martes, 30 de agosto de 2011

"GUIJARRO A GUIJARRO (soneto en versos blancos)", Mayte Dalianegra


El río, con su nervio arrollador,
pule cada guijarro con esmero,
y así, como las aguas de ese río,
voy puliendo los mapas de tu piel.

Te recorro lamiendo las heridas,
soy la fiera sumisa a tus blasones
que adquiere voluntad de predadora.
Avanzo con el viento hinchando velas

de un festín de lupino plenilunio,
y así voy caminando con mis labios
los paisajes ignotos de tu cuerpo.

Desconozco mis propias cualidades,
solo sé que lo único valioso
es aquello que impulsa a caminar.

(Mayte Llera, Dalianegra)

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lunes, 29 de agosto de 2011

"ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ", Miguel Hernández.

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
.
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
.
.Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
.
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
.
A las aladas almas de las rosas
de almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernández.

Pintura: "Homero y su guía", (1874), William Adolphe Bouguereau.

sábado, 27 de agosto de 2011

"EL RETRATO", Dante Gabriel Rossetti


He aquí su retrato, tal como era:
no me asombrara tanto si al marcharme
del cuarto quedase cautivo
mi rostro en el espejo tras mirarme.
Lo observo largamente y me parece
que aún respira y su boca se estremece,
que se entreabren sus labios, que podría
oír su dulce acento todavía,
y no obstante en la tierra permanece.

Así fue, como rayo que silencioso
hace la prisión aun más tenebrosa,
del rocío constante ese latido
que da a la soledad su propia prosa.
Del galardón de amor sólo perdura
esto, y lo que con tristes andrajos
recogen de mi alma su consejo,
queda lo que es secreto y es reflejo
bajo tierra sepulto o allí, en la alta tersura.

Al pintar yo, devoto, su figura
entre árboles la puse, donde apenas
la luz penetra el místico verdor,
y el dulce susurrar de las amenas
voces llega apagado; ante el brillante
fuego fatuo, y figuras cuyo ausente
nombre ignoran de sí, y aquella lluvia
de otro tiempo, y sus pasos detrás mío,
escapando como vino, quedamente.

Un bosque sombrío y profundo; allí está ella
como lo estuvo un tiempo, así era entonces:
sus manos sosegadas de doncella,
y el grato fluir de líneas puras, bronces,
la cifra rebasando de lo hermoso
cual ignota presencia o cual dichoso
sueño. Es ella y ya no es ni sombra leve
de si misma en la hierba ni ese breve
reflejo sobre el río rumoroso.

Solos nos encontramos aquel día
y nada entonces turba o importuna
nuestra perfecta dicha y armonía.
—La memoria hace hoy triste, cual la luna
que aparece de día, aquel momento—.
Junto a ella bebo en la fuente, sediento
de otras aguas que fluyen a mi vera,
canta ella donde el eco reverbera
y allí mi alma se llena de contento.

Apenas tuve el ánimo dispuesto
para decir lo que en secreto arde,
estalló la tormenta, el trueno atento
resonó entre los montes. Esa tarde,
junto al cristal que la lluvia batía,
repetí mis palabras, ella oía
con sus ojos perdidos en los campos
por la lluvia y el viento aún apagados,
desiertos y cenagosos todavía.

Aún se agitaba el recuerdo, al otro día,
de todas esas cosas, como el viento
que acaricia la hoja, aún batía
el amor con su ala. Ese momento
deseaba hacer mío y un retrato
me propuse pintar. En dulce trato
fui, entre silencio y platica, trazando
su imagen entre ramas, imitando
la sombra de los árboles.

Y aun cuando la pintaba, todo
era aire fragante en torno mío,
mi amor en su pesar adivinaba
en cada flor bañada de rocío
un corazón latiendo en la espesura.
Oh corazón que ya no se late,
que yace en las tinieblas exiliado
¿Qué es para ti mi amor o esta delgada
red que el sol urde con ternura?

Ya que ahora la luz niega esos días,
nada para escuchar o ver nos queda,
sólo un grave murmullo en las sombrías
tinieblas trae a mi oído su voz queda,
cuando la brisa inclina hacia el sendero,
la sombra de las hojas, y la ribera,
el bosque y las aguas, que el dorado
rubor de las estrellas ha coronado,
yacen igual que yace lo olvidado.

Pude anoche dormir y fantaseando
fui diluyendo mi sueño hasta perderlo.
El llanto mansamente fue brotando
de mis ojos, pues, sin yo pretenderlo,
me hallé en aquellos bosques que un día
con ella recorrí; y allí permanecía,
en una mota de noche sumergida,
cuando al borde de luz llegó el estampido
del océano que tiene corazón de arpía.

Donde el cielo su hálito contiene
y del amor escucha su latido,
donde el ángel reposa su ala tenue
en torno a los astros escondido
¡Cómo habrá de embelesarse complacida
mi alma cuando libre y renacida,
tras los acordes de la celestial danza,
en su alma penetre sin tardanza
y en su silencio a Dios conozca en vida!

Aquí, cercano a su rostro, mi memoria
queda mientras aguarda el dulce ocaso,
hasta que con la mirada gloriosa,
con los ojos más tiernos, oh Parnaso,
que los de ayer, pueda mirar. Y en tanto
anhelo y esperanza, ya quebranto,
se han perdido, en su imagen permanecen
intactos, cual cruzados que perecen
y reposan junto al Sepulcro Santo.

