sábado, 27 de diciembre de 2014

"QUIERES", Mayte Dalianegra

Quieres que mis letras
sean dádivas de oro
que te recuerden el brillo del sol,
o que te traigan a la memoria
la alegría indolente e ingenua
de esas margaritas
que se prestan a ser deshojadas
buscando aserción o refutación.

Quieres que te hablen
de esos pequeños cupidos
que aparecen en los cuadros antiguos,
y que a menudo son confundidos con ángeles,
aun cuando su existencia se deba
al amor por la carne y no
al amor por el alma.

Quieres leer
la belleza en mis versos,
una belleza
hermana de una felicidad aparente,
aun cuando la verdad
rara vez sea su hermana.

Te daré, pues, mi pluma,
para que sean tus manos
las que dibujen ese cascarón hueco,
porque yo, no quiero.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Cupido y Psique infantes" (1890), William Adolphe Bouguereau


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"REPARAR EL MURO", Robert Frost

Algo hay que no es amigo de los muros,
Que hincha la tierra helada a sus cimientos,
Que arroja al sol las piedras desde el borde
Y abre brechas por donde caben dos.
Lo que hace el cazador es otra cosa:
Lo he reparado tras seguirlo a donde
No ha dejado ni piedra sobre piedra
Persiguiendo al conejo a su guarida
Para animar al perro. Éstas son brechas
Que nadie ve formarse —no hay ni pista—
Pero en la primavera hay que enmendar.
Se lo anuncio al vecino tras la cuesta;
Luego, un día, en la línea divisoria,
Nos encontramos a rehacer el muro.
El muro nos separa mientras vamos.
A cada cual las piedras que le tocan.
Unas, óvalos, otras, casi esferas,
Las hechizamos para balancearlas:
“¡Quédense ahí hasta que nos demos vuelta!"
Nuestros dedos se agrietan al asirlas.
Cierto, es juego campestre, como tantos,
Uno contra otro. Para más no da:
Donde vivimos no hace falta muro:
Él es de pinos, yo de manzanares.
Mis manzanos no van a ir a comerse
Las piñas de tus pinos, le señalo.
Él responde, “Buen muro, buen vecino".
La primavera es travesura, y pienso
Que podría meterle en la cabeza:
"¿Por qué «buen muro, buen vecino»? ¿No es
Eso una pauta para donde hay vacas?
Pero aquí no tenemos ni una vaca.
Antes de repararlo hay que plantearse
A quién uno va a incluir, a quién excluir,
Y quién puede acabar con un disgusto.
Algo hay que no es amigo de los muros,
Que los derriba. Quiero decir “duendes”
Pero no son exactamente duendes,
Y prefiero que él sea quien lo diga.
Lo veo con una piedra en cada mano,
Como un salvaje troglodita armado.
La sombra en que se mueve me parece
Más que sombra de ramas o de selva.
No indaga el estribillo de su padre
Y tanto le complace recordarlo
Que repite, “Buen muro, buen vecino”.

Robert Frost

(Versión del inglés de Pedro Poitevin a partir de una versión de Rhina Espaillat)

Pintura:"El muro", Elisa Andrés

"EL PELIGRO DE LA ESPERANZA", Robert Frost

Es justo allí
a mitad de camino entre
el huerto desnudo
y el huerto verde,
cuando las ramas están a punto
de estallar en flor,
en rosa y blanco,
que tememos lo peor.

Pues no hay región
que a cualquier precio
no elija ese tiempo
para una noche de escarcha.

Robert Frost

(Versión de Carlos López Narváez)

Pintura: "Almendro en flor" (2010), Ribes Coll

"EL CAMINO NO ELEGIDO", Robert Frost

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Robert Frost

(Versión de Agustí Bartra)

Pintura de John Atkinson Grimshaw

"ALTO EN EL BOSQUE EN UNA NOCHE DE INVIERNO", Robert Frost

Me imagino de quién son estos bosques.
Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.

Mi pequeño caballo encuentra insólito
parar aquí, sin ninguna alquería
entre el helado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.

Las campanillas del arnés sacude
Como si presintiera que ocurre algo...
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.

¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!
Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.

Robert Frost
(Versión de Agustí Bartra)

Pintura: "Bosque en invierno", Peder Mork Monsted

Mis poetas favoritos: ROBERT FROST

Robert Frost (Robert Lee Frost; San Francisco, 1874 - Boston, 1963) Poeta estadounidense. La inspiración en argumentos de la vida cotidiana, la sencillez estructural en la que subyace una notable pericia compositiva y el uso de un léxico simple y una expresión coloquial fueron las grandes premisas estéticas de la lírica de Robert Frost, sin duda uno de los más significativos exponentes de la poesía estadounidense del siglo XX.

