Llega todas las noches a mi alcoba.
Sin tener ojos me mira, sin tener boca me habla, y su mirada y su voz son tan hondas como el silencio de los sepultados.
Está muy lejos, y está conmigo, piensa en mi cerebro y llora en mis lágrimas.
Cuando procedo mal, Anuarí castiga mis huesos, atravesándolos del hielo de una carcajada sin dientes.
Sin tener ojos me mira, sin tener boca me habla, y su mirada y su voz son tan hondas como el silencio de los sepultados.
Está muy lejos, y está conmigo, piensa en mi cerebro y llora en mis lágrimas.
Cuando procedo mal, Anuarí castiga mis huesos, atravesándolos del hielo de una carcajada sin dientes.
Teresa Wilms Montt.
Pintura de Stephanie Rew.