Dante Gabriel Rossetti

EN EL ORIGINAL EN INGLÉS:

THE PORTRAIT
 
This is her picture as she was:
It seems a thing to wonder on,
As though mine image in the glass
Should tarry when myself am gone.
I gaze until she seems to stir,—
Until mine eyes almost aver
That now, even now, the sweet lips part
To breathe the words of the sweet heart:—
And yet the earth is over her.

Alas! even such the thin-drawn ray
That makes the prison-depths more rude,—
The drip of water night and day
Giving a tongue to solitude.
Yet only this, of love's whole prize,
Remains; save what in mournful guise
Takes counsel with my soul alone,—
Save what is secret and unknown,
Below the earth, above the skies.

In painting her I shrin'd her face
Mid mystic trees, where light falls in
Hardly at all; a covert place
Where you might think to find a din
Of doubtful talk, and a live flame
Wandering, and many a shape whose name
Not itself knoweth, and old dew,
And your own footsteps meeting you,
And all things going as they came.

A deep dim wood; and there she stands
As in that wood that day: for so
Was the still movement of her hands
And such the pure line's gracious flow.
And passing fair the type must seem,
Unknown the presence and the dream.
'Tis she: though of herself, alas!
Less than her shadow on the grass
Or than her image in the stream.

That day we met there, I and she
One with the other all alone;
And we were blithe; yet memory
Saddens those hours, as when the moon
Looks upon daylight. And with her
I stoop'd to drink the spring-water,
Athirst where other waters sprang;
And where the echo is, she sang,—
My soul another echo there.

But when that hour my soul won strength
For words whose silence wastes and kills,
Dull raindrops smote us, and at length
Thunder'd the heat within the hills.
That eve I spoke those words again
Beside the pelted window-pane;
And there she hearken'd what I said,
With under-glances that survey'd
The empty pastures blind with rain.

Next day the memories of these things,
Like leaves through which a bird has flown,
Still vibrated with Love's warm wings;
Till I must make them all my own
And paint this picture. So, 'twixt ease
Of talk and sweet long silences,
She stood among the plants in bloom
At windows of a summer room,
To feign the shadow of the trees.

And as I wrought, while all above
And all around was fragrant air,
In the sick burthen of my love
It seem'd each sun-thrill'd blossom there
Beat like a heart among the leaves.
O heart that never beats nor heaves,
In that one darkness lying still,
What now to thee my love's great will
Or the fine web the sunshine weaves?

For now doth daylight disavow
Those days,—nought left to see or hear.
Only in solemn whispers now
At night-time these things reach mine ear;
When the leaf-shadows at a breath
Shrink in the road, and all the heath,
Forest and water, far and wide,
In limpid starlight glorified,
Lie like the mystery of death.

Last night at last I could have slept,
And yet delay'd my sleep till dawn,
Still wandering. Then it was I wept:
For unawares I came upon
Those glades where once she walk'd with me:
And as I stood there suddenly,
All wan with traversing the night,
Upon the desolate verge of light
Yearn'd loud the iron-bosom'd sea.

Even so, where Heaven holds breath and hears
The beating heart of Love's own breast,—
Where round the secret of all spheres
All angels lay their wings to rest,—
How shall my soul stand rapt and aw'd,
When, by the new birth borne abroad
Throughout the music of the suns,
It enters in her soul at once
And knows the silence there for God!

Here with her face doth memory sit
Meanwhile, and wait the day's decline,
Till other eyes shall look from it,
Eyes of the spirit's Palestine,
Even than the old gaze tenderer:
While hopes and aims long lost with her
Stand round her image side by side,
Like tombs of pilgrims that have died
About the Holy Sepulchre.

Pintura: "Retrato de Elizabeth Siddal Rossetti" (1854) Dante Gabriel Rossetti

"SUEÑO NUPCIAL", Dante Gabriel Rossetti.

Con cálida aflicción, al fin se deshizo el largo beso:
y como las últimas gotas repentinas caen
del resplandeciente alero cuando la tormenta ha huido,
a solas vaciló el latir de sus corazones.
Sus pechos se apartaron, con el brotar abierto
de las flores nupciales a su lado, extendidas
desde el tallo unido, más aún sus bocas ardiendo
se acariciaron donde yacían separadas.

El sopor los hundió más profundamente que la marea
de los sueños, y sus sueños los vieron sumergirse
y escapar. Delicadas sus almas flotaron de nuevo
por esplendores acuáticos, y, ahogados, grises
objetos del día; hasta que por un prodigio
de leños nuevos y corrientes él se despertó y más
se maravilló: pues ella estaba a su lado.

Dante Gabriel Rossetti, (de "The house of life", "La casa de la vida")


EN EL ORIGINAL EN INGLÉS:

NUPTIAL SLEEP.

At length their long kiss severed, with sweet smart:
And as the last slow sudden drops are shed
From sparkling eaves when all the storm has fled,
So singly flagged the pulses of each heart.
Their bosoms sundered, with the opening start
Of married flowers to either side outspread
From the knit stem; yet still their mouths, burnt red,
Fawned on each other where they lay apart.

Sleep sank them lower than the tide of dreams,
And their dreams watched them sink, and slid away.
Slowly their souls swam up again, through gleams
Of watered light and dull drowned waifs of day;
Till from some wonder of new woods and streams
He woke, and wondered more: for there she lay.

Pintura: "Lady Lilith", 1868, Dante Gabriel Rossetti.

Mis poetas favoritos: DANTE GABRIEL ROSSETTI.

