Ahora que no estoy,
ahora que no me tienes,
me llevas contigo,
en tu pensamiento.
Siénteme,
estoy junto a ti,
a tu lado,
casi puedes tocarme…
Estoy en ese cielo azul,
en las etéreas nubes
sobre las que navega,
alada,
como un barco sin proa,
tu mirada,
ésa que se abre
en dos profundas simas,
la de oscura,
la de negra madrugada…
Ahora que no estás,
ahora que no te tengo,
te echo de menos,
como se echa a faltar
la espuma blanca del mar
cuando el oleaje
se hace intenso
y gravita
sobre una luna
de plata y azahar.
Ahora que la distancia,
la brutal distancia,
nos separa y nos ahoga
el corazón en llanto,
no sufras, mi amor,
no inunden los mares tus ojos norteños,
pues los míos los tengo clavados
en tu amado recuerdo,
fieles, atados, bien amarrados
al mástil que un día hendiste
en este mi pecho,
desde aquel instante,
breve y certero,
breve y certero,
en que te erigiste como mi único dueño.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: "Motivo marroquí", Inna Tsukahina