Eres pámpano jugoso y fresco,
rozagante de racimos.
Mis llagas cicatrizas
con tu savia,
y el penetrante azul del cielo
me redime con la perspectiva
de un nuevo horizonte.
Atrás quedan los amores
vencidos por las sábanas, los destierros,
las islas deshabitadas y el sabor salado
de las lágrimas.
Atrás quedan recuerdos
para servir de alimento a la hoguera;
aquí y ahora: tú,
con tu aliento de uva madura
endulzándome la garganta,
y yo, con la cintura ceñida de esperanzas.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “Baco y Ariadna” (1523), Tiziano Vecellio, National Gallery, Londres