Las bocas mudas
—habitadas por besos sordos y silentes—,
temerosas del rumor de la saliva,
del eco de un suspiro,
de la intrépida palabra evadida del pensamiento,
por más que este interponga el barrote carcelario.
Así nos amamos tú y yo,
sin que nadie se percate.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: "Los amantes" (1928), René Magritte. Colección privada. Bruselas. Bélgica.