jueves, 28 de diciembre de 2017

"URGENCIA", Mayte Llera (Dalianegra)


Me palpita la urgencia
por esos besos de bienvenida que serán afluentes
de otros tan largos como el Nilo,
y por las caricias que establecerán
mi cuerpo como el eje de sus simetrías;
pero no creas que ignoro que tus labios y tus manos
son las consignas de mi última
revolución, las postreras balas
que me quedan en el tambor.

Y así, acecho el crujido
que me anuncia tu aparición
para precipitarme y ser río caudaloso
discurriendo hacia la cascada de tu abrazo.

Y así, bajo el dintel del tiempo compartido,
con los recuerdos
de nuestra adolescencia desbocados,
me niego a renunciar a este sueño,
pues una brisa
puede alimentar un fuego.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Der Kuss" ("El beso", detalle) 1908, Gustav Klimt. Österreichische Galerie Belvedere, Viena

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"ELEMENTAL", D. H. Lawrence


¿Por qué la gente no deja de ser atractiva
y de pensar que es atractiva, y de querer ser atractiva,
y comienza en cambio a ser más elemental?

Puesto que el hombre está hecho de los elementos
fuego, y lluvia, y aire, y tierra viva
y ninguno de éstos es atractivo
sino elemental,
está desequilibrado al lado de los ángeles.

Quisiera que los hombres recobraran su equilibrio
entre los elementos
y fueran un poco más ardientes, tan incapaces de mentir
como el fuego.
Quisiera que fueran fieles a su propio
movimiento, como el agua,
que pasa todas las etapas de vapor, y río, y hielo,
sin perder su naturaleza.

Estoy enfermo de las gentes atractivas;
de algún modo, son falsas.

(D. H. Lawrence)

Pintura de Troy Carney

"QUISIERA CONOCER A UNA MUJER", D. H. Lawrence



Quisiera conocer una mujer
que fuera como una llama roja en una chimenea
brillando después de las agitadas ráfagas del día,

para que pudiera acercarme a ella
en la dorada tranquilidad del atardecer
y deleitarme realmente a su lado
sin la obligación de esforzarme a amarla por cortesía,
ni la de conocerla mentalmente.
Sin tener que sufrir un escalofrío cuando le hablo.

(D. H. Lawrence)

Pintura de Bart Rouwenhorst 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Mis poetas favoritos: D. H. LAWRENCE

David Herbert Lawrence, más conocido como D. H. Lawrence (Eastwood, Reino Unido, 1885-Vence, Francia, 1930) fue un escritor británico autor de novelas, cuentos, poemas, obras de teatro, ensayos, libros de viajes , traducciones y críticas literarias. También fue pintor e ilustrador.

Hijo de un minero y una maestra, se graduó en la Universidad de Nottingham en 1908 y tres años más tarde publicó su primera novela, "El pavo blanco". En 1912 apareció "El merodeador", que causó un gran escándalo por la minuciosa descripción de escenas de sexo, aspecto que caracterizaría sus obras y que le supondría numerosos problemas con la censura y la moral de la época.

Su primera novela de madurez, "Hijos y amantes" (1913), describe en gran medida su propia juventud, al tiempo que refleja su preocupación por los efectos de la naciente sociedad industrial. En 1915 publicó "El arco iris", prohibido por la censura de su país, con la que tuvo serias dificultades durante la Primera Guerra Mundial, lo cual le obligó a marcharse y a viajar de una parte a otra al término de ésta.

En Italia escribió "La vara de Aarón" (1922) y empezó la redacción de un volumen de crítica literaria, "Estudios sobre literatura clásica americana", que publicó en 1923. Antes de partir hacia Australia encontró editor para una serie de relatos agrupados bajo el título "Mujeres enamoradas", que había empezado a escribir en 1921.

En Australia escribió "Canguro" (1923) y más tarde se trasladó a México, que le inspiró "La serpiente emplumada" (1926), y por último regresó a Florencia para escribir "El amante de Lady Chatterley" (1928), su obra más celebrada y de mayor rigor literario, que influyó, entre otros, en Henry Miller. Murió de tuberculosis en Francia, pero fue inhumado por deseo expreso en Nuevo México.

Texto extraído de Biografías y vidas

"SER EL ESCLAVO QUE PERDIÓ SU CUERPO", Carmen Boullosa



El fuego,
otra vez fuego,
el fuego junto a la lumbre,
en el piso,
subiendo por los sillones,
cruzando las ventanas,
y tras él el fuego,
solamente el fuego.

El fuego otra vez,
¿No lo ven?
¡No lo ven! Es el fuego.
Les parezco una mujer sentada.

Quiero vestirme.
La ropa interior que yo traía puesta, abrió sus tejidos,
los venció el calor,
la blusa abrió sus tejidos,
vencida también,
la falda cedió sus hilos,
ardiendo los dejó caer...

Quiero vestirme.

El fuego. No tengo más que el fuego:
Soy la desnuda, la que no tiene encantos.

Quiero vestirme.

Quemo mis vestidos.
Mil cabellos están vencidos también por el calor,
mis pestañas, mis ojos;
mi saliva, un día intacta,
también te espera rendida, vencida, humillada,
doblada, hincada,
herida como el vapor,
como el vapor aislada,
ahogada en tu espera.

Quiero vestirme.
No hay animal con el que pueda compararme,
desnuda estoy como el ganso o el lirio,
no hay planta con la que pueda compararme,
quemada estoy, quemándome,
impaciente,
interminablemente.

