bajo algún tamarindo.
Y aquel otro del trópico
sin huellas de turistas
con esa pulpa tierna
que ofrece el cocotero.

Quiero olvidar aquí
lo que sucedió anoche.
El mar no tiene culpa.
Es dócil, mío, puro,
es un lebrel que lame
mis plantas mansamente.

(Ernestina de Champurcín)

Pintura: "Girl fishing" (1913 ), John Singer Sargent

lunes, 26 de diciembre de 2022

"ENTREGA", Ernestina de Champurcín



Iré a tus manos, limpia, indemne, sin memoria,
renacida de ti y ajena a lo tuyo,
iré a tus manos casta,
desnuda de tus besos.

Sentirás al ceñirme que una rosa de nieve
insinúa en tus palmas su gélida caricia.
Seré para tu cuerpo el lino apaciguante
que sana y que perdona.

¡Deja que vaya en ti más allá de lo mío,
que abandone mi ser por la gloria del tuyo!
¡Aunque me huyas siempre,
iré a tus manos, muerta!

(Ernestina de Champurcín)

Pintura:  "Flor deshecha" (1906), de Antonio Fillol Granell

"AL FINAL DE LA TARDE", Ernestina de Champurcín



Al final de la tarde
dime tú ¿qué nos queda?
El zumo del recuerdo
y la sonrisa nueva
de algo que no fue
y hoy se nos entrega.

Al final de la tarde
las rosas siguen lentas
abriéndose y cerrándose
sin caer aún en tierra.

Al final de la tarde
no vale lo que queda
sino el impulso mágico
de la verdad completa.

(Ernestina de Champurcín)

Pintura: "Little girl holding rose blossom" (1986), Allan R. Banks

jueves, 22 de diciembre de 2022

"CARTA AL VACÍO", Ernestina de Champurcín


Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.

(Ernestina de Champurcín)

Pintura de Francine Van Hove

Mis poetas favoritos: ERNESTINA DE CHAMPURCÍN


Ernestina de Champourcín
  (cuyo nombre completo es Ernestina Michels de Champourcín Morán de Loredo) fue una poeta española, nacida en 1905 en Vitoria, Álava, Euskalerría.  

Fue una de las miembros más destacadas de "Las Sinsombrero" y una de las escritoras de poemas españolas de mayor relevancia en el movimiento del modernismo. Ernestina también formó parte de un grupo famoso de escritores de la época, la Generación del 27, en donde se observó una mayor inclusión femenina en la literatura popular, algo que hasta la fecha aún no era común ni aceptado.

En su infancia, se ve rodeada por un entorno familiar severo, de costumbres católicas y fieles a la normativa social clásica. Ernestina recibe una peculiar herencia genética uruguaya y francesa. De niña, Ernestina es educada de forma estricta con docentes exclusivas para ella que se aseguraron de adiestrarla en múltiples idiomas, incluyendo el francés y el inglés, los cuales dominó, desde una temprana edad, tan bien como el castellano.

Durante su juventud, la familia de Champourcín se despide de la región de Vitoria, dirigiéndose a la capital española. A partir de este momento, Ernestina continuaría su educación en el instituto Sagrado Corazón de Madrid. Sus estudios de bachillerato, en la escuela Cardenal Cisneros, la hicieron conocerse como una alumna destacada e inteligente. A pesar de sus grandes deseos de continuar con su educación en niveles superiores, no acudió a la universidad por el rechazo de su padre ante la idea.

Aun así, Ernestina descubre su pasión por la literatura poética y con tan solo 21 años comparte su primera publicación, titulada En silencio, que fue recibida con aclamación. Los críticos aplaudieron el estilo de escritura modernista y revolucionario de Ernestina, comparándolo con la expresión de sentimientos de Juan Ramón Jiménez, importante figura literaria de la época. Por supuesto, muchos criticaron sus temáticas progresistas, en especial con respecto a un predominio de la sensualidad con su descripción del romance, haciéndola víctima de una gran polémica. Otro de los miembros de la generación del 27, a la que Ernestina pertenecía, el poeta Gerardo Diego, incluyó su trabajo para la gran obra recopilatoria que publicó en el año 1934. 

Ernestina participó, junto a otras figuras destacadas de la época (Concha Méndez y María de Maeztu), en tareas republicanas, tales como su aporte como secretaria para el Liceo Femenino. En su labor filantrópica también conoce al escritor Juan José Domenchina, con quien terminó casada. A raíz de la Guerra Civil, Ernestina se une al trabajo de su marido en una organización conocida como «Protección de menores», cuyo objetivo era resguardar a los niños que habían quedado abandonados en el conflicto.

