que te fueses tras de otras faldas,
a pesar de que —salvo las de Marilyn—
nunca miraste
más piernas que las mías.
Podría dejar
que te embarcases en un velero
y recorrieras el mundo sin mí
o que ascendieses a las cumbres albinas
de los ochomiles,
sin atarme a tu cordada.
Podría dejar
que te fueses
—si eso te procurase alguna felicidad—,
pero allí a donde el destino
quiera arrastrarte con su cadena,
allí, amor mío,
no puedo dejar
que te vayas sin mí.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “Prometeo” (1868), Gustave Moreau
Música: "Blue", The Verve