jueves, 9 de mayo de 2013

Mia poetas favoritos: DANIEL FREIDEMBERG

Daniel Freidemberg nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1945. Es poeta, crítico literario y periodista. Es autor de los libros de poesía "Blues del que vuelve solo a casa", "Diario en la crisis", "Lo espeso real",  "La sonatita que haga fondo al caos", "Cantos en la mañana vil", "Noviembre" y "En la resaca".

Cronología:

1945
Nace el 27 de septiembre (aunque está anotado el 28) en Resistencia, en el entonces Territorio Nacional del Chaco.

1961
Junto con sus padres y hermana, se instala en Mar del Plata.

1963
Se recibe de Maestro Normal.
Se afilia a la Federación Juvenil Comunista. A principios de los años 70 pasa al Partido Comunista, del que se apartará a mediados de los 80.
Trabaja como operario en una fábrica de letreros publicitarios.

1964-1965
Se desempeña como maestro de grado en una escuela primaria en La Sabana, en el sur del Chaco.
En diciembre de 1965, se instala con su familia en Buenos Aires.

1966
Trabaja como cadete en una fábrica de envases de polietileno.
Ingresa a la carrera de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad de Buenos Aires. Abandonará los estudios en 1970.

1968
Empieza a desempeñarse como maestro de grado suplente en diversas escuelas de la zona Oeste de la ciudad de Buenos Aires, hasta junio de 1973.
Realiza estudios de Actuación Dramática en el Teatro IFT, con Leonardo Goloboff. Luego estudiará, en esa institución y en forma particular, con Idelma Nudel, Conrado Ramonet y Raúl Serrano, hasta 1971.

1969
Ingresa al Taller Literario Aníbal Ponce, que funciona en el Teatro IFT, dirigido por José Murillo.

1970
Junto con un grupo de integrantes del Taller Aníbal Ponce (Jorge Aulicino, Marcelo Cohen, Jorge Asís, Rubén Reches, Leonardo Moledo, Lucina Alvarez, entre otros) funda el Taller Literario Mario Jorge De Lellis, en la Sociedad Argentina de Escritores, que pasará luego a funcionar en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, la Galería Meridiana y la Casa Latinoamericana. Integra la conducción colectiva del taller hasta que lo abandona en 1975.

1971
Participa como extra en la representación de "El discípulo del Diablo", de George Bernard Shaw, con dirección de Carlos Gorostiza, en el Teatro Municipal General San Martín.

1972
Publica "Los que siguen" junto con Lucina Alvarez, Guillermo Boido, Guillermo Martínez Yantorno, Armando Najmanovich, Rubén Reches, Jorge Ricardo Aulicino y Manuel Ruano (Ediciones Noé).
Integra el grupo fundador de la revista literaria "El Juguete Rabioso", dirigida por Jorge Aulicino y de la cual es editor responsable, que alcanza a publicar tres números.

1973
En Buenos Aires, aparece el libro de poemas "Blues del que vuelve solo a casa", publicado por Ediciones El Escarabajo de Oro.
Ingresa al Consejo de Redacción de la revista literaria "El Escarabajo de Oro", dirigida por Abelardo Castillo. Hasta 1975.

1974
Empieza a trabajar como redactor en la agencia DAN (Distribuidora Argentina de Noticias), que a fines del mismo año dejará para entrar al semanario "Nuestra Palabra", donde permanecerá hasta el golpe de Estado de 1976.

1975
Hasta julio de 1978, trabajará como corrector de estilo para distintas editoriales.

1976
Es empleado bancario en una caja de crédito, en Villa Lynch, provincia de Buenos Aires.

1978
Se publica "Mi pequeño mundo", enciclopedia para niños, en cinco tomos  (Ediciones Bach).
Ingresa al consejo de redacción de la revista "El Ornitorrinco", dirigida por Abelardo Castillo y Liliana Heker, cuya sección de poesía dirige, y de la que se desvinculará hacia 1980.
Empieza a colaborar regularmente, con reseñas bibliográficas y notas sobre temas literarios, en el diario "La Opinión", hasta 1981.
Ingresa como redactor a la Agencia de Noticias TASS, donde permanecerá hasta 1992.

1980
Con el texto introductorio para "Cantos de vida y esperanza", de Rubén Darío, comienza una serie de trabajos para el Centro Editor de América Latina (ensayos introductorios, compilaciones, antologías), que se prolongará hasta 1988.