Ernestina y Juan José se ven obligados a abandonar España, exiliándose en México, en donde ella continúa publicando su obra poética de la mano del diario Rueca. Allí publicó Presencia a oscuras (1952), Cárcel de los sentidos (1960) y El nombre que me diste (1960). 

Su marido, Juan José Domenchina, falleció en 1959. En los últimos años, Ernestina se acercó a la religiosidad de su infancia y se aproximó al Opus Dei. En 1972 regresó a España y se instaló en Madrid, donde murió a principios del año 1999.

El resto de su obra poética es: En silencio (1926), Ahora (1928),  La voz en el tiempo (1931), Cántico inútil (1936),  Poemas del ser y del estar (1972),  Huyeron todas las islas (1988), Del vacío y sus dones (1993),  Epistolario (1927-1995) (2007).

viernes, 13 de mayo de 2022

"AQUELLAS OSCURAS GOLONDRINAS", Mayte Llera, Dalianegra


El aleteo de abeja,
imperceptible como mano de crupier,
del diminuto colibrí;

el vuelo plácido de la alondra,
cuyo lirismo celestial
alabara Shelley;

el manso de la tórtola,
sempiterna enamorada del suelo
y de sus granos;

el planeo solemne del águila
de fiero ojo de tigre

o el vértigo de los picados del halcón y del azor,

solo eran la premonición aérea
del retorno de oscuras
golondrinas
 —de aquellas que aprendieron
nuestros nombres—
deseosas de anidar en mi balcón.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Golondrinas” (2009), Marina Milá Figueras

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Música:"A certain romance", Artic Monkeys

sábado, 16 de abril de 2022

"QUE NO LLORE EL VERDUGO", Mayte Llera (Dalianegra)

A Servilio
No, no fue la sangre
del verdugo
la que sacramentó
la paja del cadalso,
ni fue su cuello
el que segó como mies
el filo vengador,
ni su cabeza
la que rodó hacia el cesto
como un planeta
en pos de su órbita.

No, que no llore
el verdugo,
que no llore
por la herida
que no lacera su carne,
que no clame justicia,
que no engañe su boca
virando hacia antiguas leyendas.

No, que no llore
el verdugo,
que descubra su semblante
engastado en espinas
y su voz,
predadora de verbos,
sea llama temblorosa
por la falta de aire
y suplique clemencia.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "El sacrificio de Ifigenia", óleo sobre lienzo de Pieter Pietersz (1540–1603)


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viernes, 15 de abril de 2022

"LXI (El honor de sufrir y otros poemas)", Anna de Noailles


Mi juventud no está en mis intrépidos cantos
que se van hacia los extraños,
ella está en el segundo insensato y rápido
del día en que tu corazón se congeló.
No es en los ojos de un vivo donde reposa
mi orgulloso rostro intransigente,
guarda su orgullo y su redondez de rosa
bajo tu frente, que ya no es cambiante.
Mi sueño deslumbrante, incrédulo y dócil,
que no creía en la muerte,
ahora sabe que solo es cierta y fácil
tu muerte —¡Que no conoces!

(Anna de Noailles)

Pintura: "Retrato de Anna de Noailles" (1913), óleo sobre lienzo de Ignacio Zuloaga 

"UNA TARDE MORISTE", Anna de Noailles


Una tarde, a la hora en que el día termina,
moriste de repente. La pereza terrible
y dulce no te venció invadiéndote.
Nada te anticipó el letargo y la tumba.
Tú, el sueño tuviste, y yo peno y tropiezo;
y la muerte más muerta es el sobrevivirte.

(Anna de Noailles)

Pintura: "Electra en la tumba de Agamenón", óleo sobre lienzo de Frederic Leighton

"CI (El honor de sufrir y otros poemas)", Anna de Noailles


Estar pálido, mudo, inmóvil, ausente, muerto…
El azul de la noche tiene su estrella feliz,
el silencio murmurante anima la sombra hueca,
el amante sueña y gime sobre el labio que muerde.

La mano, aturdida, pero dispuesta y grácil,
llena la inmensidad de secretas carillones.
Los jardines están acostados bajo sus fáciles rosas,
el mediodía guiña los ojos con el oro de sus rayos.

