Pasífae, reina luna,
trémula, suspiras sola,
y el corazón te palpita
en medio del bajo vientre.
Un oleaje de sierpes
sube y baja, baja y sube,
una marea encendida
que de salitre humedece.
Y un toro de nácar puro,
como un ampo de la nieve,
te va arrancando el misterio
de la luz en que te envuelves.
No duermes, comes, ni piensas,
agitada entre mareas
que te recorren las vísceras
y te calientan las venas.
Pasífae, sueñas feliz
tendida en tu lecho blanco,
la bestia lame tu muslos
con el rumor de una fuente.
No eres diosa, no eres reina,
solo eres mujer y tierra
roturada y en barbecho,
esperando la semilla
que en tu surco vida engendre.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: "La puerta abierta", Alberto Donaire (1962)