Vuelvo a esta playa del mundo,
a habitarla como un grano más,
a comprobar, cada tarde,
cómo se defenestra el sol
desde las elevadas cumbres del horizonte,
con la puntualidad de un engranaje suizo.
A asistir, también puntualmente,
a su eclosión matutina,
y a esperar lo inesperado
en este mundo que piso,
en esta la última frontera.
(Mayte Dalianegra)
Pintura de Boris Dragojevic