Dante Gabriel Rossetti, (Londres, 12 de mayo de 1828 – Birchington-on-Sea, Kent, 10 de abril de 1882), fue un poeta, ilustrador, pintor y traductor inglés.

Hijo de un erudito emigrado italiano, Gabriele Rossetti, D. G. Rossetti nació en Londres, Inglaterra y recibió el nombre de Gabriel Charles Dante Rossetti. Su familia y amigos lo llamaban "Gabriel", pero en sus publicaciones ponía primero el nombre de Dante, debido a sus resonancias literarias. Era hermano de la poetisa Christina Rossetti y del crítico William Michael Rossetti, y fue uno de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita, junto con John Everett Millais y William Holman Hunt.

Desde muy temprana edad, mostró un gran interés en la literatura. Como todos sus hermanos, aspiraba a ser poeta. Sin embargo, también deseaba pintar, habiendo mostrado un gran interés en el arte italiano medieval. Estudió con Ford Madox Brown, con quien mantuvo una estrecha relación a lo largo de su vida. Estudió idiomas en el King’s College y posteriormente en la Royal Academy.

viernes, 26 de agosto de 2011

"ME NACE EN EL CORAZÓN", Mayte Dalianegra


Me nace en el corazón
un fuego en licuefacción,
una hoguera de alegrías
que va llenando mis días.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Nerissa” (1906), John William Godward
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"TANTA BELLEZA PURA QUE AGIGANTA EL SENTIDO", Miguel Anxo Fernán-Vello.

Tanta belleza pura que agiganta el sentido
puede cegar el día, invadir llama a llama
y quemar de silencio una posible muerte,
tanta desnuda belleza puede ser un prodigio
de: viva fantasía siempre inalcanzable
pero el amor existe desde los ojos al viento
y vive sin fin en los cuerpos futuros
que habiten largas noches de placer transmigrado
de estas arenas profundas que el tiempo nos destina,
querencias de las raíces más sensibles de la sangre,
vívidas como un fuego crepitando en el abismo
que nos abraza el alma en delirio infinito
de muertes transparentes, amor eternizado
de infinitos deseos, transmutación de la carne
en indecible verso, pleno conocimiento
en el corazón de la vida, encarnación invisible
de la entraña misteriosa que nos vive y desborda
en un amor para los cuerpos sol a sol, luna a luna,
en un amor de mil días con mil horas amadas
hasta la muerte más dulce, silenciosa y continua,
hasta el silencio puro de las venas colmadas
de luz líquida, sangre que resiste el incendio
del corazón abierto, carne al viento en desmayo
de nieve y lirios, rosas como estrellas ardientes,
tanto amor transfigura, puede herir sin pausa
largas tardes desiertas para un júbilo a voces
de múltiple silencio, aves de amor, ventura
en el horizonte del sueño, cuerpos como esperanzas,
deseos como un cielo o muertes tan amigas
para vivir las noches con albas esperadas,
para vivir el mundo amaneciendo todo
en ese amor transparente que llevamos en los ojos.

Miguel Anxo Fernán-Vello, (de "Seivas de amor e transito", 1984).

Pintura de Jeffrey Gold.

"QUÉ SOSIEGO, QUÉ ALIVIO", Miguel Anxo Fernán-Vello.

Qué sosiego, qué alivio, qué dulzura en la noche frente al aire,
en la alta hora brillante, cuando un fluido intenso
de calma luz se diluye en el tiempo y en la frescura sueña
una cálida brisa que viene del mar delgado de la playa,
oh delicada ala distante de la noche, pureza de ese labio
que sueña tan adentro de lo oscuro, cuerpo pleno y vibrante,
cántico, palpitación abierta que irradia el grave templo
del misterio estrellado, suave tránsito de las esferas azules
en la bóveda insondable del espacio, qué paz de indescifrables
signos, qué remanso en las olas del tiempo que transmigra
de un mar antiguo e ignoto la emoción reposada,
el estremecer de un astro en el corazón nocturno de la vida,
en la luz silente y profunda del corazón del hombre.

Miguel Anxo Fernán-Vello, (de "Livro das paisaxes vivas", 1985).

Pintura de Richard Baxter.

martes, 23 de agosto de 2011

" A MIGUEL HERNÁNDEZ", Mayte Dalianegra

Soy liebre libre, loca
cuya pisada quiebra la armadura
y cincela los versos del poeta.

De impuro barro, húmedo,
visto, de pies
a cabeza, los siglos
que me atan al brotar de la tristeza.

De impuro barro, húmedo,
tomo su traje
para vestir razones que me funden
con el pulso terrestre, con el pálpito
de un corazón silente que se muta
en entraña amputada,
en seca entraña.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: Retrato del poeta Miguel Hernández, dibujado por el dramaturgo Antonio Buero Vallejo

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lunes, 22 de agosto de 2011

"DE LUCES Y DE SOMBRAS", Mayte Dalianegra


En una temblorosa malla
de luces centelleantes
—reflejadas por los espejos de las sombras—
se tamizaba el trigo del verano.
Allí crepitaba la lumbre
que encendía tus ojos
y tu avidez por explorar
los mundos que mi piel confinaba
en el claustro de sus pliegues.

Pasados los años,
aún relumbran fulgores,
todavía un sol nos navega por venas y arterias,
abriendo los surcos de un placer
que desgarra la noche en sus mansas bóvedas.