Vivió durante su juventud en la región de Nueva Inglaterra, en el nordeste de los Estados Unidos, área cuyo paisaje influiría poderosamente en su estilo. Su primer poema fue aceptado por un editor cuando Frost contaba sólo catorce años, pero luego sus versos no alcanzaron éxito en los Estados Unidos. Después de probar sus fuerzas en el periodismo, en la enseñanza y aun en el modesto oficio de zapatero, en 1912 Robert Lee Frost decidió emigrar a Inglaterra, En 1912 se trasladó al Reino Unido, donde se publicó su primera colección poética, A Boy’s Will (1913; La voluntad de un joven). A continuación realizó North of Boston (1914; Al norte de Boston), con la que conseguiría un resonante éxito en los ambientes literarios de su país.

En 1915, tras el inicio de la I Guerra Mundial, Frost regresó a los Estados Unidos y trabajó a partir de entonces como profesor de literatura en el Amherst College, gozando ya de una reconocida reputación. Inspirada por la poesía pastoril y los poemas clásicos de Horacio y Virgilio, su poesía oculta tras su aparente simplicidad algunas inquietudes de carácter filosófico. Entre sus principales trabajos, por los que obtendría en cuatro ocasiones el Premio Pulitzer de literatura, se encuentran Mountain Interval (1916; Valle de montaña), un enfrentamiento entre el progreso tecnológico y la naturaleza; New Hampshire (1923), que supone su plena madurez artística; West-Running Brook (1928; Un arroyo que corre hacia el oeste); y dos dramas de inspiración religiosa compuestos en verso libre: A Masque of Reason (1945; Disfraz de razón) y A Masque of Mercy (1947; Disfraz de compasión). Fue galardonado con numerosos premios y distinciones honoríficas y, modernamente, continúa considerado como uno de los más importantes poetas estadounidenses del siglo XX.

La obra de Robert Frost se sitúa en la corriente renovadora que se produjo en Estados Unidos hacia 1912 y cuyo órgano fue la revista Poetry. Este movimiento juvenil puede considerarse como un nuevo romanticismo, tendente a volver a encauzar la poesía hacia la observación de la realidad y a abolir el uso del tradicional lenguaje poético. Se fija su nacimiento a raíz de la publicación de algunas colecciones de versos aparecidas casi simultáneamente, entre las que figuró La voluntad de un joven (A Boy's Will), de Frost (1913). La primera y más importante fuente inspiradora de Frost es la vida rural de Nueva Inglaterra, donde residió largo tiempo.

La simplicidad de su vocabulario, que a menudo cobra un carácter coloquial, y su puesto a la vanguardia de un movimiento reformista, le relacionan en cierto modo con el poeta inglés William Wordsworth. Pero en Frost, la ternura a veces dulzarrona de Wordsworth queda sustituida por una fuerza refrenada, donde el subjetivismo apenas goza de libertad. En esto precisamente difiere Frost de la mayoría de los restantes poetas del grupo "Nueva Poesía" ("New Poetry"). Algo muy genuino hay en su inspiración que nos capta inmediatamente.

Entre sus poemas más conocidos es preciso citar el diálogo "Entierro familiar" ("Home Burial"), que describe en un centenar de versos libres, con pinceladas amplias y seguras, la incomprensión que separa a un matrimonio de labradores después de la muerte del primer hijo que les nace. La madre no puede apartar la mirada de la tumba que divisa desde su ventana, como tampoco puede acercarse al marido después de haberle visto cavar con sus propias manos la pequeña fosa. El hombre es un ser bueno y sencillo; sufre, pero no sabe expresar su dolor y su cariño sino con frases rudas y cortantes, que a nada conducen, sino a herir cruelmente la exasperada sensibilidad de su mujer, que le juzga incapaz de sentir y comprender. La penetrante emoción que se desprende de esta situación está lograda con los medios más simples y por esto mismo los más eficaces.

En otras poesías, como "El miedo de la tempestad" ("Storm Fear") y "El árbol junto a mi ventana" ("Tree at my Window"), el poeta evoca los fenómenos naturales (una tormenta, un árbol, su jardín) como si se tratase de criaturas humanas. Nada puede ilustrar mejor el credo estético de Frost que sus propias palabras: "Una poesía comienza con un nudo en la garganta, un sentimiento de nostalgia, o una pena de amor. Consiste en una tentativa para encontrar una expresión y un esfuerzo para encontrar un apaciguamiento. Una poesía está acabada y completa cuando una emoción ha encontrado un pensamiento que la expresa, y el pensamiento una palabra".

