Anoche,
al abrir los ojos para apartarme de la boca un cabello,
la mirada que luego alcé
por encima del hombro de mi amante
—inexplicable reflejo—
tuvo que detenerse cuando ya iba a salir al pasillo.
Usted,
apoyado en el quicio de la puerta,
se reía de mí.
(Y sus labios como girasoles inversos
rehuyeron la sudorosa
luz del cuarto).
(Almudena Guzmán)
Pintura de Ewelina Ladzinska