Todavía esas luces se buscan
y entregan el anillo fogoso de un eclipse,
como dádiva que el amor consagra
en memoria de la juventud.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Forest beauty” (“Hermosa foresta”), 2010, Scott Burdick

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"JAZMINES", Mayte Dalianegra


Violáceos y morados,
nacidos con la mañana,
cazan los vientos del día,
y un aroma de jazmines
envuelve mi hora bruja
desde un búcaro de barro.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Flores de ilusión” (2011), Andrés Rueda

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"EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO", Emily Dickinson.

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.

En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

Emily Dickinson.

(Versión de L.S).

Pintura: "White trumpet flower", ("Flor de trompeta blanca"), 1932, Georgia O'Keeffe.

"EN MI JARDÍN AVANZA UN PÁJARO", Emily Dickinson.

En mi jardín avanza un pájaro
sobre una rueda con rayos
de música persistente
como un molino vagabundo,

jamás se demora
sobre la rosa madura,
prueba sin posarse
elogia al partir,

cuando probó todos los sabores,
su cabriolé mágico
va a remolinear en lontananzas,
entonces me acerco a mi perro,

y los dos nos preguntamos
si nuestra visión fue real,
o si habríamos soñado el jardín
y esas curiosidades,

¡pero él, por ser más lógico,
señala a mis torpes ojos,
las vibrantes flores!
¡Sutil respuesta!

Emily Dickinson.

(Traducción de Silvina Ocampo).

Pintura de Gail Pidduck.

"EMBRIAGUEZ", Emily Dickinson.

En jarros tallados en nácar
apuro un licor ignorado...
Tal vez ni del Rhin en las cavas
pudiera mi sed encontrarlo.

Con una embriaguez de rocío,
borracha de incógnitos hálitos,
tabernas de azul diluido
recorro en perpetuos veranos.

Cuando las abejas
y las mariposas,
agobiadas, ebrias,
vuelen de las pomas,
aún libaré yo mi vaso
de extraño licor...
Hasta que los ángeles
me agiten su níveo penacho,
y a los ventanales
celestes se asomen los santos
para contemplarme
borracha de azul y de sol.

Emily Dickinson.

(Traducción de Carlos López Narváez).

Pintura de Daniel Pollera.

"CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS", Emily Dickinson.

Cuando cuento las semillas
sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente
que tan bajo yace
para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín
que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.

Emily Dickinson.

(Traducción de Silvina Ocampo).

Pintura de James Aponovich.

Mis poetas favoritos: EMILY DICKINSON.

Emily Dickinson fue una poetisa estadounidense, creadora de una lírica excepcionalmente personal que trata con una gran inteligencia temas universales como el amor, la muerte y la inmortalidad. Nació el 10 de diciembre de 1830, en Amherst (Massachusetts), en el seno de una familia puritana y severamente religiosa que llevaba ocho generaciones viviendo en Nueva Inglaterra. 

Estudió en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, South Hadley, en Massachusetts. Dickinson, que fue una joven activa y llena de vida se retiró de la sociedad a los 30 años y durante el resto de su vida vivió como una ermitaña, manteniéndose únicamente en contacto con amigos a través de sus enigmáticas y epigramáticas cartas.

sábado, 20 de agosto de 2011

"LOS DEDOS SE ENAMORABAN", Miguel Anxo Fernán-Vello.

Los dedos se enamoraban
de la nuca suave
caían por la espalda
dibujando caricias
y en la curva pulida
de la cintura redonda
donde crecen las nalgas
blancas moles y suaves
concentraron la forma
de la caricia ondulada
e inventaron lo tierno
y abrazaron lo tibio
y vivieron la calma
de una espiral muy leve
una feliz blandura
una pasión blanquísima
de lunas y de nubes.

Miguel Anxo Fernán Vello, (de "Do desexo en corpo e sombra", 1984).

Pintura: "Alemania", Renzo Castaneda Zevallos.

Mis poetas favoritos, MIGUEL ANXO FERNÁN-VELLO

Miguel Anxo Fernán-Vello, es un poeta y dramaturgo español, gallego,  nacido en Cospeito, Lugo en 1958. Realizó estudios de Guitarra Clásica en el Conservatorio Superior de Música de La Coruña y de Psicología y Filología Hispánica en la Universidad de La Coruña y en la Universidad de Santiago de Compostela.

Es uno de los poetas de mayor proyección de la literatura gallega actual. Como poeta ha sido galardonado con el Premio Celso Emilio Ferreiro del Ayuntamiento de Vigo, Premio Esquío 1989, Premio de la Crítica Española 1985, finalista al Premio Nacional de Literatura en 1985 y 1997 con los libros «Seivas de amor e tránsito» y «As certezas do clima», Premio Martín Códax 1996 , Premio Xacobeo de Poesía de la Junta de Galicia 1992 y Premio de la Crítica Española 2005 por el libro de poemas «Territorio da desaparición» Galaxia, 2004, obra también    reconocida con el Premio Irmandade do Libro 2005  de la Federación de Libreros de Galicia.

Como dramaturgo fue Premio de Teatro Breve de la Escuela Dramática Gallega en los años 1981, 1983 y1985 y Premio Biblioteca de Arlequín en los años 1988 y 1990.

Actualmente dirige la  empresa editora Ediciones Espiral Mayor.
Su poesía en versión española «La raíz poseída», fue editada en Zaragoza en 1989.

jueves, 18 de agosto de 2011

"HAGAMOS UN TRATO", Mario Benedetti.

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Mario Benedetti.

Pintura: "The Golden hours", (“Las horas doradas”),  1864, Frederick Leighton.

