Viejo y alado dios, nacido con el sol
Con un parto universal y con las estrellas;
Que destruyes las cosas y las renuevas,
Mientras por torcidas calles vuelas y revuelas;
Mi corazón, que languideciendo y se duele,
Y de las heridas y su espinas y ansias,
Después de mil argumentos uno no desarraiga,
No tiene, si no eres tú, quién otro, el cónsul.
Tú de ello plasmas los pensamientos, y das alegre
Obligaciones, que esparces las llagas: y eres evanescente
La niebla de donde se llenan los regios claustros.
Y tú la verdad trágica del fondo,
Donde es sumergida: y sin velo o sombra,
Desnuda y bonita a los ojos ajenos se muestra.
(Torquato Tasso)
Pintura: "Alegoría de Venus, Cupido, la Locura y el Tiempo" (1550), Agnolo Bronzino. National Gallery, London