1981
La editorial El Escarabajo de Oro publica "Lugar común", volumen que incluye poemas de Daniel Freidemberg, Guillermo Boido, Irene Gruss, Tamara Kamenszain, Santiago Kovadloff, Pancho Muñoz, Marcelo Pichon Rivière y Jorge Ricardo Aulicino.
Empieza a publicar habitualmente colaboraciones en el suplemento Cultura y Nación de Clarín, en cuya revista "Ñ" sigue publicando comentarios y notas actualmente. Desde entonces también será colaborador habitual, en diversos períodos, en "La Voz", "La Razón", "Crisis" (tercera época), "El País" (Montevideo), "Trespuntos" y los suplementos "Primer Plano" y "Radar" de Página 12.

1986
Se publica el libro de poemas "Diario en la crisis" (Editorial Libros de Tierra Firme).
"Ningún libro puede ahorrarse el dilema de qué hacer con las palabras; no todos son capaces de plantearse qué hacer con una herencia, vale decir, con palabras, tópicos y trópicos trabajados por una cultura. Este reciente libro de Daniel Freidemberg pertenece creo a esta especial categoría. […] se trata, creo, de nuestra herencia poética más próxima y a la vez lo bastante lejana como para poder ser distinguida con cierta claridad, como es la poesía de los años 60. De ella, Freidemberg asume algunos temas y sistemas dilectos: el humor, la narración, el símil con el lenguaje periodístico, alguna tonalidad del tango. Pero lo que en la poesía más reciente de los integrantes del 60 se ha ido transformando en retórica y, por lo tanto, en autocomplacencia, en Freidemberg no; él ha encontrado algo que parece protegerlo de tan funesta enfermedad. ¿En qué consiste ese algo? En primer lugar, yo diría que en la falta de ostentación. La no solemnidad y el eclecticismo de las citas culturales –otros dos rasgos sesentistas– son aquí sencillamente un punto de partida, no de llegada; la melancolía, algo que se impone solo, no una exhibición de méritos […] Barroco –dice Borges– es el estado de todo arte, cuando se ha vuelto demasiado consciente de sus recursos. En ese sentido, es este un libro barroco; curiosamente, no lo es en ningún otro. Su ingenuidad es nula, pero su artificio no se vuelve sobre sí mismo para exhibirse desmesurado, sino más bien para negarse, cortarse los caminos hacia la facilidad y el cacareo. Es el libro de un tiempo de desilusiones, el libro del que aún está y se toca la cara con la mano para comprobarlo. Es un libro bellísimo y necesario, que pone un hombre exacto a una emoción que otros hemos vivido." (Daniel Samoilovich, "Punto de Vista", Nº 27, Buenos Aires, agosto de 1986)
Integra el grupo fundador de la revista "Diario de Poesía", cuyo Consejo de Dirección pasará a integrar poco después.

1990
Hasta 1995, trabajará como periodista free lance para diversos medios.

1993
Participa con el ensayo "La palabra a prueba" en el volumen "La cultura argentina: de la dictadura a la democracia", publicado por Cuadernos Hispanoamericanos en Madrid.

1994
Aparecen los dos tomos de "Cómo se escribe un poema", una compilación de textos en los que poetas de diversos países y épocas reflexionan acerca de su obra y de la poesía, que realiza con Edgardo Russo.