"LAS ELEGÍAS DE DUINO, SEGUNDA ELEGÍA", Rainer Maria Rilke.

Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco
a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes
son ustedes. Los días de Tobías, ¿dónde quedaron?,
cuando uno de los más radiantes apareció en el umbral
sencillo de la casa un poco disfrazado para el viaje,
ya no tremendo (muchacho para el muchacho,
que se asomó, curioso). Si ahora avanzara el arcángel,
el peligroso, desde atrás de las estrellas, un solo paso,
que bajara y se acercara: el propio corazón, batiendo
alto, nos mataría. ¿Quién es usted?
Tempranos afortunados, ustedes, los mimados
de la creación, cadena de cumbres, cordillera roja
del amanecer de todo lo creado -polen de la divinidad
floreciente, coyunturas de la luz, corredores,
escalones, tronos, espacios del ser, escudos
deliciosos, tumultos del sentimiento tormentosamente
arrebatado, y de pronto, individualizados, espejos,
ustedes, los que recogen nuevamente en sus propios
rostros, la propia belleza que han irradiado.
Porque nosotros, siempre que sentimos, nos evaporamos;
ay, nosotros nos exhalamos a nosotros mismos,
nos disipamos; de ascua en ascua soltamos un olor cada
vez más débil. Probablemente alguien nos diga: Sí,
entras en mi sangre; este cuarto, la primavera se llena
de ti..., ¿de qué sirve? Él no puede retenernos,
nos desvanecemos en él y en torno suyo.
Y aquellos que son hermosos, oh, ¿quién los retiene?
Incesantemente la apariencia llega y se va de sus
rostros. Como rocío de la hierba matinal se esfuma
de nosotros lo que es nuestro, como el calor
de un plato caliente. Oh, sonrisa ¿a dónde? Oh,
mirada a lo alto: nueva, cálida, fugitiva
ola del corazón; sin embargo, ay, somos eso. ¿Entonces
el firmamento, en el que nos disolvemos, sabe
a nosotros? ¿De veras los ángeles recapturan solamente
lo suyo, lo que han irradiado, o a veces, como
por descuido, hay algo nuestro en todo ello? ¿Estamos
tan entremezclados en sus facciones, como la vaga
expresión en los rostros de las mujeres preñadas?
Ellos no lo advierten en el torbellino de su regreso
a sí mismos. (¿Cómo habrían de advertirlo?).
Los amantes podrían, si lo comprendieran,
hablar extrañamente en el aire nocturno. Pues parece
que todo nos oculta. Mira, los árboles son; las casas
que habitamos permanecen todavía. Sólo nosotros pasamos
de largo sobre todas las cosas como un cambio
de vientos. Y todo se une para acallarnos, mitad
por vergüenza quizás, y mitad por esperanza indecible.
Amantes, a ustedes, satisfechos el uno en el otro,
les pregunto por nosotros. Ustedes, los que se aferran
a sí mismos. ¿Tienen pruebas? Miren, me ha ocurrido que
mis manos se reconozcan entre sí, o que mi rostro ajado
se refugie en ellas. Eso me da cierta sensación. ¿Pero
quién, sólo por eso, se atrevió a creer que de veras
es? Sin embargo ustedes, los que crecen el uno
en el arrobo del otro, hasta que él suplica, abrumado:
"Basta"; ustedes, los que crecen, bajo sus recíprocas
manos, más exuberantes, como años de grandes uvas;
los que mueren a veces, sólo porque el otro se ha
expandido demasiado; a ustedes les pregunto por nosotros.
Sé que se tocan tan dichosamente porque la caricia
retiene, porque no desaparece el sitio que ustedes,
los tiernos, ocupan; porque, debajo de todo ello, ustedes
sienten la duración pura. Ustedes, de sus abrazos,
por ello, casi se prometen eternidad. Sin embargo, cuando
ya se han sostenido el sobresalto de la primera mirada,
y ya ocurrieron las ansias junto a la ventana
y del primer paseo juntos, una vez, por el jardín:
Ustedes, amantes, ¿siguen todavía entonces siendo
los mismos? Cuando el uno alza al otro hasta su boca
y se unen -bebida con bebida-: ¡oh, de qué manera
tan extraña el bebedor entonces se escapa de su función!
¿No se asombraron ustedes, en las estelas áticas, (6)
de la prudencia de los gestos humanos? El amor
y la despedida, ¿no fueron puestos demasiado
ligeramente sobre los hombros, como si se tratara
de seres hechos de otra materia que nosotros?
Recuerden las manos, cómo se posan sin presión, aunque
hay vigor en los torsos. Estos dueños de sí mismos
lo sabían: Hasta aquí, nosotros; esto es lo nuestro,
tocarnos así; que los dioses nos aprieten
con mayor fuerza. Pero eso es cosa de los dioses.
Si nosotros encontráramos también una pura, contenida,
estrecha, humana franja de huerto, nuestra, entre
río y roca. Pues nuestro propio corazón nos excede
tanto como a aquéllos. Y ya no podemos mirarlo
a través de imágenes que lo sosieguen, ni a través
de cuerpos divinos, en los que se contenga más.

Rainer Maria Rilke.

Pintura:"Angel two", (" Ángel dos"), Abbott Handerson Thayer, (1849 - 1921).

"LAS ELEGÍAS DE DUINO, PRIMERA ELEGÍA", Rainer Maria Rilke.

