martes, 28 de junio de 2011

"AMORES VEDADOS", Mayte Dalianegra


Amores vedados, navíos en cuyas quillas yace encallada
la dulzura del beso clandestino,
fruta almibarada navegando a la deriva
en las aguas salobres de dos cuerpos,
amores de marinero, uno allá en cada puerto,
marejadas de salitre lustrando pieles
en combustión permanente,
tersas, húmedas pieles,
doradas como el sol del mediodía
o pálidas como la luz de la albura.

Amores vedados, flores de jardín prohibido,
las flores que yo cultivo:
madreselvas y amapolas silvestres, 
de ignota fronda,
nacidas en la espesura;
azaleas y adelfas,
lacayas de mi terneza;
jacintos, lirios, narcisos,
bendecidos por las aguas;
tulipanes, flores rojas
que despiertan mis rincones
sedientos de su impudicia;
calas blancas, ataviadas de novicia
para extraviar su inocencia.

Amores vedados, timoneles de bajeles bucaneros,
jardineros sin guadañas ni tijeras.
Amores vedados, flores, barcos.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Desnudo con alcatraces (calas)”, 1944, Diego Rivera

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"SUERTES", Jorge Boccanera.

Azar no es arrojar una moneda al aire.
Ni siquiera esperar el cara o cruz..
Azar es atrapar la moneda en el aire
y huir sin dejar rastro.

Jorge Boccanera.
  
Pintura: "Denial", Colette Calascione.

"EL ÁNGEL DE LA MUERTE", Jorge Boccanera.

Oigo pasos ¿será la boca de tiznar y el navajazo
en pleno rostro?
Así te acechan como ¿será la antorcha de otra voz
que va sobre la tuya?
Escucho pasos y ¿será el escupitajo en la tela de
araña de tu infancia?
Así te azuzan como ¿será la cruz al rojo en tu
mejilla?
Oigo pasos cerca de ¿será como esos guantes
rozando tu estación?

En la memoria hay una puerta rota.

Los sueños son distintos y el final es el mismo:
el asesino que te besa.

Jorge Boccanera.

Pintura: "Stevenson Memorial", (1903), Abbot Handerson Thayer, 
Smithsonian American Art Museum, donado por John Gellatly.

"ARDER", Jorge Boccanera.

Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora

hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).

Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).

Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en
otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el
diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.

Jorge Boccanera.

Pintura: "Angel", 1887, Abbot Handerson Thayer, Smithsonian American Art Museum, donado por John Gellatly.

"OLAS", Jorge Boccanera.

Tu corazón es una taza diminuta,
y es la única taza que precisa dos bocas,
y es la única boca que no se vuelca nunca.
Enormes olas,
locomotoras de agua se desploman cerca de tus
labios de Grecia.
Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en
un abrigo hecho para otro cuerpo,
hecho para otro clima.
Pero siempre en tus ojos brillando una tacita.
Entonces,
hay un hombre encerrado en los papeles de la noche.
Sus vagabundos quieren levantar esa taza,
como los deportistas a sus copas doradas.

Jorge Boccanera.

Pintura: "Cherry", ("Cereza"), William McGregor Paxton, (1906). Colección privada.

sábado, 25 de junio de 2011

"MIS POETAS FAVORITOS", Jorge Boccanera.

Jorge Boccanera, (Bahía Blanca, 1952), es un poeta y periodista argentino. Vivió parte de su exilio en México y Costa Rica. En su quehacer literario ha publicado además textos de crónica y de ensayo. En 1976 obtuvo el Premio Casa de las Américas de Cuba y un año después el Premio Nacional de Poesía Joven de México. Tomó clases de literatura y periodismo en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Argentina). 

Fue jefe de redacción de los semanarios Crisis de Argentina, ''Plural'' de México y, ''Aportes'' de Costa Rica, y editor del suplemento cultural Forja de la Universidad de Costa Rica. Su poesía ha sido vertida (traducida) al inglés, francés, italiano y otros idiomas.

Durante la dictadura militar argentina (1976-1983), Boccanera se exilió en México. Regresó a su país en 1984, sin embargo, en 1989, se fue a vivir a Costa Rica, donde residió hasta 1997, año en el que retornó a Buenos Aires.

domingo, 19 de junio de 2011

"UN REGALO AHORA MISMO", Mayte Dalianegra


Un regalo
ahora mismo te hago,
de besos que endulcen las tardes perdidas.