Sus poemas reflejan la naturaleza ligada a las emociones de los hombres que la habitan, con un lenguaje sencillo que va tejiendo no obstante máximas o moralejas complejas. Su mundo es trágico pero a la vez, por efecto de una filosofía de la resignación o de una sabiduría elemental.Otra parte de su poesía es más personal e introspectiva, y en ella su mente se convierte en escenario de grandes batallas psicológicas, como si sus demonios lucharan contra el caos. También innovó en la métrica y los recursos prosódicos y melódicos, encontrando rimas tan sencillas como vigorosas: con un metro sencillo podía realizar variaciones infinitas.

En este sentido se distinguió de muchos de sus contemporáneos de principios del siglo XX, que utilizaban la experimentación indiscriminadamente. Innovó, además, en los diálogos dramáticos, unificando las formas poéticas con el habla coloquial. Recibió cuatro veces el premio Pulitzer y ha sido reconocido como uno de los poetas nacionales, además de gozar de una amplia popularidad en varias generaciones de lectores. Junto con Walt Whitman y Emily Dickinson, está considerado el mayor poeta de Estados Unidos.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

"EN UNA NOCHE COMO ÉSTA", Mayte Dalianegra

Da igual quién
haya nacido
en una noche como ésta,
porque en noches como ésta
eclosionaron desde la humilde violeta
al orgulloso narciso.

No importa su naturaleza,
ni importa tampoco
si en verdad fue eso o aquello,
si en verdad existió,
o si fue mito engendrado
de leyenda;
si nació tal día,
o si fue cualquier otro,
si nació en tal o cual paraje,
o si su progenie fue esa o aquella.

Da igual quién fuese,
o cómo fuese,
lo que importa
—lo que de verdad importa—
es que en una noche como ésta
—aunque sólo sea un breve intervalo—
se olvidan rencores
y mezquindades cotidianas,
nos reunimos en torno al hogar,
y entonces recuperamos el fuego.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Alleluia” (1896), Thomas Cooper Gotch

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Música: "Aleluya" (El Mesías), George Frideric Händel

sábado, 6 de diciembre de 2014

"AMOR", Mayte Dalianegra


Amor.
Esa palabra dormía
entre las paredes de mi corazón
como duerme el fruto 
en el cáliz de la flor.

Una mañana abrí los párpados
y pude dibujar sus sílabas 
en el horizonte.

Me pareció conocerla
desde mucho tiempo atrás,
me pareció que no me era ajena ni extraña,
me pareció que se pronunciaba
permitiendo que entrase una bocanada de aire
y consintiendo que saliese el mismo aire 
—vibrante y caliente—
a través del anillo de mis labios.

Me atreví a intentar articularla
con la voz madura del azúcar:
vocalizándola pausadamente, deteniéndome 
en su inicio y en su culmen,
acariciando la liviandad de sus alas.
Después lloré.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura de Yoel Díaz Gálvez

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"CARTA", Miquel Martí i Pol

Ahora que estoy muy solo y es de noche afuera
te escribo apenas para decirte que las cosas
nada han cambiado desde que nos dejamos,
que los árboles mueren lentamente, como siempre,
y el río sigue su curso de cada día.
Te escribo en el pueblo y me crecen líquenes
en las manos, las palabras me resuenan
silencio adentro, entre libros y sueños.
Estoy tan solo que ni oso moverme.
El tiempo se me va entre el estorbo
que soy, si miro hacia atrás,
y el horizonte de ti que se me aleja.
Todo ahora es reposado, tal vez
porque el riesgo es mayor y me maravilla
saber que me lo juego a una palabra.
Siempre hay un gesto profundo que no se mide
ni con las manos ni con la voz, un gesto que nos deja
tan enfrente de nosotros que se diría
que hemos vuelto a nacer. Podría yo
llenar de presencias este silencio enorme
y, poco a poco, hacerlo el centro;
podría decirte cosas más concretas
para convertir en arena la soledad
y arraigarme en ella, pero entonces
un viento salado me heriría los labios
y amo más el ocio de hablarte.
He aquí pues: te escribo y es de noche afuera.
¿Qué más podría hacer por retenerte
si el tiempo nada puede ya contra la espera
que me he impuesto de ti, si no me llega
rumor alguno de la noche y estoy inmóvil
porque el silencio eres tú y temo perderte?
Cada palabra es una mano que se abre
para acoger a otra mano. Soy todo palabras
y me entrego entero porque crecer
no mancha ya mi piel ni me desconcierta.