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aun si de repente algún ángel
me apretara contra su corazón, me suprimiría
su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible.
Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta
tenebrosa. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No
los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos
animales que no nos sentimos muy seguros en casa,
dentro del mundo interpretado. Nos queda quizás
algún árbol en la loma, al cual mirar todos los días;
nos queda la calle de ayer y la demorada lealtad
de una costumbre, a la que le gustamos, y permaneció,
y no se fue. Oh, y la noche, y la noche, cuando el viento
lleno de espacio cósmico nos roe la cara:
¿Para quién no permanecería aquélla, la anhelada,
la tierna desengañadora, ahí, dolorosamente próxima
al corazón solitario? ¿Es más suave con los amantes?
Ay, ellos sólo se ocultan uno a otro su suerte.
¿Todavía no lo sabes? Arroja el espacio que abarquen
tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá
los pájaros sientan el aire ensanchado con un vuelo más íntimo.

Sí, las primaveras de veras te necesitaban. Varias
estrellas te pedían que las rastrearas. Se alzaba
en el pasado una ola hacia ti, o cuando pasabas
por una ventana abierta, se te entregaba un violín.
Todo esto era una misión, ¿pero fuiste capaz de cumplirla?
¿No estabas siempre distraído por la esperanza, como
si todo ello te anunciara a una amada?
¿Dónde intentas alojarla, si en ti los grandes pensamientos extraños
entran y salen, y con frecuencia se quedan durante la noche?.
Pero si sientes anhelos, canta pues a las amantes; no es,
en absoluto, suficientemente inmortal su famoso
sentimiento. Aquéllas que casi envidias, las abandonadas,
las encuentras mucho más amantes que las saciadas.
Empieza siempre de nuevo la alabanza siempre inalcanzable.
Piensa: el héroe sigue en pie, aun el ocaso fue para él
sólo un pretexto para ser: su último nacimiento.
Pero a las amantes la exhausta naturaleza las recoge
en su seno, como si no hubiera fuerzas para lograr esto
dos veces. ¿Has pensado lo suficiente en Gaspara Stampa,
  y lo que puede sentir cualquier chica a quien el amado
  abandonó, frente a tan elevado ejemplo de mujer amante:
¿Llegaré a ser como ella? ¿Estos, los más antiguos
dolores, no deberán, por fin, darnos fruto? ¿No es
tiempo ya de que, al amar, nos liberemos del amado y,
temblorosos, resistamos, como la flecha resiste al arco,
para ser, unidos en el salto, algo más que la sola
flecha? Porque el permanecer está en ninguna parte.

Voces, voces. Corazón mío, escucha, como sólo los santos
escuchaban; la enorme llamada los alzaba del suelo;
pero ellos seguían de rodillas, de modo imposible,
sin darse cuenta: de tal manera escuchaban. No
que pudieras soportar la voz de Dios, lejos de eso, pero
escucha el soplo, las noticia incesante que se forma
del silencio. Murmura hasta ti desde aquellos que han
muerto jóvenes. ¿Acaso su destino no se dirigió siempre
tranquilamente a ti, en Roma y Nápoles, cuando entrabas
en alguna iglesia? O una inscripción sublime se grababa
para ti, como hace poco la lápida de Santa María Formosa?
¿Qué quieren de mí? Debo apartar en silencio
la apariencia de injusticia que a veces estorba un poco
el puro movimiento de sus espíritus.

Realmente es extraño ya no habitar la tierra,
ya no ejercitar las costumbres apenas aprendidas;
a las rosas, y a otras cosas particularmente promisorias,
ya no darles el significado del futuro humano; ya no ser
aquél que uno fue en interminables manos angustiadas
y hasta hacer a un lado el propio nombre, como un juguete
roto. Extraño, ya no seguir deseando los deseos. Extraño,
ver todo lo que tenía sus propias relaciones, aletear
tan suelto en el espacio. Y estar muerto es doloroso,
y lleno de recuperación, de modo que uno rastree
lentamente un poco de eternidad. Pero todos los vivos
cometen el mismo error de diferenciar demasiado
tajantemente. Los ángeles (se dice) con frecuencia no
sabrían si andan entre los vivos o entre los muertos.
La corriente eterna arrastra siempre consigo todas
las edades a través de las dos zonas y atruena sobre ambas.

Finalmente ya no nos necesitan, los que partieron
temprano, uno se desteta dulcemente de lo terrestre, como
  uno se emancipa con ternura de los senos de la madre.
Pero nosotros, que necesitamos tan grandes secretos,
nosotros que tan frecuentemente obtenemos del duelo
progresos dichosos, ¿podríamos existir sin ellos?
¿Es inútil el mito de que, en la antigüedad, durante
las lamentaciones fúnebres por Linos,
una atrevida música primitiva se abrió paso en la árida materia
inerte; y entonces, por primera vez, en el espacio
sobresaltado, en el que un muchacho casi divino de pronto
se perdió para siempre, el vacío produjo esa vibración
que ahora nos entusiasma y nos consuela y ayuda?

Rainer Maria Rilke.

Pintura: "Winged Figure", ("Figura alada"), 1889, Abbot Handerson Thayer.

"POR TI, PARA QUE UN DÍA LLEGARAS", Rainer Maria Rilke.

Por ti, para que tú un día llegaras,
¿no respiraba yo a media noche
el flujo que ascendía de las noches?
Porque esperaba, con magnificencias
casi inagotables, saciar tu rostro
cuando reposó una vez contra el mío
en infinita suposición.
Silencioso se hizo espacio en mis rasgos;
para responder a tu gran mirada
se espejaba, se ahondaba mi sangre.
¡Qué expresión fue sembrada en mi interior
para que, cuando crece tu sonrisa,
proyecte sobre ti espacio cósmico!
Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde.
Precipitaros, ángeles, sobre este
linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!

