Desde esta prisión veo tus ojos
dibujo tu esfera de rostro
tu sonrisa transparente
tu ceño sin fruncir no está
y tampoco hace falta.
Desde aquí
escucho a los gorriones discutir
por tus espacios.
Los que no transitas y reclamas
aún sin presenciarlos
sin detenerte a abrazarme
me tocas
me acaricias la melena enmarañada
juegas con algún rizo.
Desde aquí no pesan las cadenas
no me faltan las porciones de alimento
o de aire
o de llantos.
No me inclino ante tus dioses
se recrudece nuestra historia
sueño que algún creador no me abandona
aún con mi fanfarria
con mi perfidia
con mi temeridad.
Esta cárcel sabe a caramelo mohoso
mis lenguas lamen conforme pasa el tiempo
los barrotes todos.
Mis lenguas se hacen viperinas
en el ejercicio de tu negación tres veces.
Se cruzan y se dividen cual medusa traidora
soy tu judas iscariote
sangro clavos
bebo espinas
sigo aquí
encerrada en esta herrumbre que se deforma
pero no se derrumba
y se pudre.
dibujo tu esfera de rostro
tu sonrisa transparente
tu ceño sin fruncir no está
y tampoco hace falta.
Desde aquí
escucho a los gorriones discutir
por tus espacios.
Los que no transitas y reclamas
aún sin presenciarlos
sin detenerte a abrazarme
me tocas
me acaricias la melena enmarañada
juegas con algún rizo.
Desde aquí no pesan las cadenas
no me faltan las porciones de alimento
o de aire
o de llantos.
No me inclino ante tus dioses
se recrudece nuestra historia
sueño que algún creador no me abandona
aún con mi fanfarria
con mi perfidia
con mi temeridad.
Esta cárcel sabe a caramelo mohoso
mis lenguas lamen conforme pasa el tiempo
los barrotes todos.
Mis lenguas se hacen viperinas
en el ejercicio de tu negación tres veces.
Se cruzan y se dividen cual medusa traidora
soy tu judas iscariote
sangro clavos
bebo espinas
sigo aquí
encerrada en esta herrumbre que se deforma
pero no se derrumba
y se pudre.
Yolanda Arroyo Pizarro.
Pintura de Claire Bridge.