Con su gran ojo, el sol
no ve lo que yo veo.
La luna, toda plata, orgullosa, pudiera
ocultarse igualmente en una nube.
Y al llegar primavera -¡oh, primavera!-
es la de un rey, mi vida.
Echado entre los brotes de la hierba,
acecho a las muchachas bonitas en su paso.
Miro por los lugares donde no osara nadie
y se fijan mis ojos donde nadie los fija,
y si la noche viene,
me cantan los corderos una canción de cuna.
no ve lo que yo veo.
La luna, toda plata, orgullosa, pudiera
ocultarse igualmente en una nube.
Y al llegar primavera -¡oh, primavera!-
es la de un rey, mi vida.
Echado entre los brotes de la hierba,
acecho a las muchachas bonitas en su paso.
Miro por los lugares donde no osara nadie
y se fijan mis ojos donde nadie los fija,
y si la noche viene,
me cantan los corderos una canción de cuna.
John Keats.
(Versión de Màrie Montand).
(Versión de Màrie Montand).
Pintura de Heide Presse.