Un regalo
de manos tibias,
de azules metálicos y amarillos de oro,
¡carmines chillones!
como estos amores que gritan tu nombre.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “A summer rose” (“Una rosa de verano”), Emile Vernon, (1872 - 1919)

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"YACER A TU LADO", Mayte Dalianegra

Yacer a tu lado,
con sonrisa de amapola floreciéndome en los labios,
y mirarte, mirarte con mirada limpia y desnuda,
mirarte como mira la primavera a la vida...

Y buscarte en rumorosas caracolas
y en el jade de las aguas torrenciales encontrarte,
y mirarte, siempre mirarte, anhelante,
con mirada limpia y desnuda
de aflicciones, de nostalgias y amarguras.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “On rocky shore” (“En la orilla rocosa”), Kathrin Longhurst

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"¿TE ACUERDAS?", Manuel Machado.

Es noche. La inmensa       
palabra es silencio...
Hay entre los árboles
un grave misterio...       
El sonido duerme,
el color se ha muerto.
La fuente está loca,       
y mudo está el eco.
       
¿Te acuerdas?... En vano       
quisimos saberlo...
¡Qué raro! ¡Qué oscuro!
¡Aún crispa mis nervios,       
pasando ahora mismo
tan sólo el recuerdo,
como si rozado
me hubiera un momento       
el ala peluda
de horrible murciélago!...
Ven, ¡mi amada! Inclina       
tu frente en mi pecho;
cerremos los ojos;
no oigamos, callemos...       
¡Como dos chiquillos
que tiemblan de miedo!
       
La luna aparece,
las nubes rompiendo...       
La luna y la estatua
se dan un gran beso...

Manuel Machado.

Pintura: "El Burgo de Batz, iglesia bajo la luna", Ferdinand Loyen Du Puigaudeau, (1864 - 1930).

sábado, 18 de junio de 2011

"MUERTE", Mayte Dalianegra


Muerte,
puerta inevitable 
de cerrojos infalibles. 

Muerte,
asesina de tristezas
y alegrías,
fin de lo efímero,
comienzo de la nada 
o del todo.

Muerte,
conocedora suprema
de los días,
de las horas,
de los minutos y segundos que quedan.
Himno modulado en ecos graves
o en agudas resonancias,
partitura en clave de plañidera.

Muerte,
sola y próxima.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Le radeau de la Meduse” (La balsa de la Medusa), 1819, Jean Louise Théodore Géricault, Museo del Louvre, París
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"DESNUDOS DE MUJER", Manuel Machado.

¡Oh la dorada carne triunfadora
de esta gentil madona veneciana,
que ha sido Venus, Dánae, Diana,
Eva, Polymnia, Cipris y Pandora!...
             
¡Oh gloria de los ojos, golosina
eterna del mirar, dulce y fecunda
carne de la mujer, suave y jocunda,
madre del Arte y del vivir divina!
             
Húmedos labios a besar mil veces...
Líneas de lujuriantes morbideces
que el veneciano sol dora y estuca...
             
¡Oh el delicioso seno torneado!...
¡Oh el cabello de oro ensortijado
en el divino arranque de la nuca!

Manuel Machado.

Pintura: "La naissance de Venus", ("El nacimiento de Venus"), 1862, Eugene Emmanuel Amaury-Duval.

"ARDE EN TUS OJOS UN MISTERIO", Antonio Machado.

Arde en tus ojos un misterio, virgen
esquiva y compañera.

No sé si es odio o es amor la lumbre
inagotable de tu aljaba negra.

Conmigo irás mientras proyecte sombra
mi cuerpo y quede a mi sandalia arena.

¿Eres la sed o el agua en mi camino?
Dime, virgen esquiva y compañera.

Antonio Machado.

Pintura: "Serenity in symmetrit", ("Serenidad en simetría"), 1989, Gary Pruner.

"EN EL MAR DE MIS OJOS ASTURES", Mayte Dalianegra


Decías que en el mar de mis ojos astures
zozobraba tu nave y naufragada se hundía,
como pecio custodiado por el abismo de mis pupilas.

Decías que tu amor no sería fugaz huracán,
sino cálida brisa acariciando mi piel;
que nunca tomarían los hielos
aquello que nos quemaba,
que nunca fenecería lo que ahora agonizó.

