Por más azul que traigas, a veces
me violenta tu más sutil acoso. Pero mientras
me bebo a cielos la alegría; saboreo la entraña en su risa;
en el fondo del saco más molesto
rebusco a ver si hallo. Guardo chispas, cocuyos
para comerme a voces la sombra cuando pueda,
porque es que no se puede;
definitivamente: no se puede.
me violenta tu más sutil acoso. Pero mientras
me bebo a cielos la alegría; saboreo la entraña en su risa;
en el fondo del saco más molesto
rebusco a ver si hallo. Guardo chispas, cocuyos
para comerme a voces la sombra cuando pueda,
porque es que no se puede;
definitivamente: no se puede.
Anjelamaría Dávila, (La querencia).
Pintura de Dylan Lisle.