Como la playa en soledad, más pura
luce su desnudez, y como el pájaro
más melodioso vuela si más solo,
así este paraíso de ternura
no pide verso para ser cantado.
Su alentar, en su mundo de penumbra
-tibio interior en soledad amante-
deja su llama, y extasiado sueña
su luz, su vuelo entre caricias quietas.
Aquí halla el alma su razón de vida,
su lentísimo éxtasis la carne,
y el incorpóreo tacto besa mudo
la rosa inmóvil de la piel tranquila.
Ignorada ternura. A los amantes
hace más puros, casi transparentes.
¿Son el sueño de un Dios? Son melodía
callada del amor. Son quieta lumbre.
luce su desnudez, y como el pájaro
más melodioso vuela si más solo,
así este paraíso de ternura
no pide verso para ser cantado.
Su alentar, en su mundo de penumbra
-tibio interior en soledad amante-
deja su llama, y extasiado sueña
su luz, su vuelo entre caricias quietas.
Aquí halla el alma su razón de vida,
su lentísimo éxtasis la carne,
y el incorpóreo tacto besa mudo
la rosa inmóvil de la piel tranquila.
Ignorada ternura. A los amantes
hace más puros, casi transparentes.
¿Son el sueño de un Dios? Son melodía
callada del amor. Son quieta lumbre.
José Luis Cano.
Ilustración: Vincent Bakkum.