Decías, decías, tanto decías…
pero en todo aquello no había más que mentiras.

(Mayte  Llera, Dalianegra)


Pintura: "Leila" (1892) Sir Frank Dicksee
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"ABRIL FLORECÍA", Antonio Machado.

Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba ...
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
—su aguja en el aire—,
miró a mi ventana.

La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.

Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
—¿Qué tienes —le dije—
silenciosa pálida?
Señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas...
Abril florecía
frente a mi ventana.

Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba...
Ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca...
Tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba...
Entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba...
Abril florecía
frente a mi ventana.

Antonio Machado.

Pintura: "Dos mujeres en la ventana", 1670, Bartolomé Esteban Murillo. National Gallery, Washington.

"LA VERDAD ES LA ÚNICA REALIDAD", Francisco Urondo.

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción.
Los sueños, sueños son; recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, 
pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad 
como la esperanza recatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

Francisco Urondo, (Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973). 

Pintura: "The secret", (" El secreto"), David Michael Bowers.

"A SU LADO", Francisco Urondo.

No serán muertos los pasos del amor; vacío
vino al mundo, tibio aún
por el viento que lo aposentaba
tan deliciosamente.

Y la tibieza fue
frío y el agua piedra
y las sombras cuchillos y el grito, la primera vez.

Lloró como nunca –no fueron
los muertos los pasos del amor-, pudo hablar
y mentir y deslizar su vida y su alegría
hasta quedar harto de leche y sueños, y olvidar
y empezar a morir como todos:

un día cualquiera termina
el año, el sol termina
y comienza todo donde una mano empieza.

Su mano, su calor
llegado desde del vientre
hacia mí; inspirado por otro calor,
para levantar ahora los pasos del amor,
para impedir que mueran.

Por eso, aquélla o ésta, principio
o fin, madre o amante; ella
estará donde mis ojos vayan.

Francisco Urondo.

Pintura de Julianna.

viernes, 17 de junio de 2011

"BENEFACCIÓN", Francisco Urondo.

Piedad para los equivocados, para
los que apuraron el paso y los torpes
de lentitud. Para los que hablaron bajo tortura
o presión de cualquier tipo, para los que supieron
callar a tiempo o no pudieron mover
un dedo; perdón por los desaires con que me trata
la suerte; por titubeos y blabuceos. Perdón
por el campo que crece en estos espacios de la época
trabajosa, soberbia. Perdón
por dejarse acunar entre huesos
y tierras, sabihondos y suicidas, ardores
y ocasos, imaginaciones perdidas y penumbras.

Francisco Urondo.

Pintura: "Alzarine", Etienne Sándorfi, (Sándorfi Itsván).

"CASADAS Y CORTESANAS", Francisco Urondo

Sobre el vuelo de su libertad,
es mejor no hablar.

Nadie se atreve a presumir estos aires,
a transferir su paciente eficacia.

Como ninguna pudo serlo, es inestable y sólida.
Hábil. Cruel. Una persa se diría. Refinada para las
fragancias y las delicadezas perdidas por el amor.

El sol ha sido cercado por su vientre;
los pájaros volaron con su desconcierto.
La tierra tiembla en sus amores.

Es un raro destino; después del peligro
trata de quedarse entre la gente. Hay
presagios; hay recuerdos que pueden hacerla sufrir.

Cuando logran disipar su sonrisa,
la serenidad se quiebra
y la noche y la muerte se apoderan de su cuerpo.
No hay memoria del rencor y la rabia que amparan sus
lágrimas.

Y sus labios sin coraje murmuran
por esto no puede seguir así,
que debemos cambiarlo. Y hace lo que puede.
Y se confunde.

No quiere traicionar, pero el tiempo la aleja y la devuelve.
Es débil. La deslumbran
y la abandonan, como si nada significara.

No la asisten fuerzas supremas.
No existe especialmente.
No se propone nada del otro mundo;
sólo pide que la dejen vivir,
sufriendo y amando, como cualquiera.

Cuando ella se mueve o camina,
nada hay más admirable
que la vulgaridad de sus gestos.

Francisco Urondo

Pintura de Burton Silverman

jueves, 16 de junio de 2011

"AVE DEL PARAÍSO", Francisco Urondo.

Sos como una perdiz empollando, todo
el día en la cama; reina de la indolencia,
cuidando todo el día que no se vaya el calor.