Rainer Maria Rilke.

Traducción de Jaime Ferrero Alemparte.

Pintura de Camie Davis.

"LAS ROSAS", Rainer Maria Rilke.

Si tu frescura a veces nos sorprende tanto
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.

Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

Rainer Maria Rilke.

Pintura de Jane Hartley.

miércoles, 17 de agosto de 2011

"LA PANTERA", Rainer Maria Rilke.

Su mirada se ha cansado de tanto observar
esos barrotes ante sí, en desfile incesante,
que nada más podría entrar ya en ella.
Le parece que sólo hay miles de barrotes
y que detrás de ellos ningún mundo existe.

Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad.

Sólo a veces, permite en silencio, la apertura
de los cortinajes que ocultaban sus pupilas;
y cruza una imagen hacia adentro,
se desliza a través de los tensos músculos
cae en su corazón, se desvanece y muere.

Rainer Maria Rilke.

Pintura de Achilles Droungas.

Mis poetas favoritos: RAINER MARIA RILKE.

Rainer Maria Rilke, (Praga, 1875 - Valmont, 1926).  Escritor checo en lengua alemana. Fue el poeta en lengua alemana más relevante e influyente de la primera mitad del siglo XX; amplió los límites de expresión de la lírica y extendió su influencia a toda la poesía europea.

Después de abandonar la Academia Militar de Mährisch-Weiskirchen, ingresó en la Escuela de Comercio de Linz y posteriormente estudió historia del arte e historia de la literatura en Praga. Residió en Munich, donde en 1897 conoció a Lou Andreas-Salomé, quince años mayor que él, y que tuvo una influencia decisiva en su pasaje a la madurez. Decidido a no ejercer ningún oficio y a dedicarse plenamente a la literatura, emprendió numerosos viajes. Visitó Italia y Rusia (en compañía de L. Andreas-Salomé), conoció a L. Tolstoi y entró en contacto con la mística ortodoxa.

sábado, 13 de agosto de 2011

"A LIBERTARIA, (1935)", Raúl González Tuñón.

A la memoria de Aída Lafuente, muerta en la cuenca minera de Asturias, España.

Estaba toda manchada de sangre,
estaba toda matando a los guardias,
estaba toda manchada de barro,
estaba toda manchada de cielo,
Estaba toda manchada de España.

Ven, catalán jornalero, a su entierro,
ven, campesino andaluz, a su entierro,
ven a su entierro, yuntero extremeño,
ven a su entierro, pescador gallego,
ven, leñador vizcaíno, a su entierro,
ven, labrador castellano a su entierro,
no dejéis solo al minero asturiano.

Ven, porque estaba manchada de España,
ven, porque era la novia de Octubre,
ven, porque era la rosa de Octubre,
ven, porque era la novia de España.

No dejéis sola su tumba del campo
donde se mezclan el carbón y la sangre,
florezca siempre la flor de su sangre
sobre su cuerpo vestido de rojo,
no dejéis sola su tumba del aire.

Cuando desfilan los guardias de asalto,
cuando el obispo revista las tropas,
cuando el verdugo tortura al minero,

Ella, agitando su túnica roja,
quiere salir de la tumba del viento,
quiere salir y llamaros hermanos
y renovaros valor y esperanza
y recordaros la fecha de Octubre
cuando caían las frutas de acero
y estaba toda manchada de España
y estaba toda la novia de Octubre
y estaba toda la rosa de Octubre
y estaba toda la madre de España.

Raúl González Tuñón.

Ilustración: cartel alegórico de la Revolución de 1934 en Asturias, España.

Más sobre Raúl González Tuñón en el BLOG DE AMÍLCAR BLANCO

"ESCRITO EN UNA TRASTIENDA", Raúl González Tuñón.

En todos los puertos del mundo
descansa la noche
sobre los navíos oscuros
y reza su rosario de lunas
el viejo lobo curtido y silencioso.
Palomas de las músicas vagabundas
picotean los fanales encendidos.
Tu recuerdo ha hecho hueco en mi mano sin luz.
Ah, llegar a tu cabellera rubia como a un puerto final.

Atracan los astros
y detrás de los grandes murallones de sombras
luces multicolores se roban las miradas
y las estrellas son afónicas
como la voz de la violinista tuberculosa
cuya tos en el bar es obligatoria.
El alcohol anda en zancos y las mujeres canallas
Pasean su olor a polvo y su cansancio.
En todos los puertos del mundo
hay alguien que está esperando.
Hasta muy cerca de los navíos
salen los patios
y entran por los oídos de los marinos.
Un sabor dulce, un amargo sabor.
En todos los puertos del mundo
hay vagabundos como yo
que asoman al asombro lejano
el corazón, como un barquito en la mano.
Hay una calle, larga borrachera,
pedazos de noche dispersada
y cuando llega el alba roja y con su clarín
revuela pájaros alucinados,
en todos los puertos del mundo
hay alguien que está esperando.

Raúl González Tuñón.

Pintura: "Ajenjo" o "Bebedores de absenta",  (1876), Edgar Degas.

"EL POETA MURIÓ AL AMANECER", Raúl González Tuñón.

