Gabriel Celaya (Seudónimo de Rafael Múgica Celaya; Hernani, 1911 - Madrid, 1991). Poeta español, uno de los más representativos de la poesía social de los cincuenta. Cursó el bachillerato en San Sebastián y la carrera de ingeniero industrial en Madrid. En esta última ciudad vivió en la Residencia de Estudiantes, experiencia que dejó en él un recuerdo imborrable. Sus primeras tentativas como poeta no fueron aceptadas en modo alguno por su familia, razón por la cual eligió escribir con seudónimo. Con este nombre, pues, apareció su primer libro de poemas: Marea del silencio (1935).
Su relación con su mujer, Amparo Gastón, fue decisiva a lo largo de su vida. En más de una ocasión, Celaya dijo de viva voz que todo cuanto era como poeta y persona a ella se lo debía. Otro encuentro que influyó en la pareja de escritores fue el conocimiento que trabaron con Jorge Semprún (a la sazón, Federico Sánchez), a través del cual ingresaron en las filas del Partido Comunista. Esa militancia llegó hasta el final de sus días y los marcó para siempre.
El año 1946 fue decisivo en el impulso vital y poético de Celaya. A partir de ese momento desplegó una actividad incesante: es el año en que aparece su ensayo erótico-simbólico Tentativas, y constituyó asimismo el momento a partir del cual dio conferencias, colaboró en la prensa, fundó con su mujer la colección de poesía Norte y tradujo obras de R. M. Rilke, A. Rimbaud, P. Eluard y otros.
Su producción, adscrita a la corriente de poesía social, es la expresión de experiencias colectivas, cargada siempre de un propósito de denuncia para el cual recurre a un deliberado prosaísmo. Autor muy prolífico, de casi un centenar de obras, encuentra su voz propia -un decir sencillo y cordial, humano y prosaico- con los libros Movimientos elementales (1947) y, sobre todo, con Tranquilamente hablando (1947) y Las cosas como son (1949).
En los libros siguientes, reclama y practica una poesía de protesta, instrumento de su compromiso político; es, junto con Blas de Otero y Celso Emilio Ferreiro, uno de los poetas más representativos de la poesía social de los cincuenta: Las cartas boca arriba, de 1951, Lo demás es silencio (1952), Paz y concierto (1953) Cantos iberos, de 1954, De claro en claro (1956), Las resistencias del diamante (1957) y Episodios nacionales, de 1962.
Luego su escritura, aún sin renunciar a los pasados planteamientos, evoluciona y experimenta en cauces nuevos, como el intimista en Cantata en Aleixandre (1959) y La linterna sorda (1964) y el neovanguardismo de Campos semánticos (1971). Entre sus restantes colecciones cabe mencionar Canto en lo mío (1968), El derecho y el revés (1973), Buenos días, buenas noches (1976) y Penúltimos poemas (1982).
También escribió los ensayos Exploración de la poesía (1964) e Inquisición a la poesía (1972) y las novelas Lo uno y lo otro (1962), y Los buenos negocios (1966). A su labor en otros géneros corresponde la pieza teatral El relevo (1963). Entre sus obras más recientes es preciso mencionar las antologías Poesías completas, 1977-1980 (1981) y Gaviota, antología esencial (1990), así como los libros Cantos y mitos (1983), El mundo abierto (1986) y Orígenes (1990).
A pesar de que en 1986 fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, los últimos años de su vida transcurrieron entre penurias económicas que le llevaron a vender su biblioteca a la Diputación Provincial de Guipúzcoa, y a que el Ministerio de Cultura se hiciera cargo del coste de su estancia en el hospital en 1990.
Su relación con su mujer, Amparo Gastón, fue decisiva a lo largo de su vida. En más de una ocasión, Celaya dijo de viva voz que todo cuanto era como poeta y persona a ella se lo debía. Otro encuentro que influyó en la pareja de escritores fue el conocimiento que trabaron con Jorge Semprún (a la sazón, Federico Sánchez), a través del cual ingresaron en las filas del Partido Comunista. Esa militancia llegó hasta el final de sus días y los marcó para siempre.
El año 1946 fue decisivo en el impulso vital y poético de Celaya. A partir de ese momento desplegó una actividad incesante: es el año en que aparece su ensayo erótico-simbólico Tentativas, y constituyó asimismo el momento a partir del cual dio conferencias, colaboró en la prensa, fundó con su mujer la colección de poesía Norte y tradujo obras de R. M. Rilke, A. Rimbaud, P. Eluard y otros.
Su producción, adscrita a la corriente de poesía social, es la expresión de experiencias colectivas, cargada siempre de un propósito de denuncia para el cual recurre a un deliberado prosaísmo. Autor muy prolífico, de casi un centenar de obras, encuentra su voz propia -un decir sencillo y cordial, humano y prosaico- con los libros Movimientos elementales (1947) y, sobre todo, con Tranquilamente hablando (1947) y Las cosas como son (1949).
En los libros siguientes, reclama y practica una poesía de protesta, instrumento de su compromiso político; es, junto con Blas de Otero y Celso Emilio Ferreiro, uno de los poetas más representativos de la poesía social de los cincuenta: Las cartas boca arriba, de 1951, Lo demás es silencio (1952), Paz y concierto (1953) Cantos iberos, de 1954, De claro en claro (1956), Las resistencias del diamante (1957) y Episodios nacionales, de 1962.
Luego su escritura, aún sin renunciar a los pasados planteamientos, evoluciona y experimenta en cauces nuevos, como el intimista en Cantata en Aleixandre (1959) y La linterna sorda (1964) y el neovanguardismo de Campos semánticos (1971). Entre sus restantes colecciones cabe mencionar Canto en lo mío (1968), El derecho y el revés (1973), Buenos días, buenas noches (1976) y Penúltimos poemas (1982).
También escribió los ensayos Exploración de la poesía (1964) e Inquisición a la poesía (1972) y las novelas Lo uno y lo otro (1962), y Los buenos negocios (1966). A su labor en otros géneros corresponde la pieza teatral El relevo (1963). Entre sus obras más recientes es preciso mencionar las antologías Poesías completas, 1977-1980 (1981) y Gaviota, antología esencial (1990), así como los libros Cantos y mitos (1983), El mundo abierto (1986) y Orígenes (1990).
A pesar de que en 1986 fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, los últimos años de su vida transcurrieron entre penurias económicas que le llevaron a vender su biblioteca a la Diputación Provincial de Guipúzcoa, y a que el Ministerio de Cultura se hiciera cargo del coste de su estancia en el hospital en 1990.