Sacerdotisa mía, panadera,
dame esa hostia para ingresar al cuerpo
de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.

Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida
sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta
nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.

Francisco Urondo.

Pintura de Vincent Bakkum.

"MIS POETAS FAVORITOS", Francisco Urondo.

Francisco Urondo, (Santa Fe, 1930 - Mendoza, 1976). Poeta argentino perteneciente al grupo del invencionismo, que en los años cincuenta se formó en torno a la revista Poesía Buenos Aires, fundada por R. G. Aguirre.

En sus primeros títulos (Historia antigua, 1956; Breves, 1959; Lugares, 1961), Urondo asimiló en su obra la influencia de dos grandes poetas disímiles, O. Girondo y J. L. Ortiz, que no habían encontrado hasta que apareció su escritura una voz que les reuniera, pero a partir de Nombres (1963), el autor agregó además elementos coloquiales y el uso de un lenguaje absolutamente personal, que lo convertirían en una de las cumbres de la poesía argentina de la segunda mitad del siglo XX.

jueves, 9 de junio de 2011

"ESPEJISMO DE AMOR", Mayte Dalianegra


¿Cómo no habría de ilusionarme el amor,
si él siembra mis mejillas de primaveras?
¿Cómo no habrían de ilusionarme las luces
que expanden al unísono tus pupilas?
Ay, amor de siestas y bacanales
sobre praderas vestidas de sedosas amapolas.

El amor es una ilusión, un espejismo,
una luz difusa que ilumina el corazón
cuando la memoria del tiempo propaga su estertor.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Wedded" (Conyugal), 1882, Frederic Leighton, Art Gallery of New Wales,  Sidney
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"LA ESTACIÓN DE LOS AMORES", Franco Battiato.

En el año 2005 el cantautor italiano Franco Battiato reunió en un CD recopilatorio sus éxitos más conocidos, interpretados en castellano. Este tema, "La estación de los amores", que pertenecía a su álbum "Ecos de danzas sufíes", de 1985,  daba título al citado recopilatorio.

"NOSTALGIA", Juan Ramón Jiménez.

Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos
apretarán, suaves, la dicha conseguida,
por un sendero solo, muy lejos de los vanos
cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.

Las ramas de los sauces mojados y amarillos
nos rozarán las frentes. En la arena perlada,
verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,
ornarán la indolente paz de nuestra pisada.

Mi brazo rodeará tu mimosa cintura,
tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,
¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,
a envolver nuestro amor en su eterna belleza!

Juan Ramón Jiménez.

Pintura:  "The painters honeymoon", ("La luna de miel de los pintores"), 1864, Frederic Leighton.

"EL VIAJE DEFINITIVO", Juan Ramón Jiménez.

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez.

Pintura: "Capri", 1878, John Singer Sargent.

"ROSAS MUSTIAS CADA DÍA", Juan Ramón Jiménez.

Todas la rosas blancas de la luna caían,
por la ventana abierta, en el cuerpo desnudo ...
Mirando aquellas carnes blandas que florecían,
hundido entre mis sueños, yo estaba absorto y mudo.

¡Oh su sexo con luna! ¡Esencia indefinible
de su sexo con luna! Hervían los blancores
de la carne, y el rostro, perdido en lo invisible
de la penumbra, lánguido, cerraba sus colores.

Era el enervamiento del dolor ... Y cual una
rosa de treinta años, opulenta y desierta,
el cuerpo blanco se elevaba hacia la luna
frío, espectral, azul, como una pompa muerta ... 

Juan Ramón Jiménez.

Pintura: "Olimpia", 1863, Edouard Manet. Museo de Orsay, París.

"¿REMORDIMIENTO?", Juan Ramón Jiménez.

La tarde será un sueño de colores...
Tu fantástica risa de oro y plata
derramará en la gracia de las flores
su leve y cristalina catarata.

Tu cuerpo, ya sin mis amantes huellas,
errará por los grises olivares,
cuando la brisa mueva las estrellas
allá sobre la calma de los mares...

¡Sí, tú, tú misma...! irás por los caminos
y el naciente rosado de la luna
te evocará, subiendo entre los pinos,
mis tardes de pasión y de fortuna.

Y mirarás, en pálido embeleso,
sombras en pena, ronda de martirios,
allí donde el amor, beso tras beso,
fue como un agua plácida entre lirios...

