Échame
la culpa de escucharte
cuando por los caminos
que trazan tus labios
cabalga un jinete altivo.
Échame
sobre la espalda
—obviando temor alguno a reventarme—
la carga pesada y acre de tu bilis.
Échame
lebreles y galgos —veloces dardos—
atravesando la distancia
álgida y umbría.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “El maestro negro de perros de caza”, Jean León Gérôme