El verano se va,
coletea su estela
hundiéndose en el salitre
como un pez abisal;
se lo lleva septiembre,
zambulléndose en la plata del mar
como un tritón brioso.
Se va este tiempo fecundo
con su cáliz de oro y nácar,
con su calor de infierno dulzón,
con su cadencia oleosa.
La aurora llega,
con su anzuelo
de adelfas escarlata,
pergeñando la emboscada del otoño.
El verano se va,
su claridad se apaga
entre la hojarasca de un túnel sombrío.
Se va este tiempo azul.
Mis barcos navegan
—atentos al horizonte—
con la esperanza
de volver a avistar
la luz de su faro.
coletea su estela
hundiéndose en el salitre
como un pez abisal;
se lo lleva septiembre,
zambulléndose en la plata del mar
como un tritón brioso.
Se va este tiempo fecundo
con su cáliz de oro y nácar,
con su calor de infierno dulzón,
con su cadencia oleosa.
La aurora llega,
con su anzuelo
de adelfas escarlata,
pergeñando la emboscada del otoño.
El verano se va,
su claridad se apaga
entre la hojarasca de un túnel sombrío.
Se va este tiempo azul.
Mis barcos navegan
—atentos al horizonte—
con la esperanza
de volver a avistar
la luz de su faro.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "Expectations" (1885) Lawrence Alma-Tadema
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