jueves, 27 de abril de 2017

"SOLOS TÚ Y YO", Mayte Llera (Dalianegra)


Ungiste mis párpados
con la untura oleosa que el sol emplea
para acariciar la sombra
cuando, como un pájaro de oro, 
eleva su vuelo 
sobre el dosel de la madrugada.
Obraste así tras el declive
de una noche desguarnecida
de estrellas y de luna,
de faroles y de bombillas,
aliviando mi ceguera
con tu luz de crisantemo.

Y ahí, 
en tus palmas imbricadas de clemencia,
sangró el estigma que redimió mi condena,
que cercenó los eslabones
y suturó las heridas
para que ninguna corriente 
me remolcase a través de ellas,
para que ninguna alimaña las vulnerase 
y nuevamente le sirviese de alimento.

Y ahora 
que la vida me transita en espirales,
que me impulsa a girar como un derviche,
retoña en mí la madera del manglar
con su piel salada y húmeda.

Y ahora 
que tú y yo 
nos recorremos 
por caminos dibujados 
con saliva, 
que tú y yo 
encendemos teas 
con jirones desgarrados en los labios, 
que rodamos por laderas de volcanes 
con los besos labrados en la carne,
que azotamos furiosos los abismos 
con espuma de mareas fragorosas,
ahora que tú y yo
nos reencontramos,
estamos sólo tú y yo, 
solos tú y yo en el horizonte.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Le Baiser" (1868), Carolus-Duran. Palais des beaux-arts de Lille, France

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"JASÓN Y MEDEA", José-María de Heredia


   A Gustave Moreau

Ambos, en los boscajes que sintieron el son
de contiendas remotas; mágica paz nacía,
y alba de milagrosas lágrimas los ceñía
bañándolos en fértil y extraña floración.

Por los aires flotaba letal emanación.
Su palabra el poder del encanto decía;
el héroe, tras ella, de sus armas vertía
relámpagos radiantes del ilustre Toisón.

Sobre lagos de plata llovía luz del cielo.
Aves maravillosas pasaban, y su vuelo
en el bosque regaba pedrería luciente.

Amor les sonreia. Mas la fatal esposa
llevábase consigo, colérica y celosa,
con su padre y los dioses, los filtros del oriente.

(José-María de Heredia)

Traducción del francés de Otto de Greiff

Pintura: “Jasón y Medea” (1865), Gustave Moreau. Museo de Orsay, París

"FUGA DE CENTAUROS", José-María de Heredia


Huyen, ebrios de asalto, matanza y rebelión
a su guarida, encima de la cúspide enhiesta;
tienen miedo a la muerte que implacable se apresta
y husmean en las sombras un olor a león.

Arrasando la hidra y el ágil estelión
cruzan valles, torrentes; y su marcha funesta
nada impide; pues saben que ya escalan la cuesta
del Ossa, del Olimpo y el lóbrego Pelión.

A veces un centauro brusco yérguese, y listo
al rebaño fraterno con presteza instantánea
vuelve de un salto, lleno de pavor, porque ha visto

a la luz de la luna, blanca y rútila gema,
prolongarse a sus ojos, con angustia suprema,
el horror gigantesco de la sombra herculánea.

(José-María de Heredia)

Traducción del francés de Otto de Greiff

Pintura: “Le delizie infrante”, Roberto Ferri

lunes, 10 de abril de 2017

"ARCOÍRIS, (LA CONDICIÓN HUMANA)", Mayte Llera (Dalianegra)


La claridad acomoda sus embriones
en el diamante pulido 
de las gotas,
con la esperanza 
de que tal sementera 
procure la eclosión de sus fulgurantes vástagos.

Después, la tibieza del aire los acuna 
con opulencia de seda,
con una melodía a contraluz,
y el rojo, hambriento de mundo, 
asoma sus labios de amapola trémula. 

Es el primogénito,
heredero de un linaje de sangre 
que suscita los celos del azul y del añil,
dos caínes embozados con vellones. 

El primero muestra su faz 
de presunto querubín
y despliega alas mientras sonríe
(a todos engaña con su impostura). El otro lo secunda
con no menos acierto, velando sus pupilas 
de abismo eléctrico.

El violeta, aunque dubitativo, 
se une a la conjura,
renegando de la mitad de sus genes
y blandiendo el incienso de sus lavandas
—como un flagelo místico—
sobre la fraterna combadura bermeja.

El verde también se vincula a la misma entente,
pues vive en la creencia mesiánica 
de que la salvación solo es posible
aniquilando al opositor.

Mas los planes fratricidas
hallan resistencia en el amarillo, 
que no desea confrontaciones 
con el mayor de la camada,
con quien le une la alegría de las pavesas 
que parlotean con lenguas de fuego.

De igual manera, el naranja apoya
a estos dos hermanos
a los que en tanto se asemeja,
pues, como ellos, es risueño y jaranero
y, como ellos, se apasiona y goza
y, como ellos, lleva la riqueza en el corazón
y no en el bolsillo.

Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, 
añil, violeta… todos paridos por el mismo vientre
de inmaculada azucena. 

La noche, con sus ojos de pantera, acecha.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La chica ciega" (1856), John Everett Millais. Birmingham Museum and Art Gallery

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"EL BAÑO DE LAS NINFAS", José-María de Heredia


Baña el Euxino un bosque de agrios arbustos lleno;
sobre la fuente un negro laurel la copa inclina,
y la Ninfa, sonriente, que a sus ramas se empina
huella, tímida, el agua del arroyo sereno.

Otras, de un salto, se hunden en loco desenfreno
al oir la llamada de una oculta bocina,
y en las aguas movibles a menudo germina
un torso, un claro bucle o la rosa de un seno.

Alborozo divino las florestas asombra.
Mas de pronto dos ojos iluminan la sombra.
¡El Sátiro! Y al eco de su gárrulo sistro

huyen todas. Asi, si un cuervo grazna airado,
en las ondas del río locamente nevado
se esparce la bandada de cisnes del Caístro.


(José-María de Heredia)

Traducción del francés de Otto de Greiff

Pintura: "Ninfas y sátiro" (1873), William-Adolphe Bouguereau. 
Instituto de Arte Clark, Williamstown (Massachusetts),Estados Unidos

"ANTONIO Y CLEOPATRA", José-María de Heredia


Contemplaban los dos cómo dormía
el claro Egipto bajo el cielo ardiente
y como hacía Bubastis, lentamente,
desembocaba el Nilo en la bahía.

En su coraza el adalid sentía
—como a través de un sueño transparente—
desfallecer sumiso y atrayente
el cuerpo voluptuoso que ceñía.

Volviendo ella su rostro enamorado,
tendía con pasión los labios rojos
y las claras pupilas agoreras.

Y el guerrero, sobre ellas inclinado,
contemplaba en el fondo de sus ojos
otro mar en que huían las galeras.

(José-María de Heredia)

Traducción del francés de Andrés Holguín

Pintura: "Antonio y Cleopatra" (1883), Lawrence Alma-Tadema

Mis poetas favoritos: JOSÉ-MARÍA DE HEREDIA

José-Maria de Heredia Girard (La Fortuna, cerca de Santiago de Cuba, 22 de noviembre de 1842 – castillo de Bourdonné, cerca de Houdan, Yvelines, 3 de octubre de 1905) fue un poeta y traductor francés de origen cubano, una de las principales figuras del parnasianismo. No debe ser confundido con el también poeta cubano José María Heredia (1803-1839).

Hijo de Domingo de Heredia Mieses Pimenetel Guridi, nativo de Santo Domingo, y de su segunda esposa, la francesa Louise Girard, el poeta nació en la plantación familiar, cerca de Santiago de Cuba. Se embarcó a Francia a los nueve años, en 1851, donde cursó el bachillerato hasta 1859. En Francia descubrió la obra de Leconte de Lisle, que le causó una honda impresión.

Tras su regreso en 1859 a Cuba, comenzó a estudiar la lengua española con vistas a licenciarse en Derecho. No logró su propósito, pues no se le reconoció la equivalencia del bachillerato cursado en Francia. Por lo tanto, en 1860 volvió a Francia con la intención de seguir allí los estudios de Derecho.
Entre 1862 y 1865 estudió en la prestigiosa École des chartes de París, y comenzó a escribir sus primeros poemas, muy influidos por la escuela parnasiana. En 1863 conoció a Leconte de Lisle, y a partir de 1866 colaboró en el Parnaso contemporáneo. Hizo amistad con autores como Sully Prudhomme y Catulle Mendès, y publicó sus poemas en revistas como Revue des Deux Mondes, Le Temps y Le Journal des Débats.

Dedicó diez años —entre 1877 y 1887— a traducir la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. Tradujo también al francés la Historia de la monja alférez, memorias de Catalina de Erauso. Tradujo del latín, francés e inglés a Horacio, Lamartine, Ossian y Lord Byron.

En 1893 reunió todos sus sonetos en un libro, Los trofeos (Les Trophées), dedicado a Leconte de Lisle, una de las obras más importantes de la poesía parnasiana. En 1894 fue elegido miembro de la Academia francesa. Con ocasión de la visita de los zares rusos a París compuso su poema Salut à l'Empereur.

Es uno de los más destacados representantes del parnasianismo. Su obra más importante es el libro de sonetos Los trofeos (1893).

Casado desde 1867 con la también cubanofrancesa Louise-Cécile Despaigne, fue padre de tres hijas, una de las cuales, Marie-Louise Hérédia (Marie de Heredia o Marie Régnier), sería la futura esposa del poeta Henri de Régnier y la amante del también poeta Pierre Louÿs, pasando a la historia como una de las más grandes escritoras y musas de la Belle Époque francesa. 

José-María de Heredia murió el 3 de octubre de 1905 en el castillo de Bourdonné, cerca de Houdan.

(Texto obtenido de Wikipedia).