Sé esto desde que cada cosa
se me hace presente, insólita y precisa,
al cerrar los ojos, desde que me golpea
la nostalgia como una pesadilla y vivo siempre
hacia mí mismo. Hay días —créeme—
en que me niego a pensar en ti. No quisiera
separarte del silencio ni someterte
a la medida del deseo, y en cambio
te me muestras tan clara que parece
que tengo la sangre llena de vidrios.

Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia.

 Miquel Martí i Pol

(Traducción de Adolfo García Ortega)

Pintura: "Mujer joven leyendo una carta" (1719), Jean Raoux, Museo del Louvre. París

"AHORA MISMO", Miquel Martí i Pol

Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos apenas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
territorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se sienta
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.

Miquel Martí i Pol

Pintura de Eduardo Úrculo

"DESCUBRISTEIS QUE EN SÓLO UN INSTANTE", Miquel Martí i Pol

Descubristeis que en sólo un instante
puede amarse como en toda una vida.
Descubristeis el gozo como una isla
desconocida que puede aparecer
ante la proa de la nave que os lleva,
una mañana ignorada,
por una ruta antigua.
Lanzaos ardientemente entonces
a la locura de amaros, ahora
que vuestro cuerpo es ágil, y haced trizas
el ánfora que conservaba el viejo perfume,
para aspirar de un solo golpe
toda su intensidad dominadora,
y quién sabe si morir después de la prueba.

Miquel Martí i Pol

Pintura de Renso Castaneda Zevallos

"COSAS", Miquel Martí i Pol

Sólo quiero recordar de este verano
la mirada cómplice
de una vecina que tomaba el sol
desnuda y sonrió complacida
al darse cuenta de que la contemplaba,
y aquel instante fugaz, irrepetible,
de total quietud, en que el mundo quedó
desierto de sí mismo y era un cristal
transparente y de nuevo compacto.
El verano no será otra cosa,
este verano, quiero decir, y si alguien me habla
de aquellas mil bagatelas inefables
que componen los días y las noches,
diré tranquilamente: —No me acuerdo.

Miquel Martí i Pol

Pintura: "Ninfa Loira", Paul Emile Chabas

Mis poetas favoritos: MIQUEL MARTÍ I POL

Miquel Martí i Pol (Roda de Ter, 19 de marzo de 1929 - Vich, 11 de noviembre de 2003), fue un poeta, escritor y traductor español.

A los catorce años empezó a trabajar en las oficinas de la fábrica textil Tecla Sala, donde ya trabajaba su madre. A los diecinueve años cae enfermo de tuberculosis pulmonar, lo que le obliga a pasar un año en la cama, periodo en el que empezó a leer muchísimo.

En 1954 gana el premio Óssa Menor con Paraules al vent, su primera obra. En 1956 se casa con Dolors Feixas, con quien tendrá una hija y un hijo. Empieza a traducir e inicia una serie de actividades públicas: da conferencias, canta junto a miembros de la Nova Cançó, colabora en revistas... A finales de esta década también se implica en las actividades políticas del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).

A partir de 1968, empieza a manifestarse en el poeta una esclerosis múltiple que le llevó a abandonar la fábrica textil en 1973. Paulatinamente se convirtió en uno de los poetas catalanes más leídos. Su libro, Estimada Marta, superó los 100.000 ejemplares vendidos, en varias ediciones, y también se vendieron miles de ejemplares de L'àmbit de tots els àmbits o Llibre d'absències.

En 1978 recibió un homenaje en la Setmana Popular de Osona, organizada por la comisión de cultura del PSUC, con la asistencia de poetas como Vicent Andrés Estellés, Pere Quart, Joan Brossa, Joan Vinyoli, ,Frances Gisbert, Ramon Pinyol y Xavier Bru de Sala, entre otros. En Cataluña más de ochenta pueblos y ciudades tienen nombres de plazas y calles o monumentos dedicados a su memoria.

Tradujo al catalán Antoine de Saint-Exupéry (Ciutadella, en colaboración con Jordi Sarsanedas, 1965), Georges Arnaud (El salari de la por, 1968) Simone de Beauvoir (La mesura de l'home, 1969), Claude Lévi-Strauss (Tristos tròpics, 1969, El pensament salvatge, 1971), Apollinaire, Flaubert, Zola, Racine, Huysmans y Roland Barthes, entre otros.

Su obra ha sido traducida al castellano, asturiano, portugués, alemán, inglés, italiano, holandés, hebreo, esloveno, búlgaro, ruso y japonés.