El azar, los deseos construyen aventuras;
un juego placentero o duro enreda a los humanos;
en el soplo despreocupado de la fuerte Naturaleza
el buque activo del tiempo navega hacia el mañana.

¡Pero lejos de este ágil y fino encaje
que es la escandalosa vida de los husos giratorios,
conozco el lugar extraño, y si embargo familiar,
donde mi mirada terca viene a contemplar tus huesos!

(Anna de Noailles)

Pintura: "Nocturno veneciano", óleo sobre lienzo de Iván Aivazovsky

"EL DÍA FELIZ", Anna de Noailles


Aquí estoy derrotada y temblando de verte,
Bel verano que vienen a jugar y sentarse
en el frondoso jardín, bajo el árbol y el árbol.
¡Como tu dulzura en mi alma gotea!
Encuentro el prado, el estanque, los nogales redondos, 
los rosales con sus mosquitos, 
el abeto cuya corteza es resinosa y caliente.
Toda la miel del verano aromatiza y merodea
en el viento que cuelga de las flores como un enjambre.
Las uvas ya están hinchadas y madurando.
El olor de la gran cantidad de trigo se eleva desde la tierra,
el día es abundante y puro, el aire apaga
como el agua que bebemos a la sombra en los pozos,
el jardín descansa.
—Ah! momento delicado y delicado del año,
te respiraré todos los días
y presionaré sobre mi corazón la cosecha del camino.
Voy a probar y tomar en mis manos 
la madera, las fuentes de agua, el seto y sus espinas.
—Y, cuando en el borde meñique de las colinas
descenderás y morirás, hermoso sol,
regresaré, siguiendo en el aire tranquilo y dorado
el camino del silencio y el olor a fruta,
hacia el jardín florido, lleno de hierbas familiares ,
feliz de encontrar, en el momento más querido de la noche,
el jardín para dormir, el agua fresca y la regadera ... 

(Anna de Noailles)

Pintura de Igor Semenikhin

Mis poetas favoritos: ANNA DE NOAILLES


Anna de Noailles
(nacida princesa Anna Elisabeth Bibesco-Bassaraba de Brancovan y después condesa Mathieu por matrimonio; París, 15 de noviembre de 1876 – 30 de abril de 1933, a los 56 años), fue una poetisa francesa de origen rumano. 

Nacida en París, es una descendiente directa de Sofroniy de Vratsa, célebre personalidad de la vida espiritual y literaria rumana de principios del siglo XIX. Su madre, de nacionalidad griega, había sido anteriormente conocida como Raluca (Rachel) Musuru, conocida profesional de la música a quien el compositor polaco Ignacy Paderewski dedicó varias composiciones. 

Su tía, la princesa Elena Bibescu, desempeñó, con el nombre de Hélène Bibesco, un papel activo en la vida artística de París de fines del siglo XIX hasta su muerte en 1902. Tuvo una relación amorosa con Henri Franck (m. 1912), poeta patriótico próximo a Maurice Barrès, hermano de Lisette de Brinon. 

En 1897, se casó con Mathieu de Noailles (1873-1942), cuarto hijo del séptimo duque de Noailles. La pareja pronto pasó a formar parte de la alta sociedad parisina de la época. Tuvieron un hijo, el conde Anne Jules de Noailles (1900-1979). 

Fue mecenas en el París de los salones literarios. A comienzos del siglo XX, su salón en la avenida Hoche atrajo a la élite intelectual, literaria y artística de la época, entre ellos: Edmond Rostand, Francis Jammes, Paul Claudel, Colette, André Gide, Maurice Barrès, Frédéric Mistral, Robert de Montesquiou, Paul Valéry, Jean Cocteau, Alphonse Daudet, Pierre Loti, Paul Hervieu y Max Jacob. 

En 1904, con otras mujeres como la Sra. de Alphonse Daudet y Judith Gautier (la hija de Théophile Gautier), Anna de Noailles creó el premio «Vie Heureuse» ("Vida Feliz"), la revista del mismo nombre, que más tarde será premio Fémina, a fin de recompensar los mejores escritos franceses, ya fuera en prosa o en poesía. 

Tuvo relaciones amistosas con la élite intelectual, literaria y artística de la época, incluyendo Marcel Proust, Francis Jammes, Colette, André Gide, Frédéric Mistral, Robert de Montesquiou-Fezensac, Paul Valéry, Jean Cocteau, Pierre Loti, Paul Hervieu y Max Jacob. 

