Por ti tengo celos hasta de que te alcance mi mirada,
y temo que hasta el tacto de mi mano te disuelva.
Por guardarme de esto, evito encontrarme y
me propongo unirme contigo mientras duermo.
Así, mi espíritu, si sueño, está contigo,
separado de los miembros corporales,
escondido y oculto, pues para unirse contigo,
la unión de las almas es mejor mil veces
que la unión de los cuerpos.
Quisiera rajar mi corazón con un cuchillo,
meterme dentro de él y
luego volver a cerrar mi pecho,
para que estuvieras en él y
no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.
Me concediste un amor que antes me negabas,
y me lo diste a manos llenas.
Pero en ese instante ya no tenía necesidad de él,
cuando, de dármelo antes,
hubiera llegado a las entretelas del corazón.
De nada sirve la medicina
cuando se está a la muerte,
y, en cambio, es útil
quien da un remedio antes de la agonía.
Si mira, el que está vivo muere por su mirada.
si habla, dirías que se ablandan las piedras.
Es el amor como un huésped
que hizo alto en mi espíritu:
mi carne es su alimento;
mi sangre, su bebida.
Ibn Hazm.
Pintura: Belleza circasiana velada" (1876), Jean Léone Gérôme.
y temo que hasta el tacto de mi mano te disuelva.
Por guardarme de esto, evito encontrarme y
me propongo unirme contigo mientras duermo.
Así, mi espíritu, si sueño, está contigo,
separado de los miembros corporales,
escondido y oculto, pues para unirse contigo,
la unión de las almas es mejor mil veces
que la unión de los cuerpos.
Quisiera rajar mi corazón con un cuchillo,
meterme dentro de él y
luego volver a cerrar mi pecho,
para que estuvieras en él y
no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.
Me concediste un amor que antes me negabas,
y me lo diste a manos llenas.
Pero en ese instante ya no tenía necesidad de él,
cuando, de dármelo antes,
hubiera llegado a las entretelas del corazón.
De nada sirve la medicina
cuando se está a la muerte,
y, en cambio, es útil
quien da un remedio antes de la agonía.
Si mira, el que está vivo muere por su mirada.
si habla, dirías que se ablandan las piedras.
Es el amor como un huésped
que hizo alto en mi espíritu:
mi carne es su alimento;
mi sangre, su bebida.
Ibn Hazm.
Pintura: Belleza circasiana velada" (1876), Jean Léone Gérôme.