¡Que me ayuden los asnos!
¡Que acudan a mi ayuda
los cerdos o las garzas,
los ruiseñores o las cañas de azúcar!
¡Nada puede ayudarme!
¡Vencida estoy por ti,
por ti fui por mí abandonada!

(Carmen Boullosa)

Pintura de Kazimierz Dzyga

"EL HILO OLVIDA", Carmen Boullosa



El hilo olvida,
pierde la memoria que le dicta la postura de sus hilazas y se descompone.
No sabe cómo curvarse para tener la forma del carrete.

El hilo se deshila y entra, indócil, como traspasando
                                                    el filo de un grueso cuchillo, en la sabana densa,
en las guías de las hojas del guayabo, en el tallo tranquilo
que se convierte en raíz sin subordinarse, silencioso
y tenaz hasta alcanzar la caña, hasta ser la húmeda tierra.

Pero no es de ti de quien debo hablar sino de la sorda persecución
que he proseguido hoy de mi oído a mi otro oído.
De oreja a oreja corro cuando llego más lejos.
La sorda persecución de la cólera.

Y tú duermes.
Descansas simulando agitar con tu respiración el viento.
De oreja a oreja corro;
nada puede detener mi marcha; nada la olvida.
Y no escucho la única palabra que podría detener este
silencio desflorado.

(Tú duermes.
Acaricias el borde de mi cuerpo,
simulando).

De oreja a oreja.
Nada puede traspasar un silencio que de oreja a oreja
corre protegido por el pabellón vegetal de su sordera.

(Carmen Boullosa)

Pintura de Shahrzad Hazrati

sábado, 9 de diciembre de 2017

"ANITA GARIBALDI", Mayte Llera (Dalianegra)


La arena conoció
tu cuerpo grávido,
tu cuerpo de mujer y guerrillera,
de compañera ardiente,
de amorosa madre,
de fiera defensora
de las causas.
No supo del calor
que te encendía,
calor de estrella
que derramaba su caudal de luz.
No supo del barro que besaba
tus pies descalzos,
tus pies pequeños
que sembraban huellas grandes.

La arena
supo del frío
que sucede a la fiebre,
supo del peso de tu vientre
y de su vida también perdida.
Supo tanto como tanto ignoró.
Cómo podría imaginar
el trote ágil de tu caballo
cuando, a horcajadas,
guiabas un ejército.
Cómo podría imaginarte
—indómita amazona—
empuñando un arma
con la misma mano
que acariciaba.

La arena sólo supo
lo que debía saber.

(Mayte Llera, "Dalianegra")

Fotografía del monumento ecuestre a Anita Garibaldi. Mario Rutelli (1935). 
Colina del Gianicolo, Roma 

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"TU CUERPO PULSADO POR SÍ MISMO", Carmen Boullosa


Tu cuerpo pulsado por sí mismo
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido límpido del cobre y del aliento:

eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose sierva:

porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:

porque tú eres el viento
y eres también la boca virgen
que muchos metros ocultan.

(Carmen Boullosa)

Pintura de Kathrin Longhurst

"BEBIDA", Carmen Boullosa


Bebo la oscuridad del incrédulo
del vaso de tu boca. Tomo por hueso
el beso, que es desnudo y es del muerto
el habla, y es del vivo adorno, es rulo,
verdad, afeite, máscara y desnudo.
Recibo del abrazo el rasgón. Sueño
de tu ojo la afección por mí, luego
el consuelo y el amor. Tiemblo. Dudo.
Quiero beber, tomar, recibir. ¡Dame,
golpea tu espada en mí, abre, hiéreme,
riega lo que ningún líquido lave!
Márcame, rásgame con el filo de tu sable.
Quita matando que cobarde teme
la temerosa de mi nombre. Te digo: ¡dame!

(Carmen Boullosa)

Pintura: "La promesa de las sombras", Kathrin Longhurst

Mis poetas favoritos: CARMEN BOULLOSA

Carmen Boullosa (Ciudad de México, 4 de septiembre de 1954) es una poetisa, novelista, guionista y dramaturga mexicana. Forma parte de la generación sin nombre que se agrupó alrededor del Taller Martín Pescador, a la que pertenecieron Roberto Bolaño, Verónica Volkow y otros.

Estudió Letras Hispánicas en la Ibero (1974-1976) y en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México, 1972-1973).

Fue becaria Salvador Novo (1974), del Centro Mexicano de Escritores (1980), del INBA FONAPAS (1981),de la Fundación Guggenheim (1990)​, de la DAAD (1995)​, y del hoy llamado Cullman Center (2001).

Fue redactora del Diccionario del Español en México de El Colegio de México (1977-1979), fundadora en 1983 del Taller Editorial Tres Sirenas (1980), tomó las riendas, con Alejandro Aura, del Teatro-bar El Cuervo en 1981, y cofundó El Hijo del Cuervo con Aura, en 1986.

Hija de Fernando Boullosa Cortina y Esther Velázquez de la Fuente. Descendiente en séptimo grado de Antonio Icaza y Caparroso. Hermana del poeta, escritor y conductor de televisión Pablo Boullosa y de la poeta, pintora y conductora de radio Mercedes Boullosa.

Quedó huérfana de madre a los quince años, vivencia traumática que se trasluce en varias de sus obras (por ejemplo en Mejor desaparece y Antes).