Anna de Noailles fue tan popular en su tiempo que muchos artistas famosos de la época la retrataron, incluyendo entre ellos a Antonio de la Gándara, Kees Van Dongen, Jacques Émile Blanche, Tamara de Lempicka, Ignacio Zuloaga (Museo de Bellas Artes de Bilbao) o el pintor británico Philip de László. En 1906 su imagen fue esculpida por Auguste Rodin; el modelo en arcilla puede verse aún hoy en el Museo Rodin de París, y el busto en mármol acabado está en el Museo Metropolitano de Nueva York. 

Anna de Noailles fue la primera mujer en convertirse en comandante de la Legión de Honor, la primera mujer admitida en la Real Academia Belga de la Lengua y Literatura Francesas, y fue distinguida con el "Grand Prix" de la Académie Française en 1921. 

Murió en 1933 y fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise en París. 

Obras:

Anna de Noailles escribió tres novelas, una autobiografía y muchos poemas. Su lirismo apasionado se exalta en una obra que desarrolla, de una manera muy personal, los grandes temas del amor, la naturaleza y la muerte. 
Le Cœur innombrable («El corazón innumerable», 1901)
L'Ombre des jours (1902)
La Nouvelle Espérance («La nueva esperanza», 1903)
Le Visage émerveillé (1904)
La Domination («La dominación», 1905)
Les Éblouissements (1907)
Les Vivants et les Morts (1913)
De la rive d'Europe à la rive d'Asie (1913)
Les Forces éternelles (1920)
À Rudyard Kipling (1921)
Discours à l'Académie belge (1922)
Les Innocentes, ou La Sagesse des femmes (1923)
Poème de l'amour («Poema de amor», 1924)
Passions et vanités, 1926
L'Honneur de souffrir (1927)
Poèmes d'enfance (1929)
Choix de poésies, Fasquelle (1930), después Grasset (1976) con prefacio de Jean Rostand de 1960
Exactitudes, Paris (1930)
Le Livre de ma vie («El libro de mi vida», 1932)
Derniers Vers (1933)
Derniers Vers et Poèmes d'enfance (1934)

(Texto extraído de Wikipedia)

sábado, 12 de febrero de 2022

"UNA DÉCIMA POR ENCARGO", Mayte Llera (Dalianegra)


Un euskaldún y un guajiro
una décima encargaron
y, como me aconsejaron,
habré de darle un gran giro
al verso libre, al que miro
como ejemplo de poema,
que aquí ha de ser anatema,
y en el rimar y escandir,
hallaré mi porvenir
si me libro de la quema.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “La melodía", Kate Elizabeth Bunce (1856 - 1927)

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martes, 1 de febrero de 2022

"INERCIA", Mayte Llera (Dalianegra)

La ducha se prolonga
como la sobremesa.

El sol arría su vela a medianoche
y la medianoche besa la boca
de la madrugada.

No consigo apearme del tranvía
sin que me arrastre el empuje de la inercia.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Autorretrato en el baño" (1909), Zinaída Serebryakova

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"EL VUELO", Guadalupe Grande


La vida nos sabe a poco,
el mar no nos basta.
Somos un signo de interrogación
que ha perdido su pregunta.

Y sobre todas las tristezas,
el vuelo ensimismado del trapecio.

—Pronuncié tu nombre más solitario,
tu nombre hecho de ausencia,
mínimo conjuro de sílabas que nombra
la falta sin límites de tu tamaño,
palabra inhóspita que lleva
a una región de aire
en la que el equilibrio es un calvario.

—Conozco bien esta vocación de aire,
esta opulenta miseria,
este esplendor de la tristeza,
este ultraje de las redes y del tiempo.
Conozco bien el desatino
de las palabras que nombran las ausencias.

Huir es regresar eternamente.

(Guadalupe Grande)

Pintura de Brandon Kralik

"INSTANTE", Guadalupe Grande


Caminar no es suficiente
el polvo del camino no hace vida.
La mirada se aleja.
Agua sobre el papel
y espuma sobre la palabra.

Eres una grieta en el tiempo, Padre:
nada en ti dura y todo permanece.

Pronunciar la primera palabra
y acudir el desastre fue todo uno,
en aquel instante en que te dibujamos
el rostro de los días.

No pudo ser,
nunca pudo ser,
nunca habría podido ser,
y sin embargo, tenaces son las sombras
en su vocación de carne,
obstinado su aliento
y terca su palabra.
Vivir no tiene nombre.

(Guadalupe Grande)

Pintura de Alberto Pancorbo