1995
Ingresa como redactor al quincenario "Acción". A partir de 2003, estará a cargo del área de cultura y espectáculos.

1996
La editorial Libros de Tierra Firme publica el libro de poemas "Lo espeso real".
"Hay dos sorpresas para el lector en la poesía de Freidemberg, si la leemos, y la leemos atentamente. Los poemas, en la segunda parte, son producto de una visión. No visiones exaltadas ni visiones de visionarios, ni visiones trascendentales, ni visiones mesméricas, ni ectoplasmáticas, ni visiones del delirio pictórico. Son visiones elegíacas, fuera del contexto actual de la poesía argentina. Son visiones de un ojo y de una mirada: el ojo lee benjaminianamente poemas viejos, viejos poemas "de ángeles de dos ángeles", bicéfalos, desangelados en el aura diluida de un borrón fotográfico, como reflejo inaudito, sin palabras ni vocinglerías, de las cosas que son las cosas. Pero la negación del ángel, destierro del héroe volador, muerte del albatros baudeleriano, fuera de la poesía, vuelve al orden de las cosas, al poema como libro abierto y recipiendario de toda una tradición que no aparece como transacción de metáforas, de imágenes o enunciados, sino como el asiento de un alojamiento de ráfagas de poesía, de recuerdos de poemas, intersección avara de recursos incipientes que asoman y luego desaparecen, que vuelven a aparecer para desaparecer en un ritmo de música de lied. La visión del espesor poético, en el almacén de las cosas desusadas, gastadas por el olvido, cubiertas de polvo, donde yacen abandonadas las preciosidades ínfimas de la poesía, gesto funambulesco pero también extremo, recuerdo de recuerdos, ¿de la infancia?, que sobrevuela las imágenes y los contornos de los poemas: atisbamos los "rumores" de la poesía. […]  Si la poesía se pregunta por lo real y lo real no responde, si la imagen se pregunta por la idea que está detrás, y si la metáfora desnudándose despliega la cosa hurtada por las palabras, es porque lo que está detrás, el atrás de lo más atrás, es el fondo oscuro de los motores del mundo, es aquello que de la cosa humana no queremos mencionar: el instinto, la célula animal de esta poesía. Tolerar el odio, no admitirlo, observar cómo se "dispersa la verdad", pero no aprobarlo, es tarea de poetas de la inteligencia. Pero Freidemberg sabe que la inteligencia es un valor precario y se sostiene, enfrentando todos los peligros, en el sentimiento, y, por decirlo claramente, en el amor. Cosa curiosa, en la poesía argentina, el amor ha desaparecido reemplazado por la industria del verso, de la versificación, o por los ciegos torrentes del desafío, o por los atemperados sentimientos del terruño, del lar, de la huella y de los senderos pueblerinos o por los entretelones de la subjetividad. Pero no nos equivoquemos, entre Neruda y Girondo, Freidemberg opaca todo neo-romanticismo y toda retro-vanguardia, para quedarse a solas con la mujer como objeto de vida, como un transeúnte que pasa y al pasar deja estelas, sombras de itinerarios, mujer entrevista entre las cosas del mundo, no un objeto sino una objeto entre otros objetos. La causa material es la única causa que origina la cosa ¿Cómo escribir el lado fácil de las palabras? No es fácil. Entintadas desde siempre -no sabría decir desde cuándo-, las palabras son siempre pertinentes y falaces. Decir la palabra poética en estos tiempos y en estas altitudes, es siempre un riesgo. Decir la palabra limpia de atributos, como verdadera cosa, como verdad de las cosas, es imposible. Pero cuando Freidemberg se solaza en decirnos la causa eficiente de su poesía, su materia de fondo, como materia de la causa de sus dolores y agonías, la cosa pétrea se convierte en causa natural. Las transformaciones -sutiles- de esta poesía no son subsidiarias de un gesto racional ni de una causa pasional, son una flexión sobre las cosas, una verdadera física de la resistencia de los materiales. Los títulos de cada uno de los poemas pueden ser leídos como una continuidad vertical pero también como una extensión horizontal, generando nuevos versos, nuevos poemas, en lo alto de la página. Poesía de altura, decíamos, sin juegos malabares más que los que dicta el corazón, métrica cruda de los sentimientos.", escribió Nicolás Rosa, "Diario de Poesía" Nº 42, Buenos Aires,  invierno de 1997.

1997
En el cd "Para que vos y yo", del Cuarteto Cedrón, aparece "Canción del ave en sombra", un tema con letra suya y música de Juan Cedrón.

1998
Se publica la antología personal "La sonatita que haga fondo al caos" (Red Internacional del Libro de Santiago de Chile).
 "En ‘La sonatita que haga fondo al caos’, Daniel Freidemberg nos propone una lectura germinal, por lo condensado de la selección. Esta antología personal crea, con treinta y un piezas, un lenguaje despojado de imágenes con algo de resignación terrible. Lo leemos –con agrado y violencia– en la rapidez y el exabrupto, como dijo Leopoldo Lugones, de ‘una ráfaga de agua de colonia’.
En muchos de los poemas de ‘La sonatita…’ tenemos la impresión de que Freidemberg adopta una actitud cínica ante la diferencia existente entre experiencia y lenguaje, es decir, ante ese juego inevitable de ir y venir que ocurre entre los actos y lo que se dice de ellos o entre lo que vivimos y aquello que durante y después creemos revivir en las hablas y los pasillos en donde se multiplica nuestro discurso y, también, nuestra conducta. Una diferencia que nos deja ver las relaciones cambiantes y misteriosas entre memoria y vida. Los poemas de Freidemberg presentan una limpidez, pero una limpidez –valga la contradicción– manchada, sucia, problemática. En los poemas de ‘La sonatita…’ lo sustancial sirve para mostrar un efecto de desdoblamiento y dispersión tanto en el plano de las palabras como en el del sentido. El menos crece y entre más claro es lo que se cuenta más oscuro se vuelve lo contado. […] En la doble conciencia de que el lenguaje no atrapa –del modo que nosotros queremos– a la cosa en sí y de que la expresión mínima a veces se vuelve un medio de alta densidad y de interrogación, Freidemberg ha creado una poesía que es fácil pasar inadvertida pero que cuando logramos descubrirla se nos vuelve el ventarrón del portazo que nos sacude. Una transparencia excesiva nos permite seguir de largo sin ver estos poemas o cerrar simplemente los ojos ante ellos. Una falta de pretensiones retóricas no hiere nuestra cortedad de vista. No hay astillas luminosas ni volutas de humo transformándose en prodigiosas nubes verbales. Además, esta falta de voluntad oratoria revela una falta de protagonismo psíquico, de yo ahogado en la satisfacción de sí mismo como estamos acostumbrados a encontrar por todos lados en la poesía latinoamericana. Freidemberg escribe poesía desde la discreta trama que lo rodea cada día. No se endominga ni nos propone que nos endominguemos para leerlo. El quiere un día como todos los demás. Basta con las mismas gafas, los mismos zapatos y la misma actitud que tenemos al cruzar la calle. Su lenguaje nace de esta profundidad insospechada y modesta". (Víctor Manuel Mendiola, en La Jornada, México, DF, 31 de enero de 1999).

