Da igual quién
haya nacido
en una noche como ésta,
porque en noches como ésta
eclosionaron desde la humilde violeta
al orgulloso narciso.
No importa su naturaleza,
ni importa tampoco
si en verdad fue eso o aquello,
si en verdad existió,
o si fue mito engendrado
de leyenda;
si nació tal día,
o si fue cualquier otro,
si nació en tal o cual paraje,
o si su progenie fue esa o aquella.
Da igual quién fuese,
o cómo fuese,
lo que importa
—lo que de verdad importa—
es que en una noche como ésta
—aunque sólo sea un breve intervalo—
se olvidan rencores
y mezquindades cotidianas,
nos reunimos en torno al hogar,
y entonces recuperamos el fuego.
Mayte Dalianegra
Pintura: “Alleluia” (1896), Thomas Cooper Gotch
haya nacido
en una noche como ésta,
porque en noches como ésta
eclosionaron desde la humilde violeta
al orgulloso narciso.
No importa su naturaleza,
ni importa tampoco
si en verdad fue eso o aquello,
si en verdad existió,
o si fue mito engendrado
de leyenda;
si nació tal día,
o si fue cualquier otro,
si nació en tal o cual paraje,
o si su progenie fue esa o aquella.
Da igual quién fuese,
o cómo fuese,
lo que importa
—lo que de verdad importa—
es que en una noche como ésta
—aunque sólo sea un breve intervalo—
se olvidan rencores
y mezquindades cotidianas,
nos reunimos en torno al hogar,
y entonces recuperamos el fuego.
Mayte Dalianegra
Pintura: “Alleluia” (1896), Thomas Cooper Gotch
Música: "Aleluya" (El Mesías), George Frideric Händel