La brisa salina
perfumaba las alas de una tarde
de velaje azul, como un zafiro,
con la pleamar rizando el oleaje.
Tanit parecía
trazada por una mano pueril,
esbozada con teselas de caracola
engastadas en un atrio milenario.
Su cuerpo triangular
soportó el tránsito de muchas vidas
que después
formaron parte de las nubes.
No puedo
estimar cuánto hace de aquello,
pues la mente es una alondra
revoloteando alocada
al imaginar la densidad de los siglos,
solo sé que ante mí
el mar era un cielo líquido,
y el misterio de Kerkouane,
teñido con la púrpura de sus múrices,
era un corazón latiendo
con el diapasón de las olas.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "Dido construye Cartago" (1815), Joseph Mallord William Turner, National Gallery, Londres
Nota: Kerkouane, situado al noreste de Túnez, es un yacimiento arqueológico púnico, Patrimonio de la Humanidad, que se ha preservado sin modificaciones de épocas posteriores, y que conserva los enigmáticos baños que poseía cada vivienda, teñidos con la tintura púrpura obtenida del múrice, un molusco cuya extracción constituía la principal industria de la ciudad.