La media luna,
la luna creciente,
brilla como gajo de fruta escarchado
en el azúcar de la noche de Estambul
—hecho ya delicia turca—,
mientras llama a la oración el almuecín.
La salmodia se expande
entre la bruma,
entre aromas
de jazmín y de azahar.
Brillan también las esmeraldas
del turbante del sultán bajo las cúpulas
del formidable Serrallo
—donde suspiran cautivos
abrazados al silencio,
y el duelo se enseñorea—.
Entre odaliscas y eunucos
se abre paso
Roxelana,
favorita del harén,
la sultana pelirroja,
la de aliento
de clavel y pupilas de heliotropo.
De sus horadados lóbulos penden
dos zarcillos de oro.
Dos rosas lleva en los pechos,
arrulladas por un sedoso caftán.
Dos pezones
como dagas victoriosas,
como regios cetros,
como halcones que
emboscados acechan.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "La gran odalisca" (1814), Dominique Ingres
Este poema está dedicado a la figura histórica de Alexandra Anastasia Lisowska, llamada Hürrem en la corte de Estambul, y en occidente Roxelana, Roxelane, Roxolana, Rosselana, Rossa o Ruziak, esposa principal o sultana valide del sultán otomano Suleimán el Magnífico (s. XVI).
Acompaña al poema el vídeo “Ask-i-Hürrem” (El amor de Hürrem), del que el vídeo presenta "La primera danza del harén", del compositor y músico turco, especializado en música de fusión o “new age”, Can Atilla, dedicado a esta mujer cuya memoria trascendió las barreras del tiempo.
Pintura: “Roxelana, la Sultana Rossa”. Artista veneciano anónimo del s. XVIII