La luz cobriza de la tarde
tensaba un arco de manos y distancias
en la atmósfera.
Todos los besos
sabían al vacío vibrante de mi boca,
todas las rosas
florecían entre mis muslos,
todos sus pétalos
surgían de las sinuosas curvas
de mis labios
y contenían un rubí rutilante,
una gema escarlata.
Aquella luz vespertina se fue,
los besos se imaginaron
durante el reposo nocturno.
Las estrellas mutaron sus hábitos
y se encerraron en mi aliento,
sentía sus brillos plateados,
sentía sus chisporroteos
entre mis dientes,
sentía sus afinadas voces
de clarinete, sus lenguaraces diálogos.
Entonces fui mía quizá por primera vez
—mía y solo mía—,
como si fuera de mí nada existiera.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Dibujo a la sanguina de Andrew Lattimore
Música: "Never tear us apart", INXS