Tú, desde la cima
de tus pupilas verdemar,
arribas a mi orilla el buque
de la esperanza.
Con un leve parpadeo
ciñes mis sueños ensogándome
a tu aliento, al vigoroso hálito
de tus suspiros marinos.
Tú, poderoso dueño de tritones
y nereidas,
qué bien te has guarecido
bajo el salobre océano de los besos;
llegas desplegando el velaje
de mi risa y devolviéndome
la alegría cantarina de las cítaras.
En el crisol de tu abrazo
se funde mi pecho.
Mayte Dalianegra
Pintura: "La sirena" (1888), Edward Armitage, Galería de Arte de la Ciudad de Leeds
de tus pupilas verdemar,
arribas a mi orilla el buque
de la esperanza.
Con un leve parpadeo
ciñes mis sueños ensogándome
a tu aliento, al vigoroso hálito
de tus suspiros marinos.
Tú, poderoso dueño de tritones
y nereidas,
qué bien te has guarecido
bajo el salobre océano de los besos;
llegas desplegando el velaje
de mi risa y devolviéndome
la alegría cantarina de las cítaras.
En el crisol de tu abrazo
se funde mi pecho.
Mayte Dalianegra
Pintura: "La sirena" (1888), Edward Armitage, Galería de Arte de la Ciudad de Leeds