Sin un céntimo, solo, tal como vino al mundo,
murió al fin en la plaza frente a la inquieta feria.
Velaron el cadáver del dulce vagabundo
dos musas: la esperanza y la miseria.
Fue un poeta completo de su vida y su obra,
escribió versos casi celestes, casi mágicos,
de invención verdadera
y como hombre de su tiempo que era
también ardientes cantos y poemas civiles
de esquinas y banderas.

Algunos, los más viejos, lo negaron de entrada.
Algunos, los más jóvenes, lo negaron después.
Hoy irán a su entierro cuatro buenos amigos,
los parroquianos del Café,
los artistas del circo ambulante,
unos cuantos obreros,
un antiguo editor,
una hermosa mujer
y mañana, mañana,
florecerá la tierra que caiga sobre él.

Deja muy pocas cosas, libros, un Heine, un Whitman,
un Quevedo, un Darío, un Rimbaud, un Baudelaire,
un Schiller, un Bertrand, un Becquer, un Machado,
versos de un ser querido que se fue antes que él,
muchas cuentas impagas, un mapa, una veleta
y una antigua fragata dentro de una botella.
Los que le vieron dicen que murió como un niño.
Para él fue la muerte como el último asombro:
tenía una estrella muerta sobre el pecho vencido,
y un pájaro en el hombro.

Raúl González Tuñón.

Pintura: "Hero", ("Héroe"), 1898, Lawrence Alma-Tadema.

"AGUA, LACUSTRE VITRAL", Mayte Dalianegra


Agua, lacustre vitral, la vida extendiendo
por bosques y montes, por hierbas y flores.
Agua, chispeo incesante de lluvia sonora,
desliza, ufana, su seda de gotas por entre arboledas.
Paisaje silvestre puliendo memorias,
fluir secular efímero y tierno.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura:"Sonora seda de agua" (2011), Andrés Rueda

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"DE PRONTO ENTRÓ LA LIBERTAD", Raúl González Tuñón.

De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.
Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.
De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.
La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces…
 
Raúl González Tuñón.
 
Pintura de Agim Sulaj.

Mis poetas favoritos: RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN.

Raúl González Tuñón nació en Buenos Aires en 1905, y murió en la misma ciudad en 1974. Fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos argentinos del siglo XX. "Amigo de las gentes, de las mujeres amantes y del vino, una suerte de François Villon criollo, cantor de las tabernas, las grandes fiestas y duelos e insurrecciones populares", según lo definió Pedro Orgambide.

En 1922 publica sus primeros poemas en las revistas Caras y Caretas e Inicial. En 1923 participa en la redacción de Proa, la revista que dirige Ricardo Güiraldes, y colabora en el periódico Martín Fierro. Viaja por el interior del país y en 1929 por primera vez a Europa. Dos años después a Brasil, y en 1932 al Chaco paraguayo, en el avión del diario Crítica, como corresponsal de guerra. Vuela a la Patagonia y se instala en Río Gallegos. En 1933 funda la revista Contra. Lo detienen y procesan por ¨incitación a la rebelión¨. En 1934 viaja a España y se radica en Madrid, donde traba amistad con García Lorca, Neruda y Miguel Hernández. En 1935 vuela a Buenos Aires y dos años más tarde está otra vez en España, durante la defensa de Madrid. Vive en Chile. Viaja por Europa, va a la Unión Soviética y a China.

jueves, 4 de agosto de 2011

"JUVENTUD", Vicente Aleixandre

Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.

Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.

Se le caerán un día
límites. ¡Qué divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!

Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados.

Vicente Aleixandre

Pintura: "Wiosna" (1900), Teodor Axentowicz

"EL OLVIDO", Vicente Aleixandre


No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.

Vicente Aleixandre

Pintura de Ángel Ramiro Sánchez

"AMANTE", Vicente Aleixandre


Lo que yo no quiero
es darte palabras de ensueño,
ni propagar imagen con mis labios
en tu frente, ni con mi beso.
La punta de tu dedo,
con tu uña rosa, para mi gesto
tomo, y, en el aire hecho,
te la devuelvo.
De tu almohada, la gracia y el hueco.
Y el calor de tus ojos, ajenos.
Y la luz de tus pechos
secretos.
Como la luna en primavera,
una ventana
nos da amarilla lumbre. Y un estrecho
latir
parece que refluye a ti de mí.
No es eso. No será. Tu sentido verdadero
me lo ha dado ya el resto,
el bonito secreto,
el graciosillo hoyuelo,
la linda comisura
y el mañanero
desperezo. 

Vicente Aleixandre

Pintura de Pino Dangelico

miércoles, 3 de agosto de 2011

"ADOLESCENCIA", Vicente Aleixandre


Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.

Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.

Vicente Aleixandre

Pintura: "A morning walk" ("Una caminata matutina"), 1888, John Singer Sargent

Mis poetas favoritos: VICENTE ALEIXANDRE

Poeta español, nacido en Sevilla el 26 de abril de 1898 y fallecido en Madrid el 14 de diciembre de 1984, considerado uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Perteneciente a la Generación del 27, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977.

Hijo de un ingeniero de ferrocarril, Vicente Aleixandre pertenecía a la burguesía media acomodada. Cuando tenía dos años de edad, su familia se trasladó a Málaga, ciudad a la que el poeta llama en su obra "el Paraíso", pues en ella transcurrió toda su infancia.
En 1909, la familia Aleixandre se instaló en Madrid, donde el futuro poeta cursó el bachillerato y, ya en plena juventud, las carreras de Derecho y Comercio. Se especializó en Derecho Mercantil, materia que luego enseñó como profesor en la Escuela de Comercio de Madrid (1920-1922).