1999
Su trabajo "Herencias y cortes. Poéticas de Lamborghini y Gelman", es incluido en "La irrupción de la Crítica", volumen 10 de la "Historia Crítica de la Literatura Argentina" dirigida por Noé Jitrik.
Aparece, con estudio preliminar y revisión general a su cargo, "Obras de Edgar Bayley", publicado por Grijalbo Mondadori.

2001
La editorial Paradiso publica el libro de poemas "Cantos en la mañana vil".
"‘Cantos en la mañana vil’: es un poema hecho con un libro de poemas. Ha de haber criterios para asignarle género, pero no es algo suficientemente acordado. En mi lectura, se trataría de un libro compuesto por tres poemas extensos, pero como cada uno de los tres está dividido en números, piezas unitarias con una extensión no mayor que el espacio de una página, no faltará un lector que prefiera llamar "poemas" a esos fragmentos, ni alguna antología que integre a alguno de esos fragmentos numerados como muestra de ‘poemas’ del autor. (…)  Hacer literatura: ‘hago literatura’ enuncia un heptasílabo autorrefencial del poeta y crítico literario Freidemberg. Parecería una obviedad de La Boheme (‘io sono un poeta...!’) si no estuviese sostenida por esta crónica de un despertar a la mañana vil: ya no está el poeta para crear, cambiar, o interpretar las cosas, sino para inventarse géneros, maneras de tolerar el mundo con todo su vacío, esa pared." (Rodolfo Fogwill, "Diario de Poesía" Nº 61, Buenos Aires, septiembre de 2002).

2002
En Barcelona, aparece la "Antología" de Juan L. Ortiz, con compilación y ensayo introductorio a su cargo.
Integra el Consejo Asesor de la Casa de la Poesía de la ciudad de Buenos Aires.

2005
Deja de integrar el Consejo de Dirección y  grupo editor de "Diario de Poesía".
Asume la dirección de la colección de poesía Musarisca, de Ediciones Colihue.

2006
En Buenos Aires, aparece "Noviembre" (Zorra Poesía) que más tarde formará parte de "En la resaca".

2007
Asume la coordinación del Departamento de Literatura y Sociedad del Centro Cultural de la Cooperación.
La editorial Paradiso publica "En la resaca".
"El título es una clave fundamental para entender el libro. La figura de la resaca, presente ya en uno de los mejores poemas de Lo espeso real (‘Al caer el alba, entre la luz ceniza…’) apunta no sólo a la fragmentaria organicidad arquitectónica del libro, sino también a una serie de lecturas, percepciones, conversaciones, obsesiones, citas de otros autores y de poemas del mismo Freidemberg, que cual resaca de la propia experiencia y de la propia obra, reaparecen bajo otra forma: como epifanías de la realidad. En la insigne tradición que en el siglo pasado inauguraron T. S. Eliot, Paul Valéry y José Gorostiza, En la resaca es un libro sobre la conciencia y la percepción, y los límites de ambas; pero sobre todas las cosas trata del sedimento irreductible que escapa de la cárcel que éstas representan, y acaba indefectiblemente por volver a aparecer." (Texto preparado por Ezequiel Zaidenwerg para la presentación de "En la resaca2, el 4 de abril de 2007).