Murieron, su deber quedó cumplido;
mas del paso del bárbaro monarca
guardaron las Termópilas la marca
clavando en una cruz al gran vencido.
Cadáver que bien pronto ha repartido
a jirones el viento en la comarca
y en cuyo pecho roto por la Parca
el águila del Etna hace su nido.
La sangre de Leónidas que gotea
en la urna de bronce de la historia,
a todo pueblo en lucho por su idea.
Ungirá con el crisma de la gloria,
como a Esparta en el día de Platea
al compás del peal de la victoria.
Justo Sierra Méndez.
Pintura: "El juramento de los Horacios", (1784), Jacques Louis David, Museo del Louvre, París.
mas del paso del bárbaro monarca
guardaron las Termópilas la marca
clavando en una cruz al gran vencido.
Cadáver que bien pronto ha repartido
a jirones el viento en la comarca
y en cuyo pecho roto por la Parca
el águila del Etna hace su nido.
La sangre de Leónidas que gotea
en la urna de bronce de la historia,
a todo pueblo en lucho por su idea.
Ungirá con el crisma de la gloria,
como a Esparta en el día de Platea
al compás del peal de la victoria.
Justo Sierra Méndez.
Pintura: "El juramento de los Horacios", (1784), Jacques Louis David, Museo del Louvre, París.