¡Agua, beso que no dejó una gota
para el retorno de la primavera;
música sin sentido, seca y rota;
pájaro muerto en lírica pradera!

¡Te sentirás, tal vez, dulce, transida,
y verás, al pasar, en un abismo
al que pobló las frondas de tu vida
de flores de ilusión y de lirismo!

Juan Ramón Jiménez.

Pintura: "The Belvedere", ("El Belvedere"), 1913, John William Godward.

"MIS POETAS FAVORITOS", Juan Ramón Jiménez.

Juan Ramón Jiménez, (Moguer, 1881 - San Juan de Puerto Rico, 1958. Poeta español. Su lírica evolucionó desde las últimas derivaciones del modernismo hacia una poesía a la vez emotiva e intelectualista. Tras cursar el bachillerato en el colegio de los jesuitas de Puerto de Santa María (Cádiz), ingresó en la universidad de Sevilla para estudiar derecho, carrera que abandonó para seguir su vocación artística.

Aunque inicialmente quiso ser pintor, pronto se orientó hacia la poesía, animado por la lectura de Rubén Darío y de los escritores románticos. Sus primeras colaboraciones en la revista madrileña Vida Nueva fueron acogidas con entusiasmo por los modernistas, por lo que decidió trasladarse a Madrid en 1900 y publicar ese mismo año sus dos primeros volúmenes de versos, Ninfeas y Almas de violeta, títulos que le fueron sugeridos por Ramón del Valle-Inclán y Rubén Darío.

domingo, 5 de junio de 2011

"LAS OCAS DE MEIDUM", Mayte Dalianegra


Quedaron mis ojos arrobados
en el silencio 
sostenido de la tarde,
cuando el fuego del sol 
ya se extinguía
sobre sillares de dorado resplandor,
y entre la polvorienta arena 
y el vaho de las tumbas milenarias,
aparecieron, con cromatismo redivivo,
como si el tiempo se hubiese detenido,
las apacibles ocas 
que pintaron en Meidum.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Las ocas de Meidum", friso perteneciente a la mastaba de Nefermaat y Atet, ubicado en la capilla de Atet, en la necrópolis de Meidum, Egipto, datado en la época del reinado de Seneferu, IV dinastía, Imperio Antiguo, sobre el 2630 a. d. n. e. 
Actualmente se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo, Egipto.

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"OFELIA DE DINAMARCA", Miguel de Unamuno.

Rosa de nube de carne
Ofelia de Dinamarca,
tu mirada, sueñe o duerma,
es de Esfinge la mirada.

En el azul del abismo
de tus niñas, ¿todo o nada,
¡ser o no ser!?, ¿es espuma
o poso de vida tu alma?

No te vayas monja, espérame
cantando viejas baladas,
suéñame mientras te sueño,
brízame la hora que falta.

Y si los sueños se esfuman
¿el resto es silencio ?, almohada
hazme de tus muslos, virgen
Ofelia de Dinamarca.

Miguel de Unamuno.

Pintura: "Ophelia", (1889), John William Waterhouse.

sábado, 4 de junio de 2011

"RIMA I", Miguel de Unamuno.

¿Por qué esos lirios que los hielos matan?
¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo
se mueren en plumón?

¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas
que no son de otras nuevas eslabón?
¿Por qué fue dique de tu sangre pura
tu pobre corazón?

¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres
del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma
no dimos granazón?

¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?
¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?

Miguel de Unamuno.

Pintura: "Lirios", Nancy Depew.

"EL CUERPO CANTA", Miguel de Unamuno.



El cuerpo canta;
la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmura;
el cielo calla
y el hombre escucha.

Miguel de Unamuno. 

Pintura: "El matrimonio de Psique", (1895), Edward Burne Jones.

"LA LUNA Y LA ROSA", Miguel de Unamuno.

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía -sedienta boca-
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda...

Toda cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola,
acariciaba a la Tierra
con sus cabellos de rosa
silvestre, blanca, escondida...
La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma ...

Entre las zarzas, su nido,
era otra luna la rosa,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de la rosa
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola...

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
mientras la rosa se daba
a la Luna, quieta y sola.

Miguel de Unamuno.

Pintura: "Rose mature", ("Rosas marchitas"), 2009, Fabio Aguzzi.

"MIS POETAS FAVORITOS", Miguel de Unamuno.

Miguel de Unamuno, (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936). Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98.

Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.

Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa.